La Biblia dice en Proverbios 23:1-3
Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso.
Introducción
Los sabios de Israel tenían como finalidad descubrir la verdad. Muchas veces la verdad no se encuentra a luz y es necesario desentrañarla, hallarla, encontrarla o de plano develarla porque esta escondida a los ojos de todos y por ello se esforzaron para alentar a quienes leyeran sus recomendaciones a fin de animarse a detectarla.
Siempre he creído que el libro de Proverbios es un libro de relaciones humanas y en este desafío que hoy estudiaremos, los sabios nos presentan como conducirnos cuando estamos ante un gobernante. Esta palabra es distinta a la de un rey. La palabra hebrea se puede referir desde un noble o miembro de la familia real, hasta un hombre importante.
Como comportarnos con ellos, como actuar cuando por alguna razón debemos comer con ellos, ya sea que nos inviten, ya sea que eventualmente coincidamos con ellos por cualquier razón y tengamos el privilegio de sentarnos a su mesa para disfrutar de las ricas viandas que su poder les puede dar para comer.
Se trata de un llamado para tener mucho cuidado de no dejarnos llevar por la apariencia y sobre todo no dejarnos arrastrar por la ambición cuando vemos o cuando convivimos con alguien que tiene poder económico y nos muestra lo que se puede tener o hacer cuando hay muchas riquezas.
Los sabios de Israel tenían muy claro que las personas nos dejamos arrastrar muy fácilmente cuando probamos o cuando disfrutamos ocasionalmente de los privilegios que da tener ya sea dinero y poder o ambos y queremos, entonces, seguir los pasos de esas personas, aunque para llegar allí hayan cometido un sin fin de males.
Es evidente que el desafío que nos presentan los sabios en esta ocasión tiene que ver con la capacidad de mantenernos firmes y no dejarnos llevar por las apariencias que hay en la vida de la gente poderosa y tener mucho cuidado para no vernos envueltos en situaciones que a la larga nos harán daño.
No de en balde en México y en otras partes del mundo la frase “las apariencias engañan” es común porque todos de alguna manera nos dejamos llevar por nuestras equivocadas percepciones, sobre todo cuando vemos como viven quienes aparentemente lo tienen todo y disfrutan de la vida más que nosotros.
La intención del pasaje que estudiaremos en esta ocasión es mostrarnos que en esta vida hay muchas cosas engañosas.
Los treinta desafíos éticos dichos por los sabios
El desafío de descubrir lo superfluo
A. Con reflexión
B. Con moderación
C. Con sobriedad
Descubrir lo superfluo es un reto enorme porque implica hacer a un lado lo evidente y desentrañar lo que en realidad subyace en un hecho, una actitud o una persona. No es una tarea fácil desentrañar lo que hay detrás de acción en este mundo por parte de los poderosos, pero es el llamado que hacen.
A. Con reflexión
Nuestro texto dice de la siguiente manera en el verso uno:
Considera bien lo que está delante de ti.
A todos nos gusta lo bueno. Nos adaptamos muy rápido a lo que tiene calidad y cuando tenemos oportunidad de disfrutarlo estamos en grave riesgo de acostumbrarnos a ello y buscarlo a toda costa sin importar el precio que tenemos que pagar para obtenerlo o lograr hacerlo parte de nuestra vida.
De allí la frase con la que comienza la advertencia de los sabios. La frase “considera bien” procede de la palabra hebrea “tabín” que se traduce como discernir, distinguir o reconocer. Se trata de un trabajo intelectual, de una labor del raciocinio hecha o alcanzada luego de una intensa meditación.
El proverbista quiere que comprendamos que lo superfluo se presenta de manera engañosa o encubierta que puede pasar desapercibido si no ponemos atención con cuidado y precaución y de repente estemos inmiscuidos o retenidos en las redes de lo inútil o sin sentido.
Los placeres de los poderosos suelen tener esa característica: son atrayentes, despiertan nuestro interés porque se basan en bienes que no son comunes y cuando los probamos creemos que son reales o verdaderos, cuando en realidad solo son una apariencia ya que cuando los poseemos nos percatamos que con ellos o sin ellos somos exactamente iguales.
B. Con moderación
El verso dos de nuestro texto dice de la siguiente manera:
Y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.
Nos queda claro que es llamado a la moderación y el auto control cuando estamos frente a uno de los grandes placeres que hay en esta vida como es el comer. Pero se subraya en este pasaje porque está ligado al estar conviviendo o comiendo a la mesa de un hombre poderoso donde las viandas son de calidad.
Nos encontramos ante una solicitud de moderación, presente por todos lados en el libro de los Proverbios de principio a fin. Los sabios quieren que cortemos de tajo el deseo de vivir de esa manera, no porque sea mala, sino porque debemos tener cuidado ya que para lograr esa clase de vida ha hecho que esas personas renuncien a vivir piadosamente.
No es que Dios no quiera que disfrutemos de la vida, no se trata que Dios esté en contra de los placeres que él mismo diseñó para nosotros. De ser así no habría razón de tener los sentidos del olfato o el gusto, si quisiera que consumiéramos lo elemental solo para sobrevivir.
Pero al darnos esos sentidos lo hizo con la intención de que nosotros disfrutáramos, pero no a cualquier precio. Debemos considerara y moderarnos al momento de querer imitar la vida de los poderosos que hacen alarde de los que consumen, visten o poseen a fin de que no corramos tras esos bienes y dejar que la vida se nos vaya en ellos.
La recomendación es poner cuchillo o refrenar nuestros deseos. La figura retórica es muy interesante porque supone cortar de tajo y no dejar que crezcan o se estimulen nuestros vanos deseos.
C. Con sobriedad
El verso tres de nuestro estudio dice así:
No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso.
Lo opuesto a la codicia es la sobriedad. En este mandamiento radica la razón de la prevención a la hora de comer con un potentado o con un poderoso, que es el sentido de la palabra gobernante. Codiciar su estilo de vida, desear ser como él o llenarse de ambición para alcanzar lo que él tiene.
Para luchar contra lo superfluo se requiere indispensablemente una gran dosis de sobriedad para luchar contra la codicia, que fue la razón principal por la que cayó Eva en el huerto del Edén cuando vio y codició el fruto prohibido y después de comerlo lo dio a Adán, quien al consumirlo pecó ante Dios que le había ordenado que no probara ese fruto.
La razón que dan los sabios para hacer estas peticiones de reflexionar, moderarse y vivir bajo los valores de la sobriedad radican esencialmente en que ese pan es engañoso, algunas versiones traducen es pan de mentira, es decir se trata de un placer aparente y lo más desastroso que puede sucederle a un hombre es vivir de la apariencia.