La Biblia dice en Mateo 6:28-34
28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? 31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” 32 Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. 33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. 34 Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
¿Cuántos milagros fueron necesarios para que tú hoy estés en dónde estás? ¿Cien? ¿Mil? Yo no sé cuántos hayan sido, pero podemos decir que fueron los suficientes, los necesarios. Dios hizo todo lo que se requería, nos cuidó, nos libró, nos ayudó e incluso nos dijo no, todo para que estemos aquí hoy, en el presente, en la maravillosa oportunidad del ahora.
Sin embargo, con cuánta facilidad olvidamos lo que Dios ha hecho y nos concentramos en lo que no. Las preocupaciones nos absorben, devoran la adoración y alabanza que el Señor merece, la gratitud con la que deberíamos presentarnos a diario ante él.
En el pasaje que hoy estaremos estudiando Cristo quiere que aprendamos sobre lo verdaderamente importante porque de no hacerlo, él sabe que nuestra fe será siempre pequeña y débil.
Como era su estilo Jesús comienza esta enseñanza con preguntas. Ha venido hablando acerca de las cualidades y características que sus seguidores deben tener y cierra el tema con un reconfortante recordatorio del cuidado de Dios hacia sus hijos.
La fe según los parámetros de Cristo: Poca fe
Porque las preocupaciones nos distraen
Porque olvidamos que Dios ya sabe lo que necesitamos
Porque no buscamos lo verdaderamente importante
- Porque las preocupaciones nos distraen
Cristo pregunta: ¿Y por qué se preocupan por la ropa? Me llama la atención que dijo ropa y no cualquier otra preocupación, haciendo referencia a lo externo. Cuánto nos preocupa la forma en la que los demás nos perciben, nos llena de angustia lo que los demás piensen de nosotros.
Creemos que somos lo que tenemos y por eso queremos tener más, ser más a través de nuestras posesiones, de lo externo. Y Jesús, siendo el experto en lo que respecta al alma de los seres humanos nos trae de vuelta a lo real, para que entendamos de una vez por todas qué es lo que realmente trasciende.
Y hay que decirlo que no lo hace con dureza, sino más bien con amor y paciencia, aunque claro con la firmeza necesaria para que esta verdad sea sembrada en nuestros corazones. Él dice: Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
Al decir observen nos llama a poner atención, a realmente atender a sus palabras para a continuación ser testigos del poder que solo él tiene para simplificar lo profundo, el misterio de la vida misma. Nos lleva al campo a apreciar las flores que ahí crecen, nos hace retroceder y concentrarnos en lo simple, en los lirios que como él dijo: No trabajan ni hilan y sin embargo, ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.
Y agrega: Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
En el griego, la palabra utilizada para la frase “poca fe” es oligopistos y aparece cinco veces en el Nuevo Testamento, en las ocasiones en que Cristo reprendió el problema de no escuchar su voz. Esta palabra describe a alguien aburrido al escuchar la voz del Señor, o desinteresado en caminar íntimamente con él.
Al estar tan al pendiente de las voces externas. De lo que otros dicen que somos o deberíamos ser nos distraemos y empezamos a creer que la voz de Dios, lo que él dice que somos está pasado de moda o es aburrido y perdemos todo interés en confiar en su persona.
La exterioridad es enemiga de la intimidad con Dios.
- Porque olvidamos que Dios ya sabe lo que necesitamos
Por supuesto que al perder el interés en confiar en Dios, al distraernos y dejar de atender a su voz en automático olvidamos que él ya sabe lo que necesitamos. Que él ya conoce hasta el más íntimo deseo de nuestro corazón.
Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” 32 Los paganos andan tras todas estas cosas.
Jesús en su discipulado nos invita a dejar las preocupaciones a un lado, eso no significa caer en la irresponsabilidad, pero sí es un llamado a dejar de correr tras las cosas que Dios va a proveernos de todas formas. Él dice que los paganos son los que andan detrás de esas cosas.
Solo las personas que no confían en Dios se preocupan por el mañana. Porque sus verdaderos seguidores saben que él conoce las necesidades más profundas e incluso las secretas; tanto espirituales como físicas.
Él lo sabe todo, él lo entiende todo y a diferencia de nosotros él si cumple sus promesas y si ha dicho que nos dará algo, lo hará, en sus términos, claro, porque no solo conoce lo que necesitamos, también conoce el mejor momento para proveernos de ello.
Lo que no tienes ahora, ahora no lo necesitas, porque si lo necesitaras Dios ya lo habría provisto. Esa es la confianza, la certeza, pero es totalmente razonable que si empezamos a dudar de Dios, si prestamos más atención a otras voces que a la suya, entonces nos perderemos de todo lo que sí trasciende.
- Porque no buscamos lo verdaderamente importante
Y no solo nos perderemos de las bendiciones y la seguridad que brinda confiar en Dios, sino que además correremos la carrera equivocada.
No hay cosa más triste en la vida que estar persiguiendo el viento, como decía Salomón. Nada es tan lamentable como invertir todo lo que somos y lo que tenemos en los objetivos incorrectos.
Siguiendo esta tendencia de pensar que somos lo que tenemos jamás alcanzaremos sentir verdadera satisfacción. Jesús nos exhorta a vivir yendo detrás del reino, de su reino y nos garantiza que todo lo demás será suplido por él.
Confiando en esta promesa podemos descansar y dejar atrás las preocupaciones y los afanes innecesarios, Dios es nuestro sustentador y sabe justo lo que necesitamos.
Yendo en pos de él, siguiendo sus pasos y buscando primeramente el reino de Dios, todo lo demás llega cuando tiene que llegar.