La Biblia dice en Juan 11:51

“Pero Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, dijo por inspiración de Dios que Jesús iba a morir por la nación judía.”

La creciente popularidad de Jesús entre los judíos, generó una mala interpretación sobre lo que sucedería a Israel si la aceptación de Cristo seguía elevándose en el pueblo y por eso Caifás, el sumo sacerdote en aquel año determinó sin saberlo que Jesús habría de morir por la nación judía.

Jesús salvaría a su pueblo, tal y como lo había profetizado Simeón cuando treinta y tres años antes acudió al templo cuando Jesús fue presentado y anunció la misión del pequeño Jesús y que el principal de los sacerdotes confirmó, claro éste último desde su ignorancia porque jamás reconoció como Hijo de Dios a Cristo.

La figura de Jesús creó una animadversión tal que hombres con conocimiento de la Torá se convirtieron en seres intolerantes con ese sencillo predicador que hizo de la verdades divinas conceptos sencillos y fáciles de aprender gracias a sus parábolas o historias que hicieron asequible la verdad del Señor.

La sentencia de Cristo la dieron mucho antes que Poncio Pilato lo condenara a la cruz del calvario y uno de ellos fue un hombre que supuso que Jesús ponían en riesgo la existencia del pueblo de Israel, cuando en realidad el peligro era él mismo porque la decisión de victimar a Jesús fue lo que destruyó a la nación hebrea solo cuarenta años después.

Sin saberlo ni proponérselo Caifás profetizó la razón de la muerte de Jesús. No porque fuera un malhechor, tampoco porque fuera en sedicioso o enemigo del imperio romano, sino para redimir a su pueblo y a todos aquellos que confiesan que Jesucristo es el Hijo de Dios y se convierten a Dios con todo su corazón.

La muerte de Jesús es nuestra salvación. Su sacrificio nos acerca a Dios. El sumo sacerdote no comprendió el tiempo que le tocó vivir. Aunque declaró que Jesús salvaría a Israel de sus pecados no actuó en consecuencia. Su conocimiento de la muerte expiatoria de Cristo fue estrictamente racional, mental, no llegó a su corazón.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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