La Biblia dice en Juan 5:24
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Introducción
El evangelio de Juan recogió trece veces la expresión “la vida eterna”, doce veces de la boca de Jesús y una en boca de Pedro. La vida eterna es vivir para siempre. En otras palabras es nunca morir. La vida eterna es una de las bases de la enseñanza de Jesús. El hombre puede vivir para siempre con él o puede condenarse sin él.
Quizá el texto que mejor explica esta frase es la que encontramos en Juan 17:3 que dice así: Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien tú has enviado. La vida eterna es un hecho presente y por supuesto en futuro, pero comienza cuando una persona conoce a Dios, a través de Jesucristo.
Una lectura de estos trece versos nos ayudará a comprender todavía mejor el sentido de la vida eterna.
Juan 3:15
Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:36
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Juan 4:14
Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Juan 5:24
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:39
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
Juan 6:27
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
Juan 6:40
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Juan 6:47
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Juan 6:54
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Juan 6:68
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Juan 12:25
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Juan 17:3
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Las irrefutables certezas de Cristo
La certeza de la vida eterna
A. Por oír y creer
B. Para evitar la condenación
C. Para pasar de muerte a vida
La sanidad de un paralítico con más de treinta y ocho años enfermo en un día de reposo, provocó una discusión entre Jesús y los fariseos que concluyó con una afirmación de Cristo: “El Hijo hace lo que ve hacer al Padre” y luego les habló sobre la vida eterna que nace de oírlo a él y creer al que lo había enviado.
Ellos necesitaban al igual que nosotros conocer que los hombres pueden acceder a la vida eterna en este mundo. Pero para ello era necesario cambiar su actitud ante Cristo. Debían dejar de confrontarlo y reconocer que sus palabras venían del cielo mismo, pero eso fue muy complicado para ellos.
A. Por oír y creer
Jesús les aseguró que era necesario oírlo a él y creer en el que lo había enviado, esto es, al Padre del cielo. Oír a Jesús se convierte de esa manera en el primer requisito que los hombres necesitan para tener vida eterna. Oír es un ejercicio que va más allá de solo escuchar. La expresión implica poner mucha atención.
Las palabras de Cristo están contenidas en los evangelios y allí encontramos todas sus enseñanzas, atenderlas con mucho cuidado nos permitirá comprender la naturaleza de su mensaje. Son palabras sencillas, claras y fáciles de comprender. De hecho el mensaje de Cristo fue planteado en parábolas o ejemplos para que todos las entendieran.
Jesús dejó en claro que esperaba que la demanda central era escucharlo. Los fariseos nunca pudieron hacer eso. Les molestaba tanto lo que decía que lo dejaron de escuchar y perdieron la oportunidad de alcanzar la vida eterna.
Pero además, Jesús pidió que creyeran en el Padre. Creer es un palabra poco comprendida y muchas ocasiones mal entendida. La gente piensa que creer es simplemente una cuestión mental, es decir para muchos creer solamente es asentir o decir creo, sin importar lo que haga o deje de hacer.
La realidad es que la palabra creer tiene el sentido de aceptar, reconocer, admitir y estar de acuerdo y de qué tenemos que estar de acuerdo. Simple, creer quiere decir aceptar, reconocer y admitir que somos pecadores y que necesitamos a un Salvador y ese Salvador es Cristo.
Los hombres necesitan comprender que creer no es solamente aceptar mentalmente una verdad y dejarla sin efecto en nuestra existencia. No. La palabra creer implica un compromiso permanente con Jesús.
B. Para evitar la condenación
El ser humano vive bajo condenación. El pecado de Adán lo sumió en esa condición. Cristo vino a la tierra a mostrarnos el amor del Padre y el camino de la redención para que el pecado. La palabra condenación algunas versiones la traducen como juicio. Ambos términos son de carácter judicial.
El hombre fue juzgado por Dios y resultó condenado, pero a través de Jesucristo esa condenación dejó de operar en todos aquellos que lo oyen y creen en el Padre. La vida eterna tiene la virtud de deshacer ese juicio contra nosotros y devolvernos la vida perdurable que perdimos cuando Adán pecó en el huerto del Edén.
Ante Dios ningún ser humano puede presentarse y alcanzar la justicia. Solo por medio de Jesús el hombre puede presentarse ante el Creador y por los méritos de Jesús ser aceptado o redimido y justificado para tener de nueva cuenta comunión con el Padre de las luces que lo acepta sin condiciones.
C. Para pasar de muerte a vida
La doctrina de la muerte espiritual del hombre la desarrolló Pablo en sus cartas, particularmente en la carta a los Efesios dice lo siguiente:
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
La certeza de la vida eterna radica en que hemos pasado de muerte a vida, gracias a la muerte y resurrección de Cristo.