La Biblia dice en Job 37: 23
“Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.”
Eliú presenta a Dios en su justa condición y naturaleza y hace siempre el contraste de lo que el Eterno representa ante el hombre. De esa forma logra contraponer la grandeza de Dios ante lo diminuto del hombre y gracias a esa diferenciación nos ayuda a encontrar simple y sencillamente vano querer discutir o pelear contra Dios.
Me gusta como traduce la versión Dios Habla Hoy este texto porque lo presenta de una manera sencilla: “No podemos comprender al Todopoderoso, pues él es inmensamente fuerte y justo; es recto y no oprime a nadie.” De esta forma podemos comprender que Dios es Todopoderoso, es decir Omnipotente, que todo lo puede.
Él no tiene límite ni le pide permiso a nadie para llevar a cabo su voluntad. Creo que no tenemos ningún problema cuando su voluntad coincide con la nuestra. El gran problema para todos los seres humanos es cuando la voluntad de Dios va en contra de lo que nosotros queremos o deseamos.
El amigo de Job posiciona a Dios prácticamente en otra dimensión ante lo finito del hombre porque lo presenta además de Todopoderoso, como inmensamente fuerte, justo, recto y como alguien que no oprime a nadie. Dios tiene atributos y obra acciones que van más allá de lo que el hombre puede entender.
Nuestra mente finita y limitada no puede alcanzar a dimensionar lo que Dios hace. No podemos entender su manera de actuar porque cuando queremos que castigue a los pecadores, si éstos se arrepienten él los perdona y libra del mal, como los ninivitas a los que predicó Jonás y que Dios aplazó su juicio contra ellos provocando el enojo del profeta.
Y cuando pensamos que un justo no puede padecer, el piadoso padece, vive tribulaciones y enfrenta males como si hiciera mal.
Eso es lo que hace que nosotros no podamos alcanzar a comprender a Dios y es lo que Eliú le dice a Job para que considere que lo que está viviendo está más allá de lo que su mente puede comprender. La única actitud que nos queda entonces es pedirle a Dios que nos ayude a sostenernos en medio de nuestro aturdimiento por el sufrimiento.
De esa manera podemos enfrentar el dolor sabiendo que Dios conoce lo que estamos viviendo y un día lo terminará.