Lunes de Apocalipsis 22: 6-21
6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. 7 !He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. 8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. 10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. 14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. 16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. 18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía,Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. 21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Introducción
Así concluye el último libro de la Biblia con una esperanza firme, con anhelo ferviente y con una confianza absolutamente de que nuestro Señor Jesucristo volverá y lo hará pronto. Juan deja en claro que la iglesia vive expectante por ese suceso que pondrá fin a toda la maldad que hay a este mundo.
Al final del libro de la Revelación, Juan añade una promesa nacida directamente de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: ¡He aquí, vengo pronto!, que encontramos en el verso siete, en el verso doce y en el verso veinte. Con esta frase repetida tres veces la revelación de Jesucristo termina con una gran promesa: su retorno.
Maranata: Cristo viene pronto
A. Por ello debemos guardar sus palabras
B. Para reccompensar la obra de cada uno
C. Por ello debemos estar expectantes
El libro de Apocalipsis es un libro de profecía. Y cierra justamente de esa manera: con el anuncio del inminente regreso de Cristo. Como lo expliqué a lo largo de todos los estudios de este libro este evento no debe llenarnos de temor, al contrario. Debe llenarnos de esperanza y alegría.
Todo lo escrito por Juan tendrá su fiel cumplimiento una vez que Cristo vuelva. Derrotará a todos sus enemigos, implantará su reino sobre este mundo y la injusticia finalmente verá su fin. Ese evento es el más importante para la iglesia. Todo lo que hacemos como creyentes lo hacemos pensando en ese momento.
Todo deja de tener sentido si la iglesia pierde de vista esta verdad. Cristo viene pronto y entonces se encontrará con la iglesia por la que dio su vida.
A. Por ello debemos guardar sus palabras
Del verso seis al verso once encontramos las siguientes palabras:
6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. 7 !He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. 8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. 10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. En estos versículos encontramos la expresión “palabras” cuatro veces. En el verso seis: “estas son palabras fieles”; en el verso siete: “el que guarda las palabras”; en el verso nueve: “los que guardan las palabras de este libro” y finalmente en el verso diez que dice “no selles las palabras de esta profecía”.
El regreso de Cristo plantea un gran reto para la iglesia: que no se aparte de la revelación del Señor. Los veintiún capítulos del Apocalipsis son la referencia. Lo escrito debe ser valorado, observado y cumplido como una de los principales síntomas de que la iglesia espera a Cristo.
Hay una relación intrínseca entre esperar el retorno del Señor y poner en obra sus palabras. Por eso al final de los versos de esta sección encontramos el que es injusto sea injusto todavía; el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
B. Para recompensar la obra de cada uno
Del verso doce al verso dieciséis encontramos las siguientes palabras:
12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. 14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. 16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Cristo viene pronto para premiar a sus seguidores y castigar a los rebeldes. Los primeros lavan su ropa para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas de la nueva Jerusalén. Una forma de llamar a la vida de santidad que Dios reclama para ser dignos de esa gran esperanza.
Los segundos son llamados “perros”, por su condición espiritual, por practicar la hechicería, la fornicación, homicidios y mentira, pecados que Dios desprecia porque trasgreden su santidad y hacen de las personas seres sin ninguna clase de sentido sobre la persona y atributos del Señor.
Esta sección termina con una descripción de la persona de Jesucristo llamado raíz y linaje de David y también estrella resplandeciente de la mañana que resaltan su condición y grandeza.
C. Por ello debemos estar expectantes
Del verso diecisiete al veintiuno encontramos las siguientes palabras:
17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. 21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
El regreso de Cristo debe tener a la iglesia expectante. Así es como termina el último libro de la Biblia con un anhelante deseo de que el novio venga por su esposa, como quien desea que retorne su amado, el que le ha hecho bienes y le ha dado la salvación eterna. Esa es la actitud que nos revela Juan.
Nada debe ser más importante para la iglesia que su reecuentro con Cristo. Estamos llamados a esperarlo con todo nuestro ser.