La Biblia dice en Proverbios 20:5

“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.”

La versión la Biblia de la iglesia en América traduce este verso así: “Como aguas profundas son las intenciones de la mente humana, pero el que es inteligente logra descubrirlas. “La Nueva Versión Internacional lo hace así: “Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente.”

La mente humana es comparada con las aguas profundas del mar en este proverbio. Ese espacio de la creación a la que en los tiempos de Salomón no se podía acceder de ningún modo y hoy con toda la tecnología al alcance no ha sido del todo explorada, sobre todo en los grandes oceános que todavía ocultan muchas cosas a los científicos.

En las aguas profundas, la luz del sol es imperceptible y por esa misma razón el tipo de vida animal es muy distinto a las aguas someras o que están a la vista de todos los seres humanos y que todos pueden conocer y acceder a ella. En realidad la profundidad del mar sigue siendo un misterio.

El proverbista compara esos lugares con la mente humana, que tiene secretos insondables para todos. El corazón, le llama la versión Reina Valera 1960, pero la mayoría de las traducciones vierten mente para precisar los complejo que resulta entender en primer lugar los pensamientos que cada uno de nosotros procesamos, pero también los de los otros.

La psicología y particularmente la psiquiatría son las ciencias que se han acercado a estudiar la mente humana y han encontrado conocimientos sorprendentes, uno de ellos, solo por citar uno de ellos, son los recuerdos o la memoria. La manera en que almacenamos los sucesos que nos impactan y como borramos aquellos que nos resultan incomodos.

Aún con los grandes avances en el estudio de la mente, el tema sigue siendo un enigma y solo con el auxilio de Dios, quien fue quien la diseñó y creó, los hombres pueden descubrirlos y captarlos, en primer lugar los suyos y luego los de los demás a fin de poder entender la conducta propia y la de nuestro semejante.

Nuestras relaciones humanas podrán ser mejores si logramos acercarnos a la manera en que cada persona piensa porque podremos entender mejor los referentes con los que se desenvuelve y uno puedo comprender las motivaciones que mueven su existencia y también la razón o razones por las que hacemos lo que hacemos.

Una vez descubiertas las motivaciones de las personas tendremos mayor claridad para tratarlas, mientras desconocemos esa parte de su vida podremos equivocarnos en nuestras apreciaciones sobre cada uno de quienes nos rodean.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario