La Biblia dice en Lucas 1:54-55
Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia 55 De la cual habló a nuestros padres, para con Abrahamy su descendencia para siempre.
Introducción
Contra lo que muchos piensan el plan de la salvación de Cristo incluyó a Israel. La mención que hace María de la nación hebrea es una muestra de que los judíos y el destino del Mesías estaban estrechamente vinculados. El evangelio no se puede separar jamás del pueblo escogido de Dios.
La palabra siervo se usa dos veces en el Magníficat. En el verso cuarenta y ocho María la emplea en sentido personal al referirse a ella misma como una sierva del Señor, pero en el verso cincuenta y cuatro la usa con respecto a Israel que fue llamado así en el Antiguo Testamento, particularmente en el libro de Isaías.
La frase la encontramos en Isaías 41:8, 9; 44: 1, 2, 21; 48:20 y 49:3. El profeta identifica así al pueblo de Israel como un pueblo al servicio de Dios y en el nacimiento de Cristo iba a ofrecer el más grande servicio que nación alguna ha hecho a la humanidad: engendrar al Hijo de Dios.
María trae a la memoria de todos la relevancia de Israel. Una verdad que se olvidó a lo largo de la historia, pero que hoy en día ha recuperado su pronunciamiento o evocación y en la plegaria que María queda en evidencia la naturaleza del milagro que ocurrió por la providencia divina.
Israel resistió en la antigüedad toda clase de embates de naciones y reinos que trataron de aniquilarlo. La razón no era solamente religiosa, ideológica o económica, era en realidad espiritual. Si la nación hebrea desaparecía de esta tierra, ¿cómo vendría al mundo el Salvador de los hombres?
María nos lleva así a reflexionar, meditar y profundizar en la historia de Israel desde la perspectiva de un pueblo que fue tomado y escogido por Dios con todos los privilegios que eso conlleva, pero también con todas las grandes responsabilidades y sobre todo con las graves persecuciones de las que sería, fue y es objeto.
El nacimiento de Cristo nos recuerda a Israel, la nación a la que debemos la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quien son los patriarcas, según dice Pablo en su argumentación a favor de un pueblo que ha padecido toda clase de vejaciones desde su nacimiento.
María se presenta como una sierva, pero también presenta al pueblo de Israel como un siervo del Señor porque con todas sus contradicciones y rebeldías logró mantenerse como pueblo escogido de Dios hasta el día en que el Salvador nació y la iglesia se estableció para alcanzar a los gentiles de todo el mundo.
Concluimos nuestra serie de cinco estudios del Magníficat, una serie de cinco estudios con Dios razones o motivos por los que María engrandece a Dios y su espíritu se regocija en Dios su Salvador. Hemos visto nueve hechos que ella reconoce en su plegaria y hoy meditaremos en la última reflexión de la mujer escogida por Dios para ser la madre de Cristo.
A. Porque Dios ha condescendido con los hombres
B. Porque Dios ha hecho grandes cosas
C. Porque Dios ha mostrado su misericordia
D. Porque Dios ha hecho proezas
E. Porque Dios ha esparcido a los soberbios
F. Porque Dios ha humillado a los poderosos
G. Porque Dios ha exaltados a los humildes
H. Porque Dios ha colmado de bienes a los hambrientos
I. Porque Dios ha enviado vacíos a los ricos
J. Porque Dios ha socorrido a Israel
A. Por misercordia
B. Por la promesa hecha a Abraham
A lo largo de la historia del cristianismo se ha tratado por todos los medios de distanciar, separar, dividir a la iglesia de Israel. Aunque la primera iglesia fundada fue la de Jerusalén, aunque el primer conciliio cristiano fue también en Jerusalén y aunque los primeros predicadores de la iglesia fueron judíos, pronto la iglesia quiso enterrar a Israel.
Hay muchas razones más políticas que teológicas para esa determinación. Mientras el cristianismo fue perseguido, el pueblo de Israel disfrutó de cierta paz, pero con la declaración del cristianismo como la religión oficial del imperio, las cosas cambiaron radicalmente.
El surgimiento de la iglesia católica marcó para siempre a Israel. De la noche a la mañana se convirtieron en los “asesinos de Cristo” y padecieron toda clase de vejaciones porque pensaron y algunos siguen pensando que la iglesia ocupaba ya el lugar de Israel. Que el pueblo espiritual de Dios era la iglesia y no Israel.
El problema de esta manera de ver las cosas es que la Escritura no apoya tal enseñanza, no solo en el Magníficat, sino en las epístolas paulinas y generales Israel tiene un participación clara en los futuros planes de Dios para con toda la humanidad. Eso lo hace también Apocalipsis que es el único libro profético del Nuevo Testamento.
La palabra socorrer procede de la raíz griega “antilambanó” que se compone de dos vocablos: 1. Antí que se usa para referirse a “lo correspondiente a” y 2. Lambáno, que se traduce como “tomar con iniciativa”. La idea de la palabra es la de ayudar o apoyar a alguien de acuerdo a la necesidad real. Es unt término de proporcionalidad.
María está diciendo que en el nacimiento de Cristo, Dios estaba socorriendo, ayudando, apoyando a Israel de acuerdo a su necesidad real, la encarnación fue una manera en la que Dios correspondió a su pueblo para hacerlo todavía más singular porque de ese varón habría de venir la salvación para todos, incluyendo a ellos mismos.
A. Por misericordia
La razón por la que hizo esta obra es la misma por la que a María la tomó para ser la madre de Jesús: por pura misericordia. Fue un acto de bondad, no porque Israel lo mereciera, sino más bien como una decisión nacida del amor incondicional de Dios hacía su pueblo. No es que lo merecieran, sino porque de esa forma Dios les mostraba su piedad.
De nueva cuenta María nos hace ver que el nacimiento de Cristo preservado por los hebreos que fueron cuidadosos de preservar la dinastía davídica y todavía más de resguardar la familia de Abraham para que la descendencia de ese justo fuera la línea mediante la cual Jesús habría de llegar a este mundo.
El nacimiento de Cristo fue un acto de amor de Dios hacia su pueblo Israel. De ningún modo fue porque Israel lo mereciera o tuviera los méritos que se requerían, todo lo contrario fue hecho porque Israel fue un siervo de Dios que no tenía alternativa, sino la de obedecer y ajustarse a la voluntad de Dios.
B. Por la promesa hecha a Abraham
El nacimiento de Cristo fue la materialización de la promesa hecha a Abraham casi dos mil siglos antes del Magníficat. El pacto Abrahámico llegó a su cabal cumplimiento con el nacimiento de Cristo, dando paso a un nuevo pacto.
Dios cumple sus promesas, Dios dijo, Dios hará. Y gracias a ese pacto hecho a Abraham hoy nosotros podemos ser parte de su familia. Bendito sea nuestro Salvador.