La Biblia dice en Proverbios 26:18-19

“Como un loco que lanza mortales flechas de fuego, así es quien engaña a su amigo y luego dice que todo era un juego.”

Solo los hombres y mujeres leales pueden tener amigos. Un amigo es un bien preciado. El libro de Proverbios lo define como un hermano. La amistad reclama fidelidad, nobleza, franqueza y sobre todas las cosas solidaridad, sinceridad y una lealtad a prueba de fuego, es decir estar siempre allí, en las buenas y en las malas.

Siempre he creído y sostengo que el libro de Proverbios es un libro escrito para ayudarnos a mejorar y procurar nuestras relaciones humanas. Como hijos, como padres, como esposos, como hermanos y como amigos debemos tener o desplegar cierto tipo de conducta para cultivar relaciones afectivas de calidad.

Tener amigos o ser un amigo es desafiante para todos. Es un reto aprender a cultivar amistades porque implica contar con mucha, pero mucha, solvencia de buena fe y cortar de tajo toda hipocresía.

El proverbio que hoy meditamos compara engañar a un amigo con un loco que lanza mortales flechas de fuego y luego dice que lo que hizo lo hizo porque estaba jugando o bromeando. La comparación sirve para mostrarnos lo grave y dañino que puede resultar traicionar a un amigo.

Se trata del peor defecto que puede tener una persona. Es una locura monumental dañar a un amigo o amiga que depositó en nosotros nuestras confianza, que supuso que nosotros éramos lo suficientemente leales, pero que a la hora de la verdad sencillamente nos traicionó brutalmente.

Se trata de advertirnos lo que puede ocurrir si nosotros nos dejamos llevar por nuestros mezquinos intereses y engañamos a quien nos ha confiado parte de su vida y tiramos por la borda meses o años de seguridad. El daño es irreperable e irremediable porque se pierde la confianza.

El autor de los Proverbios quiere que nosotros entendamos perfectamente que a nuestros amigos nunca debemos traicionarlos. Que un traidor es un ser miserable e indigno de cultivar amigos. Nos recuerda que los hombres malvados no puede tener amigos, tal vez tendrán cómplices, pero nunca amigos.

El amigo se ha de mostrar amigo. Ha de saber que la mentira, el engaño nunca servirá para tener amistades duraderas.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario