La Biblia dice en Hebreos 1:10
Y Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.
Introducción
Los hombres han tratado desde hace mucho tiempo encontrar el origen del universo. Teorías han venido y han ido buscando desesperadamente una respuesta que siempre se supo, pero que los hombres abandonaron y se dedicaron a suplantarla o cambiarla porque aceptar que el origen de todo estaba en Dios los hacía deudores del Creador.
Después de las discusiones filosóficas de siglos atribuyendo a los elementos aire, fuego, agua y tierra, los números, las ideas y toda clase de pensamientos al origen del universo, llegamos a la teoría de la evolución, propuesta como respuesta por el científico inglés Charles Darwin que hoy se enseña como verdad absoluta, cuando solo es eso, una teoría.
El autor de la carta a los Hebreos cita en esta ocasión el salmo ciento dos para mostrar al Hijo como el origen de todo. En el hebreo la palabra principio procede del vocablo “lefaním”, que en Isaías 41: 26 se utiliza traducida como “antes de los tiempos”, “predecir de antemano” y también como “en el principio”.
En griego el autor de la carta a los hebreos utiliza la expresión “arche” o “arje” que se traduce como principio. Esa palabra es la misma que utiliza Juan 1: 1 cuando dice que “en el principio era el Verbo, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Y usa la expresión “arche” o “arje” que es una palabra griega muy conocida para los creyentes de esa época.
Esa palabra los remitía a las grandes discusiones filosóficas sobre el origen de todas las cosas y justamente en ese tema o esa materia los griegos aventajaban a muchos otros pueblos porque por muchos siglos buscaron encontrar una respuesta al origen no solo del universo, sino del propio hombre.
A diferencia de los hebreos, los griegos no contaron con un texto que les permitiera conocer claramente el origen del universo y por eso discutieron hasta la saciedad el origen de este mundo llegando a conclusiones equivocadas porque en la palabra de Dios encontramos la razón que dio origen a todo lo que vemos.
Dios como origen de todo, es el principal postulado de la Escritura que los judíos tuvieron desde muchos siglos antes de encontrarse con la cultura griega.
La encarnación de Cristo tuvo como objetivo también mostrar a la humanidad que toda la creación no es un accidente, no se generó por un gran choque de asteroides, ni por el desarrollo de una célula o mutación de ella. El universo y todo lo que en él hay fueron formado por Dios.
Cristo, el Hijo de Dios fue y es la razón por la que este mundo se hizo de lo que no se veía. Es la Palabra por excelencia, el instrumento mediante el cual Dios dijo sea la luz y fue hecha la luz. La génesis de todo lo que ahora vemos nació de la expresión divina que con su inescrutable inteligencia formó todo.
La encarnación de Cristo, la incomparable revelación de Dios
Para mostrarnos el origen de todo
A. El principio de la tierra
B. El principio de los cielos
El hombre no se formó solo. No fue resultado de una evolución. El hombre tiene su origen en Dios. Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y el hombre fue creado. Allí está su origen, allí esta su principio, allí está el inicio de todo. El hombre fue formado por la palabra de Dios, por el Verbo, por el Hijo de Dios.
Es muy importante conocer el principio de todo porque eso nos da una mejor compresión de nuestro presente y nos ayuda grandemente a emprender el futuro. El hombre que sabe que su origen viene de Dios, necesariamente tendrá una actitud distinta a quien piensa que la vida es un accidente o algo espontáneo.
A. El principio de la tierra
La mitologiá griega le llamó a la tierra “Gea”, a la que le decían también la madre tierra y creían que ella había generado todo luego de derrotar al caos, la oscuridad y la confusión y a los cielos lo llamaron Urano. Según sus creencias Gea y Urano se unieron en matrimonio y fueron los padres de los titanes antiguos.
Estas fueron de las primeras concepciones en busqueda de una respuesta a la razón o autor del universo. Con la ciencia se llegó a la teoría del big ban que en síntesis señala:
“Hace unos 13.800 millones de años, el universo, concentrado en un ínfimo y a su vez infinitamente pequeño punto que albergaba toda la materia, explotó para después enfriarse a medida que se expandía. Posteriormente, en el transcurso de esta expansión, se fueron desencadenando y encandenando a su vez, las reacciones que cocinaron las primeras estrellas, galaxias, y todo aquello que hoy vemos en el Universo.” Tomado de la revista National Geographic.
En contraste la Biblia es sencilla y clara, pero a la vez profunda cuando señala el origen del universo: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1: 1. Para de esa forma explicar el origen de los animales, las plantas y todos los seres vivos que encontramos en este mundo.
Tanto el libro de los salmos como la carta a los Hebreos hacen eco de esa verdad y establecen una relación directa entre el Hijo de Dios y su poder creador.
B. El principio de los cielos
Ningún otro libro en este mundo explica mejor la forma en la que esta constituido el cielo como la Biblia. David decía categórico: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria y el hijo del hombre para que tú lo vistes?
Cuando Pablo habla de los cielos dice que hay un tercer cielo. Es decir la boveda celeste que nuestros ojos naturales ven todos los días es apenas la manifestación del primer cielo, hay un segundo y tercer cielo, según el llamado apóstol de los gentiles. Lo que quiere decir que los cielos tiene un origen o razón y es Dios.
El cielo es una especie de vitrina por la que podemos ver al Señor. David lo dijo de manera poética: Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. De esa forma Dios trató de llamar la atención de los hombres para que pudieran encontrarlo y buscarlo.