La Biblia dice en Mateo 22:18

Pero Jesús conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

Los fariseos y los herodianos se unieron en una alianza perversa para atacar a Jesús. Aunque eran antagonistas naturales por sus posiciones teológicas y sobre todo políticas, la figura de Jesús los unió porque se convirtieron en sus encarnizados odiadores y perseguidores como lo atestigua este relato de Mateo.

Ambos grupos enviaron a Jesús a sus seguidores para que lo cuestionaran sobre un tema polémico y complejo como lo era el pago de impuestos al imperio romano. En realidad no tenían intención de saber para conocer y tomar una decisión correcta sobre ese asunto, sino más bien buscar un argumento para acusar a Jesús. 

Jesús se percató de inmediato de la malicia de ellos. La palabra malicia que utiliza el evangelista en este pasaje se traduce también como maldad o perversidad. Ellos le habían preguntado si era lícito dar tributo al César y Jesús se percató que esa pregunta tenía más maldad y perversidad que intención de saber sobre el tema. 

Por eso la respuesta para ellos fue muy dura. Les dijo que eran unos hipócritas. La palabra hipócrita en el griego comunica la idea de un actor que finge un personaje frente a un auditorio. La perversidad, malicia o maldad de estos hombres radicaba justamente allí: estaban fingiendo ante Cristo. 

Pero todavía más, su actitud era en verdad grave porque tenía la intención de tentarlo, de ponerlo a prueba y si reprobaba acusarlo con Herodes y Pilato como un opositor a la ocupación romana al oponerse al pago de contribuciones a Roma y con ello ser detenido y procesado por disolución y desacato. 

Nos queda claro que fariseos y herodianos eran hipócritas y maliciosos y frente a Cristo estos dos defectos salen siempre a relucir. Frente a Cristo las personas son expuestas en su real dimensión y Jesús nunca se fío de ellos porque sabía sus aviesas intenciones para con él ya que querían dañarlo. 

Jesús los confrontó siempre. Fue duro con ellos porque la hipocresía es un mal contagioso que si no se señala terminará por contaminar a todos. De allí la reacción de Cristo ante ellos. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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