La Biblia dice en Mateo 26:14-15
“Uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me quieren dar, y yo les entrego a Jesús? Ellos le pagaron treinta monedas de plata.”
En su magnífica obra “La divina comedia”, Dante Alighieri escribe que los traidores, los que se comportaron de manera desleal e ingrata con sus amigos, se encuentran en el noveno círculo del infierno, el último, el más oscuro de todos, acomodados todos en diferentes posiciones en un gran lago lleno de agua fría.
Judas, el traidor por antonomasia, es uno de los que yace en ese lugar, según Dante. Su felonía ante Jesús, quien lo llamó junto con otros once hombres para convertirlo en su discípulo, pero que finalmente lo delató y se confabuló con sus adversarios para venderlo por treinta monedas de plata, es un recuerdo imperecedero.
Los evagelistas relatan la actitud despreciable de este ser que no supo comportarse a la altura, y nos muestran como se conducen los traidores. Judas nos enseña a conocer a quienes son incapaces de sostener un compromiso, quienes dominados por la codicia no les importa perder principios, negar convicciones y hasta pisotear su propia dignidad.
Judas fue parte del cículo más íntimo de Jesús. Incluso fue el encargado de los ingresos económicos y materiales que llegaban a Jesús por parte de muchas personas, pero no supo, no quiso, o no entendió el privilegio que tenía ante Cristo y sin más, por su propia voluntad, buscó a los jefes de los sacerdotes para ofrecerles entregar a Jesús.
Le ofrecieron treinta monedas de plata que él aceptó gustoso en una fehaciente demostración que los traidores generalmente se mueven por intereses. Que deciden caer en ese deshonor con tal de obtener algún beneficio económico, sin saber que cargarán con mala fama toda su vida, por haberse conducido con vileza y alevosía.
Traicionar a Jesús convirtió a Judas en un impresentable porque de su Maestro solo recibió bienes, buen trato, compasión y un intenso intento de cambiar su percepción de los bienes materiales y a pesar de ello, a mansalva, fue totalmente desleal, dejándolo en manos de sus acérrimos rivales.
En la vida encontraremos muchos traidores. La enseñanza que nos deja la historia de Judas es para saber que esta clase de personas no tiene más interés que ellos mismos. Nos lleva a considerar que ese tipo de seres son insaciables materialmente y nada les es suficiente y si para conseguirlo deben traicionar, lo harán sin ninguna clase de pena.