La Biblia dice en Salmos 27:13

“Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor En la tierra de los vivientes.”

Sin haber cometido ninguna clase de falta, sin haber cometido algún delito y sobre todo sin haberle faltado nunca el respeto al rey Saúl, David fue perseguido encarnecidamente. Saúl le quitó a su esposa, los acorraló y de no haber sido por el Señor lo hubiera matado tanto en Jerusalén como en el desierto.

David conoció de primera mano la maldad. No solo de Saúl, sino la de sus adversarios, los filisteos, que trataron también de matarlo, luego de haber derrotado a Goliat, el paladín filisteo que parecía invencible. De pronto David estaba rodeado de enemigos que procuraban a toda costa su mal.

En medio de esa triste y lamentable condición escribe este salmo donde declara convencido de que la bondad del Señor le ayuda a no desmayar y nos auxilia a nosotros para saber que a pesar de todo lo malo que de pronto nos pueda acontecer, siempre habrá esperanza de ver o palpar la bondad de Dios.

Este mundo esta lleno de iniquidad, las personas, las circunstancias y muchas situaciones que se presentan en nuestra vida nos llevan desmayar al conocer hasta donde el ser humano puede dañar a su prójimo, el egoísmo, la crueldad y la deshumnización llegan a niveles estremecedores.

Justo en esos tiempos siempre será bueno recordar y tener presente que Dios nos hará ver su bondad manifestada en su infinito poder y que él es la fuente de bien y compasión en un mundo cargado de maldad.

De no ser así, nuestra vida decaería, desmayaríamos, pero siempre su amor es grande y nos auxilia para tener presente que nunca, nunca, dejará de hacer el bien por nosotros y aun por personas que no lo merecen porque siempre hace salir su sol sobre buenos y malos y hacer llover sobre justos e injustos.

Su bondad nunca cesará.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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