La Biblia dice en la 2ª carta de Pedro 1:19

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

Introducción

Pedro le aclara a los creyentes que la iglesia no necesita fábulas griegas para comprender el mensaje de Cristo porque tiene la palabra profética más segura. Pedro está hablando de la Escritura que en esos tiempos compartían los apóstoles de manera oral, pero que con el tiempo fue plasmada en libros y ahora conocemos como Biblia.

Lo que Pedro está haciendo en este verso es postular la revelación divina como la máxima autoridad en la iglesia. No son las palabras de los hombres, ni sus ideas, con todo y que pueden ser muy espirituales o muy santas, sino lo que Dios reveló a los santos hombres que eligió para tal fin.

Parece obvio que la Biblia es nuestra única regla de fe y conducta, pero si en aquellos tiempos era necesario tenerlo presente, ahora es más que indispensable mantener esa verdad en todo lo alto porque los grandes yerros y lamentables equivocaciones de los creyentes nace justamente al apartarse de ella.

Tenemos hoy doctrinas y enseñanzas que confrontadas con la palabra de Dios parecen incompatibles con el mensaje de Cristo, pero se han convertido en enseñanzas que muchos aceptan como verdades absolutas y las promueven entre sus seguidores, aun cuando carezcan de fundamentos en la Biblia.

Pedro estableció con toda claridad que lo que él y los apóstoles compartían fue lo que vieron con sus propios ojos, un pleonasmo para recalcar que no eran testigos de oídas y mucho menos enseñaban lo que su mente natural les dictaba sino lo que habían visto al acompañar a Jesús en sus tres años de ministerio.

El apóstol postuló con toda claridad que la iglesia ha de sujertarse exclusivamente a lo que Dios ha revelado en su bendita palabra y no escuchar a aquellos que no basen sus enseñanzas en lo que Dios dejó establecido porque es lo más seguro que puede haber en este mundo.

No se sorprendan: Los cristianos también se equivocan

Porque dejan de atender la Escritura
A. A pesar de que es muy segura
B. Con atención
C. En todo tiempo

La historia de la iglesia está llena de herejes y herejías que han partido de querer quitar o agregar lo que Dios ha revelado. De hecho el primer concilio que los apóstoles celebraron lo hicieron justamente para aclarar que la iglesia no debía cumplir con las leyes hebreas que los judaizantes querían obligar a los gentiles.

Desde esos días hasta ahora ha habido y hay grandes errores y equivocaciones que rayan incluso en enseñazas contrarias a lo que la Biblia dice porque se basan en ideas preconcebidas o de plano en malas lecturas de lo que dice la Escritura, pero no por ello la palabra de Dios pierde su esencia, aunque algunos la hagan a un lado.

A. A pesar de que es muy segura

La frase “más segura” que usa Pedro procede de la raíz griega “bebaios” que se deriva del vocablo “baino” que literalmente quiere decir caminar donde es sólido. En ese sentido la expresión “bebaios” quiere decir “lo que se puede pisar” y en ese sentido significa altamente confiable o sumamente seguro.

La Biblia tiene esa garantía de ser un libro completamente seguro. No hay posibilidad alguna de que falle o que tenga yerros. Si queremos conducir nuestra vida correcta debemos sujetarnos a ella porque si la hacemos a un lado o dejamos de permanecer en ella vendrá a nuestra vida toda clase de equivocaciones o yerros.

La Biblia es un libro que debe atenderse siguiendo las propias instrucciones que contiene para su comprensión: leer y meditar, de día y de noche, con disposición a obedecerla y solicitando el auxilio del Espíritu Santo de Dios para que nos asista a fin de entender lo que el Señor ha revelado.

La Biblia jamás ha fallado ni fallará. Los hombres se equivocan con suma facilidad, pero la Escritura tiene la virtud de ser sumamente confiable. Lo que los hombres que la escribieron predijeron se cumplió al pie de la letra: dijeron que Cristo vendría y vino. Hablaron de sus sufrimientos y sufrió. Anunciaron la salvación que vendría con él y llegó.

B. Con atención

Pedro le pide a la iglesia primitiva que atiendan con sumo cuidado lo que Dios ha hablado a través de la palabra profética de la siguiente forma: “a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro.”

El apóstol le pide a sus lectores que pongan atención. La palabra griega que utiliza procede de la raíz “prosechó” que literalmente se traduce como “tener mucho cuidado” y de inmediato les pone un ejemplo: como cuando se camina en la oscuridad atenidos únicamente a una antorcha.

El ejemplo no puede ser más contundente. En un mundo lleno de oscuridad, donde hay ideas, mitos, pensamientos e ideologías nacidas de la mente de hombres y mujeres sin la luz divina, sumidos en la oscuridad es muy fácil de pronto seguir errores de otros que afectan nuestra vida.

Entonces, se debe poner diligencia en la lectura y meditación de la palabra de Dios para nuestras vidas. La penetrante oscuridad que vive el mundo en estos días solo puede enfrentarse con la revelación divina. Nada puede sustituir la exposición diligente y responsable de lo que Dios ha dejado plasmado en su bendita palabra.

Hay una corresponsabilidad entre quienes enseñan y quienes aprenden. Pedro pedía que atendieran no a quienes hablaban sino a lo que la palabra decía. Eso quiere decir que debemos atender a la revelación divina y escuchar a quienes enseñan, pero poniendo atención para evitar ser engañados.

C. En todo tiempo

La última parte de nuestro verso dice así: hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

Siguiendo su ejemplo de atender la Escritura como se atiende la luz que emite una antorcha, Pedro les pide constancia a los creyentes en la Escritura. Nuestra resposabilidad llegará a un fin y será cuando Cristo retorne, ese es el sentido de la frase que dice “el día esclarezca y el lucero de la mañana salga. Es un forma poética de asociar el amanecer con el regreso de Cristo.

El creyente debe estar expuesto en todo tiempo a la Escritura. Por ningún motivo debe de dejar de leer y meditar en la palabra de Dios. No en balde Cristo habló de lo valioso que representa la lectura y meditación de la revelación divina en la parábola del sembrador en los evangelios. Mateo 13.

Santiago dice al respecto:

Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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