La Biblia dice en Daniel 2:22

“Él revela las cosas profundas y secretas; conoce lo que está en la oscuridad, pues la luz está con él.”

El terreno de los sueños es un terreno lleno de misterio y de preguntas interminables. Todos hemos tenido sueños de toda clase: algunos disparatados, pero otros premonitorios que a falta de una correcta intepretación no logramos comprender su signficado. Generalmente los sueños están relacionados con el futuro.

Nabucodonosor había tenido un sueño en tiempos de Daniel en Babilonia y quería que le dijeran que había soñado y su interpretación, una solicitud a todas luces más que imposible porque se supone que sólo él conocía lo que había visto mientras dormía. Entonces Daniel, le pidió a sus compañeros de exilio Ananías, Azael y Azarías que lo ayudarán a orar para conocer el sueño y su significado.

Con estas palabras del verso que hoy meditamos Daniel se dirigió a Dios para agradecerle infinitamente haberle revelado el sueño que Nabucodonosor tuvo y su intepretación, un hecho insólito y portentoso porque generalmente se intepretan los sueños una vez conocidos, pero no se revela lo que se sueña y su significado.

Este santo varón tuvo claro entonces que para Dios no hay nada escondido. Todos los acontecimientos y sucesos que ocurren en este mundo están abiertos a sus ojos, su mirada conoce los hechos que se suscitan entre la humanidad, aún entre los potentados, reyes y gobernantes, a quienes delegó su autoridad para gobernar.

Daniel entendió y junto con él nosotros podemos comprender que el terreno del futuro está completamente vedado para nosotros. Pero Dios no solo lo conoce sino que lo revela, tal y como sucedió en Babilonia y tal como nosotros sabemos el futuro que nos depara en la iglesia. El libro de Apocalipsis o Revelación nos muestra el glorioso porvenir que tenemos.

Podemos junto con Daniel agradecer a nuestro Dios porque el futuro nos ha sido revelado en la bendita palabra de Dios. Nosotros no caminamos a ciegas o a tientas sabemos pefectamente el futuro eterno que nos espera. Podemos vivir seguros porque la oscuridad ha sido despejada y ahora tenemos luz en la Escritura.

Dios es luz y nos ha alumbrado con su revelación divina. El futuro no será jamás de incertidumbre porque lo conocemos y es glorioso, lleno de victoria del bien sobre el mal.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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