La Biblia dice en Mateo 1:20
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es.”
José había decidido dejar secretamente a María porque evidentemente no le había creído que estaba embarazada por el Espíritu Santo. La aparición del ángel Gabriel y sus palabras dirigidas a María tampoco las había aceptado y por esa razón determinó que su relación con su esposa estaba terminada.
Era una decisión que había pensado y reflexionado y estaba a punto de materializarla lo que generaría, sin duda alguna, un verdadero escandalo en Nazaret al conocerse que el matrimonio entre José y María se fracturaba antes de que comenzaran a vivir juntos debido a “un desliz” de la esposa.
Pero justo en ese momento Dios interviene para informar a José lo que había sucediendo y lo hace por medio de un ángel que le habla en sueños a José. Es interesante notar que a él no fue enviado Gabriel como a María, pero el mensajero que le dio a conocer lo que estaba sucediendo fue lo suficientemente convincente en sus palabras.
Dios le habló a José porque necesitaba ese mensaje que le ayudara a comprender lo que estaba ocurriendo. Necesitaba saber que él formaba también parte del plan que estaba desarrollando y no debía sentirse excluido porque él sería el que daría el nombre legal a Jesús. Su participación era fundamental.
Fue en ese momento en que se percató de lo que estaba sucediendo porque conoció de primera mano que María no había fallado, que María le estaba diciendo la verdad, que María había sido elegida entre muchas mujeres para llevar a cabo el milagro de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.
Y el mensaje llegó justamente a tiempo antes que José tomara una decisión que sin duda alguna afectaría a María. Dios nos muestra una vez más que su reloj es perfecto. Que las cosas ocurren exactamente en sus tiempos. Que cuando todo parece perdido él llega a salvarnos.
De esa forma José y María salvaron su matrimonio. María no fue lapidada y José le dio su apellido a Jesús. Gracias a un mensaje de Dios en el momento adecuado y oportuno. Pudo haber hecho que el ángel Gabriel hablara a los dos al mismo tiempo, pero lo hizo primero con María y luego otro ángel le habló a José por medio de sueños.
El fin fue el mismo conocer los planes de Dios a fin de tomar el papel que les correspondía a cada uno de ellos. Todo estaba listo para que Jesús naciera, ahora solo faltaba el viaje a Belén.