La Biblia dice en Proverbios 27:22

Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón, no se apartará de él su necedad.

La necedad, que provoca que las personas persistan en sus yerros, conductas equivocadas o insolencia con la vida, se pega o liga tanto a la vida que quien la padece difícilmente podrá deshacerse con ella por más intentos que se haga por ayudarlos a desprenderse de la insensatez.

El necio es la clase de personas que ve y sabe que lo que hace lo va llevar a la ruina y en lugar de cambiar de actitud se empeña más, se hunde más y se aferra más a seguir con su estilo de vida, aún cuando haya personas interesadas en tratar de ayudarlo con tiempo e incluso con sus recursos económicos.

Salomón nos esta previniendo para evitar caer en esa triste conducta. Quiere que no seamos como el necio al que le tienden la mano para salir adelante y dejar sus malos hábitos y en lugar de hacer nuestro mayor esfuerzo por hacer un lado todo lo que daña nuestra vida, nos mantengamos en nuestra necedad.

Pero también la prevención tiene que ver con saber distinguir con claridad cuando estamos frente a un necio y no perder nuestro tiempo ni esfuerzo porque no cambiará a pesar de lo que se haga por su persona. Puede haber mucha gente tratando de ayudarlo, pero sencillamente no quiere cambiar.

Todos en algún momento hemos tenido compañeros de trabajo o escuela, amigos o familiares a los que hemos ayudado tratando de que cambiaran su manera de vivir, destinando toda clase de recursos, pero al cabo del tiempo uno descubre con frustración que ellos mismos no se quieren ayudar.

Y es que nada se puede hacer por alguien que no quiere hacer nada por sí mismo. El necio por más que sea “machado” por la vida, difícilmente dejará su forma de vivir porque aunque le genere repulsa por parte de quienes le rodean, a él en realidad le gusta vivir de esa manera. Disfruta su necedad.

Salomón quería que no fuéramos así de necios, pero también que tuviéramos cuidado de identificar a quienes se comportan de esa manera para no decepcionarnos o perder nuestro tiempo tratando de que enmiende su manera de concebir la existencia humana sobre esta tierra.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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