La Biblia dice en Ezequiel 13:23

“Por eso no volverán a tener ustedes falsas visiones ni a proclamar sus profecías de mentira. Yo salvaré a mi pueblo del poder de ustedes, y reconocerán ustedes que yo soy el Señor.”

Dios le pidió al profeta Ezequiel que anunciará el destino de algunas mujeres del pueblo de Israel que confundieron gravemente la profecía con la hechicería y se dedicaron a comercializar vendas, pulseras y velos mágicos que vendían o intercambiaban por puñados de cebada y pan.

Eran falsas profetizas que con sus mentiras habían acobardado a los buenos y animaban a los malvados a seguir con su mala conducta, porque no importaba lo que hicieran o dejar de hacer, total con sus profecías falsas y sus productos mágicos ellos podrían salir adelante sin comprometerse con el Señor.

En tiempos difíciles la gente busca una manera de protegerse, y estas mujeres se aprovecharon perfectamente de esa necesidad e idearon un modelo que los pueblos paganos que rodeaban a Israel tenían: atribuirle a algunas prendas ciertos poderes mágicos para defenderse contra los días malos.

A ello le agregaban que hablaban en nombre de Dios y decían lo que llegaba a su mente, sin considerar que lo que hablaban jamás había salido del corazón de Dios y con temeridad cobraban por sus servicios, como si se tratara de una consulta de un paciente y un especialista.

La actitud de estas mujeres o lo que hacían era tremendamente aborrecible delante de Dios, porque en primer lugar Dios no las había enviado a decir nada, en segundo lugar porque no eran profetisas, sino hechiceras y en tercer lugar porque cobraban por lo que hacía, es decir lucraban con la necesidad de la gente.

Por lo que escribe el profeta Ezequiel parece que tenía mucho “éxito” con su actividad y por eso Dios les advierte que terminarán mal porque su obrar es abominable ya que pervertían la palabra de Dios al atribuirle poderes mágicos a las cosas creando superstición entre los hebreos.

Los judías de los tiempos de Ezequiel cayeron en ese pecado que hace de las personas confiar más en lo creado que en el Creador. Que piensan que algo diminuto, pequeño y efímero puede hacer más que Dios y lo hacen porque es una cosa que no pide ningún compromiso, ni ninguna clase de responsabilidad.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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