La Biblia dice en 2ª Pedro 3:13
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
Introducción
El juicio de Dios a esta humanidad perturba a los creyentes. A otros los asusta y a algunos más de plano los intimida. La razón de esta actitud radica en que este mundo será destruido con fuego. Los incréduos serán sometidos a juicio y pagarán su negativa de rendir su vida ante el Señor Jesucristo.
El objeto de la ira del Creador no serán sus hijos, sino todos aquellos que se opusieron a la verdad. Serán castigados a los que una y otra vez se les dio la oportunidad de darle lugar al Señor en sus vidas, pero nunca lo aceptaron. Sobre ellos vendrá el juicio porque amaron las tinieblas más que la luz.
Pedro le escribe a la iglesia para enseñarle que el fin del mundo no debe asustarles, al contrario debe animarlos porque será un momento de gran alegría al reencontrarse con el Señor Jesucristo quien enjugará toda lágrima de sus ojos y los apacentará con pericia y el sufrimiento dejará de ser para siempre.
Se trata de un mensaje para recordar que somos peregrinos de este mundo. Que por más bien que nos vaya o por más mal que nos trate la humanidad, jamás será el único o último lugar donde moremos. Nosotros aspiramos a una mejor condición, nosotros tendremos moradas que el Señor nos prepara.
Y como centro de todo esto, nosotros tenemos la promesa de Dios, un Dios que ha cumplido a cabalidad lo que ha prometido. Un Dios que no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta de lo que ha prometido a sus hijos. Tenemos un Señor inmutable y fiel que no se desdice ni se equivoca.
Descansamos tranquilamente y completamente seguros de lo que esperamos porque quien lo ha señalado es nuestro Señor Jesucristo. No hay la mínima posibilidad de que falle o que no suceda. No debemos, entonces, sentirnos desmayar cuando vemos que este mundo se desmorona y la injusticia se instala como algo normal.
Pedro nos va a llevar a un tema fundamental para los tiempos que aquellos primeros cristianos vivían que en nada se diferencían de la época que nos ha tocado vivir a nosotros en estos días: la justicia que parece que se vende al mejor postor o que los poderosos tuercen de acuerdo a sus perversos intereses.
No se sorprendan: Los cristianos también se equivocan
Porque desconocen lo que Dios les ha preparado
A. El Señor prepara cielos y tierra nuevos
B. El Señor prepara un mundo donde mora la justicia
La iglesia de los tiempos de Pedro era perseguida. Comenzaban a padecer toda clase de injusticia y se cuestionaban si esto cambiaría algún día y la respuesta es triste, pero real: no cambiará porque la corrupción moral del hombre le impide vivir en la justicia perfecta del Señor y ante ese escenario el apóstol nos ofrece dos verdades.
A. El Señor prepara cielos y tierra nuevos
Cuando Dios destruyó el mundo por medio del diluvio no creó ni cielos nuevos ni tierra nueva. Los hombre volvieron a llenar la tierra que Dios había creado a partir de Noé y sus tres hijos y tres nueras. El primer juicio de Dios fue completamente distinto al que le tocará a la humanidas posdiluviana.
Según nos ha dicho en los versos anteriores, la tierra que hoy vemos junto con los cielos pasarán por el fuego, que al compararlo con el diluvio que fue literal éste también sera literal para dar paso a cielos y tierra nuevos para la instalación del reino de Dios prometido a todos los que le aman.
Esta nos es un idea nueva en Pedro, es más bien una enseñanza que ya los profetas del Antiguo Testamento predijeron como Isaías 65:17
Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.
Esta idea la reitera en Isaías 66:22
Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.
El apóstol Juan también la menciona en Apocalipsis 21:1
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
B. El Señor prepara un mundo donde mora la justicia
En la nueva creación mora la justicia nos dice Pedro para mostrarnos que en este mundo no mora la justicia y si no mora la justicia, entonces, lo que prevalece es la injusticia, lo que nos hace comprensible el nuevo estado en el que se vivirá a partir de que Dios cambien totalmente este mundo.
La palabra griega “dukaiosuné” es la que usa Pedro en este pasaje y se traduce en otras versiones y otros pasajes como rectitud, piedad y también como el hecho de dar a cada uno lo que merece por sus acciones. Es una palabra que nos remonta o dirige a Dios fuente primaria de toda justicia.
Dios es justo y con esa afirmación comprendemos que juzga correctamente, pero también que es un Dios piadoso, en el sentido de mucha compasión, y a su vez que es recto. El mundo que se avecina será un mundo donde no habrá injusticia, impiedad, lo que nos lleva a pensar que desde los tiempos del apóstol estaba mal moral y espiritualmente.
El mundo caído ha propiciado que la humanidad viva en injusticias, en impiedad y en haciendo lo malo delante de Dios. La frase del apóstol nos permite entender que en los cielos y tierra nuevos la justicia permanecerá para siempre y no se irá nunca más de la vida de los justos.