La Biblia dice en 1ª Tesalonicenses 2:18

“Intentamos ir; por lo menos yo, Pablo, quise hacerlo varias veces, pero Satanás nos lo impidió.”

Pablo le escribe a los cristianos de Tesalónica para decirles, entre otras cosas, que en varias ocasiones quiso visitarlos con sus colaboradores, luego de predicarles el evangelio por primera vez, pero Satanás se lo impidió. La versión Reina Valera 1960 traduce “Satanás nos estorbó”.

La palabra impedir o estorbar procede de la raíz griega “egkoptó” que literalmente quiere decir “obstaculizar” o “cortar un camino”. La idea que quiere comunicarles el apóstol Pablo a los creyentes de la iglesia de Tesalónica es una de las artimañas a las que el maligno recurre para intentar estropear los planes de Dios.

Pablo descubrió esta modalidad de actuación del adversario de nuestras almas cuando se tiene un proyecto. Pablo usa esta misma palabra cuando dice en Galatás 5: 7 “Corriáis bien; ¿quién os ha impedido obedecer a la verdad? Aquí la expresión “egkoptó” se traduce como impedir. En 1ª Pedro 3: 7 encontramos que las oraciones pueden tener “estorbo” si los esposos no tratan bien a las esposas. La expresión griega aquí también es “egkoptó”.

El adversario cierra puertas, obstaculiza proyectos, corta caminos que nos lleven a servir a Dios, pero ni son definitivos, ni tampoco son infranqueables. El poder de Dios siempre es más fuerte que esos obstáculos y el Señor siempre nos da o nos abre caminos para alcanzar las metas que Dios nos ha entregado para cumplir.

Un obstáculo no necesariamente es el fin de nuestros planes. Hay que saber identificar claramente su origen. Pablo descubrió que detrás de sus intentos de ir a reafirmar y confirmar a los tesalonicenses estaba la oposición del diablo que quería evitar la maduración de la iglesia de Tesalónica.

Impedimentos, obstáculos y estorbos los vamos a encontrar siempre. En muchos de ellos está detrás el maligno, pero confiemos siempre en que el Señor abrirá nuevos caminos, o con su inmenso poder nos elevará por encima de esos cortes de camino y nos permitirá seguir avanzando.

Claro que finalmente Pablo volvió a visitar a sus hermanos de Tesalónica porque Dios siempre abre nuevas posibilidades. Porque la voluntad de Dios es irrefrenable y ante la sola presencia divina, nada ni nadie puede oponerse. Su fuerza destruye todo obstáculo y estorbo.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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