La Biblia dice en Mateo 27:18

“Porque se había dado cuenta de que lo habían entregado por envidia.”

Poncio Pilato tuvo ante sí a Jesús y pudo liberarlo porque en realidad las acusaciones contra el Nazareno eran absurdas, falsas, sin sustento y sobre todo carentes de coherencia. En otras palabras la denuncia que los judíos hacían contra él simplemente eran insostenibles, pero no lo liberó y optó por darle a un homicida llamado Barrabas.

Mateo no revela que también Pilato supo que a Jesús lo entregaron al imperio romano por una actitud vengativa y de revancha: la envidia. Los hebreos entregaron a Cristo para que fuera condenado y llevado a la cruz por celo, resentimiento y rivalidad al no poder detener su creciente popularidad.

Jesús fue a la cruz por envidia. La envidia de un grupo de hombres que nunca logró aceptar que un sencillo hombre fue capaz de mover a miles de personas que escuchaban de buena gana la simplicidad con la que comunicaba sus mensajes porque lo hacia con autoridad y no como ello con hipocresía.

Todo lo que Cristo hizo durante su ministerio terrenal resultó insoportable para la clase sacerdotal de Israel. Ellos trataron de ponerle tropiezo en muchas ocasiones con “preguntas difíciles” que Jesús supo contestar de manera rápida y correctamente lo que provocó fastidio en sus adversarios.

A los escribas, sacerdotes, intérpretes de la ley y fariseos los llenó de envidia saber que había alguien que hacía mejor las cosas que ellos. No pudieron soportar que un hombre que ellos pensaban era originario de Nazaret, aunque en realidad había nacido en Belén, podía reinterpretar de una manera más clara a Moisés y todavía hacer grandes milagros.

Y les sucedió lo que les sucede a los envidiosos, en lugar de reconocerlo como un emisario del Dios del cielo se dieron a la tarea de atacarlo, de perseguirlo, amenazarlo y finalmente entregarlo a Pilato para que fuera él quien se encargara de matarlo y ellos con su actitud hipócrita apuntar a los romanos como los responsables de la muerte de un judío.

La envidia hizo que la clase gobernante de Israel entregara a Cristo a la cruz lo que nos muestra que la envidia es homicida y la raíz de las peores actitudes en las personas y que la envidia condena inocentes y que por ello debemos tener mucho cuidado cuando nos acecha y nos ronda.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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