La Biblia dice en Apocalipsis 19: 1-2

Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: !!Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.

Introducción

El capítulo diecinueve nos habla de las bodas del Cordero y en dicho evento se celebrar jubilosamente el fin de la gran ramera, entre otras acciones que Dios ha mostrado. La gran ramera fue una de las mas nocivas influencias en este mundo y no le bastó la perversión de la verdad divina, sino que también persiguió a la iglesia verdadera.

Su fin y destrucción merece una celebración y eso es lo que ocurre en los primeros dos versos del capítulo que nos habla de las bodas del Cordero. En el cielo hay júbilo y alegría por ese suceso porque la maldad de Babilonia es tan grande que ha causado tantos males y dolores a los creyentes que su fin no puede pasar desapercibido.

Es interesante notar que es una gran voz de una gran multitud. El adjetivo “gran”, que en griego es “mega”, dos veces nos hace pensar en la cantidad enorme de personas y lo fuerte de sus voces para darnos a entender que es un gran número de personas que hace este festejo.

Se celebra la justicia de Dios a veces tan dificil de ver. Y digo tan difícil de ver porque en los tiempos en que Juan escribe el Apocalipsis la iglesia sufre y sufre mucho por causa de la gran ramera que la persigue y Juan nos adelanta a lo que sucederá y la manera en que terminará la historia de la institución que hoy parece imbatible.

La celebración que describe Juan obedece en gran medida a la manera en que Dios ha juzgado y castigado a Babilonia. Dios ha reservado la copa de ira contra ella y lo ha hecho por todas las grandes iniquidades que ha cometido a lo largo de la historia de la humanidad donde ha confundido a las naciones sobre el verdadero sentido de la adoración a Dios.

De igual modo Juan resalta que Dios ha vengado la sangre de los siervos de Dios que han muerto por su nefasta mano. Las bodas del Cordero arranca con una explícita reseña de lo que ha ocurrido con la gran ramera, la madre de todas las abominaciones de la tierra, en una clara manifestación del poder de Dios.

Las bodas del Cordero: Celebrando el fin de la gran ramera

A. Alabando a Dios porque ha juzgado a la gran ramera
B. Alabando a Dios porque ha vengado la sangre de sus siervos

El libro de Apocalipsis se puede estudiar desde el punto de vista de la adoración. Es un libro profético, pero también es un libro que nos lleva siempre a la alabanza y adoración a Dios y al Señor Jesucristo. A lo largo de los veintidós capítulos siempre vamos a encontrar momentos de celebración a la grandeza de Dios. Este es uno de ellos.

Se adora a Dios por lo que él es, se le bendice por lo que hace, pero también se le glorifica porque hace justicia. Uno de los grandes anhelos de los santos de todos los tiempos es que Dios imponga su justicia. En un mundo lleno de maldad donde el malvado parece salirse siempre con la suya, la justicia divina llena de dicha y alegría el corazón.

Y es justamente lo que ocurre en este pasaje que hoy estudiaremos. Dios aplica su justicia a la gran ramera y eso suscita el gozo y la alegría de una gran multitud que algunos intepretan como ángeles, pero otros como los redimidos de todos los tiempos porque la frase aparece por primera vez en Apocalipsis 7: 9.

A. Alabando a Dios porque ha juzgado a la gran ramera

El verso uno de nuestro texto dice de la siguiente manera:

Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: !Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;

La palabra “aleluya” se usa solo cuatro veces en el Nuevo Testamento y esas cuatro veces son en el capítulo diecinueve de Apocalipsis, es decir en el capítulo que habla de las bodas del Cordero, lo que ya de por sí debe decirnos algo. El significado de la palabra “aleluya” es alabado sea el Señor.

La multitud sin número y con una voz grande destaca cuatro atributos de Dios ante el juicio de la gran ramera: 1. Salvación. 2. Honra. 3. Gloria y 4. Poder. Dios es el único dueño de estas facultades.

  1. Salvación

Dios es el único que puede salvar. Nadie tiene ese atributo ni esa facultad. Solo Dios tiene la suficiente capacidad de rescatar a sus escogidos. David afirma en el salmo 27: 1 Jehova es mi luz y mi salvación. Jehova es la fortaleza de mi vida de quién he de atemorizarme. En una clara manifestación de que la salvación pertenencen a Dios.

  1. Honra

La palabra honra se puede traducir sencillamente como respeto, veneración, reconocimiento. Dios es el único digno de respeto porque es inmensamente grande. Juan vivía tiempos en los que se honraba al emperador romano como si fuera Dios y a la gran gama de dioses romanos, pero él unico merecedor de honra es Dios, siempre.

  1. Gloria

La palabra gloria procede de la palabra griega “doxa” que significa “peso” y que se utiliza para expresar la grandeza de Dios. Dios es incontenible y para mejor comprender este concepto usamos el salmo 19: 1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamente anuncia la obra de sus manos”. La grandeza de Dios se mide con los cielos, si es que se puede medir.

  1. Poder

La palabra poder, “dinamos” en griego, es la que mejor puede definir a Dios porque la expresión nos lleva al término “dinámita”. La dinámita hace explotar la roca más dura. El poder de Dios rompe con todo lo que se le oponga, como la gran ramera que terminó destruída por el poder de Dios.

La gran multitud alaba a Dios porque ha juzgado a la gran ramera. La palabra juzgar tiene el sentido de extender una setencia condenatoria para señalar la sanción a la que se hace una persona que ha cometido una falta o un delito. No se trata de declarar si es inocente o culpable sino su culpabilidad.

Y la gran ramera ha sido encontrada culpable y no ha podidos escapar al castigo divino y en las bodas del Cordero se celebra ese hecho reconociendo a Dios como el autor del juicio y castigo de Babilonia.

B. Alabando a Dios porque ha vengado la sangre de sus siervos

Cuando estudiamos a detalle el tema de la gran ramera nos conmocionamos por la manera en que el imperio romano se ensañó con los creyentes del primer siglo. Los arrojó al circo romano para que sirvieran de entretenimiento a los asistentes a ese lugar mientras eran devorados por leones hambrientos.

Los usó también para convertirse en teas humanas que alumbraban las calles de Roma hasta consumirse completamente quemados amarrados a postes de madera, sin considerar que eran ancianos, mujeres o jóvenes. Su crueldad era inaudita y maligna de tal manera que mucha sangre de justos corrió en esos años.

Dios, al juzgar a la gran ramera, ha vengado la sangre de todos esos justos, que no fueron los únicos porque a lo largo de la historia de la iglesia se han presentado diferentes momentos en que los justos han sido perseguidos y asesinados por los representante de la gran ramera.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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