La Biblia 2ª Pedro 2: 14
Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
Introducción
Pedro no quiere dejar de ninguna manera que los creyentes no sepan distinguir con toda claridad a un falso maestro. Quiere que conozcan perfectamente sus características para que cuando los tengan enfrente puedan evitarlos, denunciarlos y evitar relacionarse con ellos en cualquier situación.
El apóstol los define como adúlteros, pecadores irremediables, engañadores o seductores de quienes no tienen determinación, son codiciosos siempre y viven bajo permanente maldición. Para hacernos ver la clase de personajes que son aquellos que tuercen las verdaderas enseñanzas de Cristo.
Se trata de especificar la naturaleza de estas personas a fin de evitar seguirlos, con el propósito evitarlos y por supuesto de denunciarlos por el grave daño que causan a las personas y en particular al prestigio del evangelio al trastocar las verdades bíblicas y formulas ideas y pensamientos nacidos de su carnalidad.
La historia de la iglesia nos deja ver que muchas de las herejías han surgido de falsos maestros que en su condición de no nacidos espiritualmente viven de acuerdo a sus impulsos sin saber que esa clase de vida los lleva a una condición deplorable delante del Señor porque se convierten en maldición.
La expresión es muy fuerte porque refleja o revela una posición extremandamente distante de Dios y muy cerca del infierno. Los falsos maestros están maldecidos y por esa razón todo lo que produzcan está condenada a dar vida o producir bendición para quienes los escuchan o los siguen.
Esa es la lamentable condición de los falsos maestros: anatemas que han pervertido la palabra de Dios para su propio beneficio.
No se sorprendan: Los cristianos también se equivocan
Porque siguen líderes extraviados
A. Extraviados en adulterio
B. Extraviados en el pecado
C. Extraviados en el engaño
D. Extraviados en la codicia
E. Extraviados en la maldición
Ninguna de las palabras que Pedro utilizó para referirse a los falsos maestros ha fallado. La historia de la iglesia nos deja en claro que esta clase de hombres se han introducido a la iglesia y le han hecho un terrible daño a la reputación de las congregaciones porque en búsqueda de dinero han convertido el evangelio en mercadería.
La razón de esta deplorable situación radica en la clase de personas que son los pseudo maestros.
A. Extraviados en adulterio
Pedro dice que los falsos maestros tiene los ojos llenos de adulterio para referirse a su triste condición espiritual de impureza al dejarse llevar por sus deseos pecaminosos frente a las mujeres. La frase que usa el apóstol nos habla de lo que Cristo enseñó sobre el adulterio cuando dijo que basta con que se vea a un mujer con deseo para adulterar.
Los falsos maestros viven extraviados en esta condición. Sus pecados sexuales los delantan y los exhiben. Es obvio que el pecado que se comete con la vista no es notado por todos, pero por Dios sí, y eso es lo que al final de cuentas vale porque Dios conoce todas las cosas antes que los hombres.
La frase lleva a algunos a pensar que esa clase de personas que denuncia Pedro son personas que ven a las mujeres no solo con ojos de lujuría, sino virtualmente una adúltera o desean que lo sea.
Plutarco, filósofo griego de la época helenista, definía a esta clase de personas de la siguiente manera: Un impúdico no tiene “niñas” en los ojos, sino meretrices.
B. Extraviados en el pecado
El pecado tiene una connotación accidental en el hijo de Dios, es decir, peca involuntariamente, sin desearlo y sin disfrutarlo, pero en el caso de los falsos maestros estos pecan con gusto. Dice Pedro que no se sacian de pecar, eso quiere decir que el pecado para ellos es hasta natural.
Nunca han dejado de pecar y por esa razón no se sacian de pecar, es decir no han nacido de nuevo y el pecado los domina, los controla y gobierna en todos los ámbitos de su vida de tal suerte que viven una existencia pecaminosa.
C. Extraviados en el engaño
Dice Pedro de ellos, seducen a las almas inconstantes, la palabra seducir también se puede traducir como engañar. Y esta es la especialidad de los falsos maestros, engañar, manipular y mentir a las almas inconstantes, expresión para definir a personas que no son perserverantes en el estudio de la palabra de Dios.
Aquí podemos ver con claridad a quien se puede convencer fácilmente para llevarlos al error. Las almas inconstantes son mencionadas en otras versiones como almas débiles o también como personas inestables. Esa clase de personas son su blanco favorito porque una persona preparada o instruida con disciplina difícilmente les dará cabida.
D. Extraviados en la codicia
Los falsos maestros son codiciosos. Les fascina el dinero, les encantan las riquezas y su labor tiene generalmente como finalidad enriquecerse. Por eso alguna versiones como la Dios Habla Hoy traduce la frase “tienen el corazón habituado a la codicia” como “son expertos en la codicia”.
Los falsos maestros tienen esa marca y se les puede identificar fácilmente al mirar la forma en que se relacionan con las riquezas o los bienes materiales. Pedro conoció por experiencia propia a esta clase de personajes como Simón el Mago a quien condenó por pensar que el dinero es lo esencial en la obra de Dios. Hechos 8: 13-20.
E. Extraviados en la maldición
La palabra maldición que usa Pedro procede del vocablo griego “katara” que se traduce como imprecación que es una especie de oración condenatoria que se hace para condenar a quien por su conducta no merce ninguna clase de gracia, sino la ira del Dios Todopoderoso a fin de ser condenado.