La Biblia dice en Deuteronomio 4:8

“Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”

Moisés se dirige a la segunda generación de judíos que salió de Egipto que había crecido porque sus padres habían perecido en el desierto y ahora ellos se disponían a tomar por posesión la tierra prometida y era necesario que supieran las demandas de Dios y por eso el gran legislador de Israel les repite la ley que habían escuchado sus padres. Eso significa Deuteronomio.

Con esa pregunta Moisés los quiere llevar a considerar las cualidades que tiene la Torá o ley hebrea frente a las leyes de otras naciones y otros pueblos. En algunos casos ni siquiera existía o tenían un cuerpo legal que les permitiera desahogar sus problemas de comunidad, en cambio Israel contaba con ordenanzas que le daban sentido a su relación social.

Los hebreos poseyeron desde su conformación como nación estatutos y juicios justos. Esta frase se puede traducir como que los judíos tenían leyes adecuadas y aceptables para su desarrollo personal y colectivo. De esa manera Moisés deseaba que los israelitas comprendieran que los mandamientos divinos no tenía como intención privarlos de libertad.

En realidad la intención de Dios al darles una serie de mandamientos era para ellos pudieran contar con leyes que les permitieran poner límites y fronteras a la conducta de cada persona, pero no para bien del gobierno o estado, sino para beneficio personal y todos los ciudadanos.

La idea, dicen los rabinos hebreos era crear un sistema de derecho en el cual todo sea acorde con la justicia de tal suerte que a cada persona se le sancionará de idéntica manerea, siempre a la luz de lo que Dios había ordenado a través de su siervo que recibió las tablas de la ley en el Sinaí.

Ningún pueblo en el tiempo de los hebreos tenían con una recopilación completa sobre la forma en que debían despejarse todas las dudas sobre la conducta humana legal o lícita. De hecho la legislación hebrea es base para muchas corrientes legales de todo el mundo. El reconocimiento de la propiedad privada es su piedra de toque.

En síntesis Dios nos ha dado ordenanzas, mandamientos, estatutos, juicios y leyes adecuados para nuestra vida. Ninguna de sus demandas es desproporcionada. Todo tiene una razón y al cumplirlas nuestra vida se ordena, pero al incumplirlas nuestra existencia se torna desordenada, vacía y en absoluta soledad, aunque haya mucha gente alrededor.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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