La Biblia dice en 2ª Pedro 1:5-7
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Introducción
Somos la generación del esfuerzo mínimo. La invención de las máquinas y luego los motores descargó muchas actividades humanas. Antes para trasladarse de un lugar a otro se tenía que caminar o ayudarse con animales de carga: burros, caballos, camellos y hasta elefantes, pero con máquinas y motores la movilidad se hizo en trenes, coches y camiones y aviones.
La vida de las mujeres dio un cambio total cuando dejaron de moler en piedras y molinos manuales, lavar con sus manos y cocinar con leña o carbon y todo se concentró en diminutos motores en licuadoras, lavadoras, estufas de gas que hicieron menos laboriosa su actividad en la casa.
Hoy en día el esfuerzo se va haciendo mínimo y el control remoto o el clic de una computadora han hecho que nos convirtamos en una sociedad donde el esfuerzo físico se ha ido dejando y ahora basta conectar un aparato para que la vida se haga más facil y emnos complicada.
Por esta clase de vida muchos piensan que entonces la fe opera igual. Que una vez que hemos creído en el Señor solo nos resta esperar que él haga lo que tiene que hacer mientras nosotros nos cruzamos de brazos para crecer espiritualmente, para que nuestros problemas se resuelvan. Creemos que Dios va a bajar a hacer las cosas por nosotros.
Pedro nos tiene muy malas noticias a quienes pensamos que la vida espiritual o la vida cristiana es creer un día y dejar que todo lo demás se de por sí mismo o solo. Esa no es la clase de vida cristiana que el apóstol recibió como enseñanza por parte del Señor Jesucristo cuando nuestro Salvador predicó en este mundo.
Los cristianos tiene que poner diligencia, la palabra diligencia tiene el sentido de esfuerzo, dedicación, empeño, empuje, entusiasmo y muchos deseos por hacer algo bien y correctamente.
La palabra procede de la raíz griega “spoudé” y se traduce simplemente como hacer algo con rápidez o velozmente porque es urgente y necesario hacerlo.
Los grandes yerros de los creyentes surgen justamente cuando dejan de esforzarse en su fe, cuando se abandona a la disipación, olvidando que son discípulos y el sentido de la palabra discípulo tiene que ver con disciplina y para tener disciplina se necesita y requiere esfuerzo, constancia y determinación.
Pedro nos habla de siete características que se deben agregar a nuestra fe. Fe en el sentido, no salvífico, sino la fe relacionada con nuestra norma de conducta o con lo que hacemos en el día a día. Esas siete características son extremadamente útiles para tener una vida productiva y debemos atenderlas con prontitud y esmero.
La palabra “añadid” que usa el apóstol procede de la raíz griega “epichoregeó” que puede comprenderse mejor si se usa el término suplemento que tienen como nombre algunos medicamentos. Es un vocablo que nos hace pensar en suministrar todo lo necesario para mejorar el funcionamiento de algo o alguien.
No se sorprendan: Los cristianos también se equivocan
Porque olvidan esforzarse en su fe
A. Descuidan la virtud
B. Descuidan el conocimiento
C. Descuidan el dominio propio
D. Descuidan la paciencia
E. Descuidan la piedad
F. Descuidan el afecto fraternal
G. Descuidan el amor
A. Descuidan la virtud
Los creyentes deben ser virtuosos. La palabra virtuoso procede del griego “areté” que los griegos utilizaban para referirse a la excelencia. El uso que Pedro le da es que el creyente debe buscar perfeccionar siempre su conducta una vez que ha conocido la fe en Jesucristo y no descuidar el gran valor que tiene conocer el evangelio.
B. Descuidan el conocimiento
La palabra conocimiento se usa en muchas ocasiones en la Biblia en todos sus sentidos, lo que nos hace ver con toda claridad que la acusación contra los creyentes de que son ignorantes o que los pastores los quieren ignorantes es absolutamente falaz, tendenciosa y muy desapega a la verdad bíblica.
Los hombres de fe son hombres que buscan conocer la palabra de Dios que es la fuente de todo el conocimiento. En griego el término surge de la raíz “gnosis” que se refiere a esa clase de conocimiento que nace de la experiencia. Es tan preciso esta clase de conocimiento porque nace de relacionar lo que se sabe con lo que se hace. Algunas versiones vierten sabiduría.
C. Descuidan el dominio propio
El auto control, la templanza y el autodominio consiste en saber gobernarse y no dejar influir, controlar o dominar por nada ni nadie. El creyente debe mantener sumamente protegida su alma ya que las emociones deben regularse para no dejar manipular o influenciar negativamente.
D. Descuidan la paciencia
La palabra paciencia que usa Pedro tiene la idea de alguien que resiste la presión. Tiene el sentido de permanecer o si se quiere perserverancia ante un entorno que nos tienta para dejar lo que estamos haciendo o renunciar a nuestras convicciones, en este caso a nuestras creencias cristianas.
E. Descuidan la piedad
La palabra piedad es utilizada en la Escritura para referirse a una clase de vida anclada o basada en el temor de Dios. Un justo o un piadoso vive apartado del mal, lleva a cabo sus acciones con rectitud y busca una vida perfecta delante de Dios. La vida consagrada a Dios forma parte esencial de la fe del creyente.
La palabra piedad procede de la raíz griega “eusebia” que se traduce como respeto y reverencia a Dios y todo aquello relacionado con su presencia. Debemos recordar lo ocurrido a los hijos de Aarón cuando faltaron a la piedad, según nos relata Levítico 10:1-2 que revela su muerte por haber ofrecido fuego extraño.
F. Descuidan el afecto fraternal
La frase “afecto fraternal” se traduce de un sola palabra griega “philadelphia” que en español es Filadelfía. El amor que se cultiva entre hermanos es un antídoto contra toda clase de errores. No existe el cristianismo solitario. La fe se vive en comunidad, los grandes errores generalmente se suscitan en la soledad.
G. Descuidan el amor
La palabra griega para amor es “agapé” que es la expresión más elevada del amor en este mundo porque es la clase de amor que Dios despliega y que se manifiesta claramente en la obra salvífica de Jesucristo quien demostró de manera palpable el amor de Dios por este mundo al morir en la cruz.
El amor agapé es la clase de amor que nace de la voluntad y no de las emociones, es decir, es una decisión más que un sentimiento. El amor cubre multitud de pecados.
Al vivir con amor las personas difílcimente errarán porque lo que se hace con amor tiene siempre la aprobación divina.