La Biblia dice en Deuteronomio 27:13
“Y estos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.”
Poco antes de que todo el pueblo de Israel ingresara a la tierra prometida, Moisés llamó a los representantes de las doce tribus de Israel y colocó a seis de ellos en el monte Gerizim y otros seis en el monte Ebal para pronunciar las bendiciones y maldiciones que podían traer a su vida por la obediencia o desobediencia al Señor.
Los levitas pronunciaron doce maldiciones que registra el libro de Deuteronomio en esta sorprendente y delicada ceremonia. Los rabinos judíos interpretan que a la par que se decían esa docena de maldiciones también se pronunciaban en sentido contrario doce bendiciones.
De esa manera Moisés les hizo ver la gran responsabilidad que estaban asumiendo al convertirse en una nación creada, dirigida y protegida por Dios. Debían ceñirse a los mandamientos y ordenanzas que recibieron en el monte Sinaí y evitar a toda costa las prácticas de los pueblos que habitaban en la tierra a la que llegaban a morar.
Un vistazo a las doce maldiciones contenidas en Deuteronomio 27: 15-26 nos permiten descubrir que responde al interés del Creador para que su pueblo tuviera cuidado ante la idolatría, evitará a como diera lugar deshonrar a sus padres, desproteger a los desvalidos como los ciegos, huérfanos, viudas y extranjeros.
También sobresale grandemente el hecho de que cuatro de esas maldiciones están directamente relacionadas con la vida sexual de los hebreos. Dios quería que su pueblo tuviera mucha precaución con ese tema porque pone gran énfasis en no caer en la degradación moral que lleva a la decadencia a las personas y sociedades.
Al pronunciarse cada una de las doce maldiciones, el pueblo debía responder con un sonoro amén, que significa así sea y con ello quedaba bajo su responsabilidad cualquier clase de conducta que encuadrara en esas prohibiciones dadas para evitar el libertinaje y controlar los apetitos, no solo sexuales, sino también los que llevan a rebelarse contra Dios.
Las doce maldiciones y doce bendiciones, según opinan los rabinos hebreos, son la introducción para las maldiciones y bendiciones que más adelante el libro de Deuteronomio amplia grandemente para hacerle ver a los israelitas que Dios está sumamente interesado en que vivan de acuerdo a sus preceptos santos y puros.
Nos queda claro con este texto que hoy meditamos que hay conductas que son repulsivas ante Dios y se deben evitar a toda costa.