La Biblia dice en Jeremías 5: 4

“Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de Dios.”

Esa fue una de las muchas conclusiones a las que llegó Jeremías sobre el pueblo de Israel, en particular de Jerusalén, que se habían apartado de Dios de tal manera que a pesar de que el Señor los disciplinaba, ellos se mantenían obcecados, rebeldes y hasta profanos en la tierra que habían recibido por parte del Creador.

El profeta les dice claramente en este verso que han caído en cuatro lamentables condiciones. La primera es que son pobres. La segunda que han enloquecido. La tercera que no conocen el camino del Señor y tal vez la peor es la cuarta: No conocen el juicio de Dios y por eso se conducen temerariamente, sin responsabilidad y sin temor.

Los judíos se sentían autosuficientes. Querían sacudirse el yugo del Señor porque pensaban que servir a Dios era una limitante para sus deseos o que las disposiciones contenidas en la palabra de Dios les quitaban libertad para vivir como ellos querían vivir. En realidad su situación era de unos pobres y miserables que dejaban lo más valioso por lo vano.

Los hebreos del tiempo del profeta habían llegado a una situación espiritual tan deplorable que son comparados como los locos que han perdido el juicio y se comportan como si la razón hubiera huido de sus vidas y vivían sin sentido, sin saber que todo lo que hacían los ponían en grave riesgo como se ponen en riesgo los enfermos mentales.

De tener la Escritura que les señalaba el camino correcto del Señor ellos se convirtieron en unos ignorantes de la senda que debían seguir para alcanzar los propósitos y planes que Dios tenían para con ellos y de repente en lugar de saber perfectamente la dirección a la que iban se perdieron y no volvieron a encontrar el camino del Señor.

Pero quizá lo más grave de todos los compatriotas del profeta Jeremías es que olvidaron que Dios juzga y que antes de sus juicios nos llama una y otra vez al arrepentimiento, pero cuando la actitud hostil y rebelde se mantiene entonces viene su fuerza y castigo de una manera incontenible.

Jeremías resumió en solo cuatro acciones lo acontecido al pueblo de Israel. Unos pobres que enloquecidos se extraviaron del camino del Señor y se auto engañaron pensando que de Dios los hombres se pueden burlar. Eso es imposible. Dios siempre sanciona el pecado con dureza.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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