La Biblia dice en Eclesiastés 10:11
Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.
Introducción
Los encantadores de serpientes han existido desde tiempo inmemoriales. Algunos historiadores los sitúan desde los tiempos de Egipto en la época de los faraones. Hoy en día siguen siendo muy populares en países como la India, donde a pesar de las restricciones todavía se les puede ver en plazas y mercados. También en Afganistán gozan de fama.
Muchos piensan que es un habilidad que se ha transmitido de generación a generación y que se ha preservado a lo largo de decenas de siglos, sin embargo lo cierto es que dicha actividad genera en todos cierta atracción porque conjuga peligro con habilidad y eso resulta fascinante para mucha gente.
Desde hace muchos siglos son utilizadas dos clases de serpientes para estos actos: los pitones y las víboras llamadas cascabel, que por cierto son las culebras más venenosas que hay en todo el mundo y de allí uno de los atractivos de quienes gustan de mirar este tipo de espectáculos.
En los tiempos de Salomón era común encontrar esta clase de personas que transportaban en cestos esos peligrosos animales y que luego con una flauta comenzaban a encantarlos. Es interesante notar que la Biblia menciona a esos personajes, no solo en Eclesiastés sino también en el salmos 58:4 y Jeremías 8:17.
Por supuesto que para mucha gente esta actividad resultaba y sigue resultando inaceptable, sobre todo a los protectores de animales, sin embargo se siguen llevando a cabo para aquellos que les gusta el peligro, claro en otras personas, y no en ellas mismas.
Hoy en día a los encantadores los podemos encontrar en los países orientales, lo podemos ver a través de videos, documentales y películas para divertirnos o ponernos al borde de un ataque de nervios por el miedo de ver en peligro al encantador.
El hombre se debate entre lo vano y lo eterno
Porque no es suficiente su habilidad
A. Siempre hay imponderables
B. Siempre hay la posibilidad de perder
Salomón fue un agudo observador de su realidad. Una virtud que le valió hacer reflexiones muy valiosas para nosotros. Mirar, observar y poner atención a lo que ocurre en nuestro alrededor será siempre útil para aprender y conocer. Esa es una de las grandes aportaciones de este gran sabio de Israel.
Así fue como llegó a este punto del encantador de serpientes. Lo que para muchos era diversión y entretenimiento para Salomón se convirtió en una forma de aprendizaje que compartió con nosotros. Encontró una verdad muy interesante a través de estos hombres.
En primer lugar que en una ciudad puede haber muchas hombres, pero pocos se pueden dedicar a esta actividad. No es de todos porque se requieren ciertos rasgos de la personalidad para portar y “jugar” con esta clase de serpientes y no a todos les gusta tenerlas como compañeras de trabajo.
Salomón vio en los encantadores de serpientes hombres con cierta habilidad que perdían valor cuando la serpiente los mordía antes de ser encantada. Si eso ocurría se acababa el espectáculo y en consecuencia el encantador dejaba de tener ganancias porque hay que decirlo ellos viven de esta actividad.
Por eso algunas versiones traducen así este verso: “Si la serpiente no se deja encantar y muerde, nada gana el encantador.” Versión la Biblia de América. “¿De qué sirve un encantador, si la serpiente muerde antes de ser encantada?”. Dios Habla Hoy. “Si la serpiente no se deja encantar y muerde, ¿qué ganancia hay para el encantador?”. Biblia de la iglesia en América.
En estas versiones queda claro que el encantador puede perder si la serpiente no se deja encantar. Puede ser muy habilidoso, no tener miedo, tener en inmejorables condiciones, pero si la víbora no se deja encantar no tendrá ninguna ganancia y todo su esfuerzo habrá sido en vano.
Y justamente ese es el tema que Salomón quiere compartir con nosotros para reflexionar sobre esa triste condición humana de tener habilidad, pero los imponderables que se presentan en la vida, pueden hacer que esa habilidad no sirva para absolutamente nada y nos hagan perder oportunidades.
A. Siempre hay imponderables
Salomón dice que si la serpiente no se deja encantar y muerde echa a perder el espectáculo del encantador. Nos queda claro que el encantador por sí mismo no tiene ningún valor o ninguna relevancia, su valor o su ganancia está en las serpientes, si ellas no hacen “su trabajo”, entonces no sucede nada.
De esta forma Salomón quería llevarnos a comprender que en la vida podremos tener muchas habilidades, podremos concentrar destrezas y talentos que pueden ayudarnos grandemente, pero por sí solas no bastan porque siempre tendremos que vincularnos ya sea con personas o situaciones impredecibles.
Puede haber un panadero sumamente habilidoso para hacer panes, pero si vive en un comunidad donde la mayoría de las personas son diabéticas y no consumen su producto no tendrá mucho futuro. De igual modo si una persona es un estupendo peluquero, pero llega a un lugar donde todos los hombres son calvos, no tendrá nada.
Lo que Salomón nos esta diciendo es que la habilidad por sí sola no construye nada. Un músico puede ser un virtuoso de ese arte, pero necesita un público que lo oiga, si no hay un público simplemente no tiene sentido la presentación de un cantante. Aplica este mismo principio para casi todas las actividades humanas.
Salomón quiere que entendamos que no podemos confiar solo en nuestras habilidades, pues los imponderables que pueden ocurrir en nuestra existencia deben mantenernos siempre alerta con un plan “b” a la manos que nos permita enfrentar todos aquellos eventos que nos hacen tropezar.
Un título de arquitecto, ingeniero o abogado no hacen automáticamente a una persona exitosa. Casarse con la mujer más bella o vivir en el país más prospero no hacen automáticamente más felices a las personas. En realidad hay circunstancias y situaciones que de no preverse pueden hacer que una habilidad o una ventaja no sea sinónimo de bienestar.
Justamente allí es donde nos quiere llevar Salomón a reconocer que las habilidades son valiosas e importantes, pero no suficientes a la hora de enfrentar las diversas circunstancias que llegan a nuestra vida. Se necesita algo más que destrezas, que jamás se deben menospreciar, pero en la vida siempre requeriremos algo más que eso.
El hombre necesita el acompañamiento de Dios en todos sus proyectos y planes. Requiere permanentemente del sustento y ayuda divina para lograr sus metas y planes tanto en lo personal como en lo profesional. En una palabra el hombre debe reconocer sus limitaciones.
B. Siempre hay la posibilidad de perder
Salomón dice que si la serpiente no se deja encantar y muerde, entonces el encantador no tiene ganancia. Una verdad dolorosa y que muchos encantadores podrían negar diciendo: “eso a mí no me pasará”, pero en realidad es y será siempre un riesgo que puede ocurrir y causar grandes frustraciones.
En la vida se puede perder y me refiero en todo el sentido de la palabra: se puede perder y malgastar el tiempo y cuando se haga el corte de caja descubrir que todo lo hecho no tuvo ni una importancia. Se pudo haber invertido en una persona y al final descubrir que esa inversión no valió la pena.
Se puede invertir en un proyecto y muy tarde descubrir que ese proyecto nunca llenó nuestras expectativas. Salomón está sumamente interesado en llevarnos a reflexionar seriamente sobre la necesidad de reflexionar bien y meditar seriamente todo lo que emprendemos para evitar fracasos y sobre todo frustraciones.
Estamos siempre en riesgo de construir nuestro propio fracaso y descuidar nuestra productividad y si a eso le agregamos que nunca serán suficientes nuestras habilidades, entonces, si que estamos en grandes aprietos. Confiemos más en Dios que en nuestras habilidades.