La Biblia dice en Proverbios 1:26
“¡Ya me tocará reír cuando les llegue la desgracia! ¡Ya me burlaré cuando estén muertos de miedo!”.
El capítulo uno del libro de Proverbios es una introducción sobre los temas que se abordarán, la intención del autor al escribirlos y sobre todo los grandes beneficios que trae consigo acercarse a la sabiduría de Dios para sortear los grandes dilemas que hay en la vida de todos los seres humanos.
Como lo hará en todo el libro, el autor personifica a la sabiduría, la presenta como un ser humano que llama a todos, que les grita para que la escuche, que la atiendan, que la busquen muy temprano y que, incluso, la consideren su parienta o su familiar, apelando así a la necesidad de tenerla muy, pero muy, de cerca.
El sabio rey de Israel que escribió estos versos sabe perfectamente que muchos escucharán a la sabiduría y tendrán paz, largura de días, así como múltiples beneficios, pero sabe también que muchos no lo oirán y eso hará que su vida resulte un fiasco y enfrenten fracaso tras fracaso.
Precisamente el verso que hoy meditamos nos dice lo que hará la sabiduría con todos aquellos que se creen más sabios que el Señor, aquellos que piensan que tienen las respuestas para todos los sucesos que atraviesan los seres humanos que pisan la tierra. Los arrogantes que creen saber más que el Creador.
Hay dos cosas que hará: 1. Se reirá cuando llegue la desgracia y 2. Se burlará cuando estén muertos de miedo. Eso quiere decir claramente que a la vida de los seres humanos llegarán situaciones extremas de calamidad, desgracia, infortunio y siniestros, pero también vendrán situaciones que los aterroricen.
La sabiduría se reirá cuando llegue la desgracia dice Salomón usando esta frase para resaltar la lamentable experiencia que vivirán todos aquellos que pensaron que podían con sus limitados conocimientos hacer frente a las grandes adversidades que se plantan con vigor ante los hombres. La frase implica el gran ridículo que se puede llegar a hacer ante el mal.
Pero la sabiduría también se burlará de los que la despreciaron cuando a su vida lleguen situaciones que los pongan a temblar. Momentos en lo que la gravedad de las circunstancias les haga cimbrarse porque no hay poder humano que les ayude a resistir las grande crisis que se presentan en nuestra vida.
La sabiduría es el temor a Dios y cuando se le desprecia en realidad se está despreciando a Dios y los resultados de esa temeridad son terribles porque solo seremos objetos de burla y oprobio cuando la gente vea lo que resulta de vivir nuestra vida a nuestro antojo, haciendo a un lado las recomendaciones sabias de nuestro buen Dios.