1ª Pedro 1:6-9

6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Introducción

El sufrimiento del creyente incluye diversas pruebas. Eso quiere decir que el discípulo enfrentará diferentes situaciones que pongan a prueba su confianza en Dios. Pedro dice que estas vivencias se parecerán a lo que sucede con el oro que a pesar de que es un metal de gran calidad, se somete al fuego para perfeccionar su pureza.

La fe del creyente lo hace alegrarse sabiendo que le espera un futuro glorioso, pero esa fe debe ser puesta a prueba. Para ello habrán de presentarse diversas situaciones en las que la confianza en Dios será la única forma de enfrentar las adversidades para que esa seguridad en Dios se encuentre en alabanza, gloria y honra cuando Cristo regrese.

Lo que Pedro les está diciendo es que si se sostienen en medio de las pruebas su fe será reconocida por Jesucristo porque la mantuvieron en los días más difíciles y complicados. El apóstol desea que vean las dificultades no como obstáculos, sino como oportunidades para mejorar la calidad de su fe.

El apóstol les esta diciendo que el mecanismo para que la fe madure, se consolide, aumente y sobre todo se haga robusta son las aflicciones. No hay otro camino, ni otra alternativa para la vida espiritual: el sufrimiento es el instrumento por excelencia para mejorar nuestra confianza y seguridad en Dios.

La vida de un creyente sin dificultades difícilmente crecerá porque no se pone a prueba, porque no se sabe de lo que puede ser capaz y porque no se usa y algo que no se usa tiende a atrofiarse o descomponerse. Mientras que la fe que se usa, es una fe que se acrecentará siempre.

No se sorprendan: los cristianos también sufren
Las aflicciones prueban la fe
A. En determinados momentos
B. Como se prueba el oro
C. Para que sea reconocida
D. Porque hay un propósito

Pedro había visto muchas dificultades a lo largo de su vida. Habían transcurrido ya unos cuarenta años desde que caminó con el Maestro y había estado expuesto a persecuciones, hostigamiento y hasta golpes por predicar el evangelio. En libro de los Hechos se nos relata el gozo que tuvo cuando se sintió digno de sufrir azotes por Cristo.

El apóstol no está hablando desde la teoría o desde la calma que da no tener ningún problema, al contrario está compartiendo y animando a los hermanos desde su experimentada condición de un hombre que sufrió por Cristo de las más diversas maneras y que no se desalentó.

Y por eso en estos versos los va a llevar a reflexionar sobre la verdad de que las aflicciones prueban la fe.

A. En determinados momentos

El verso seis de nuestro texto dice de la siguiente manera:

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.

Pedro sabe que en el evangelio hay muchas alegrías. Una de ellas es sabernos herederos de Cristo con bendiciones que van más allá del entendimiento humano. Pero también sabe que en determinados momentos vendrán a la vida de los creyentes pruebas que ponga sus vidas en una situación apremiante.

Hay tres expresiones que nos hacen ver que la fe se prueba en determinados momentos: 1. Ahora. 2. Por un poco de tiempo y 3. Si es necesario. Estas tres frases nos hacen pensar que la fe no vive en una permanente prueba sino más bien en ciertas circunstancia necesita sacarse para enfrentar los problemas.

El seguidor de Cristo debe saber que habrá ocasiones en las que será examinado o más bien su fe será pasada por una evaluación, pero será por un poco de tiempo y en caso de ser necesario. Eso quiere decir que hay cristianos que viven momentos de prueba que son eventuales.

Pedro vivió muchas veces esos momentos, pero luego salió avante con la ayuda del Señor que siempre le tendió la mano.

B. Como se prueba el oro

Los metales como el oro, la plata y el bronce son purificados con el fuego. Este procedimiento se lleva a cabo porque en el caso del oro cuando se extrae de las minas es sacado con mucha tierra que lo hace impuro y por eso necesita ser pasado por la lumbre para quitarle todas las impurezas.

Pedro recurre a esa ilustración para enseñarnos que de igual forma la confianza en Dios se somete al fuego de la prueba para hacerla más pura, más genuina y más sincera porque la fe es el boleto que nos llevará al cielo y debe perfeccionarse cada día más como si se tratase de lo más valioso de nuestras vidas.

Debemos estar conscientes de que los grandes hombres de fe del Antiguo Testamento llevaron una vida llena de desafíos, pero lograron mantener su fe y de esa manera alcanzaron grandes promesas que Dios les había dado como por ejemplo Abraham, llamado el Padre de la fe, que le creyó completamente a Dios .

C. Para que sea reconocida

El verso siete de nuestro estudio dice de la siguiente manera:

Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

La fe de la que esta hablando no es la fe que nos dio la salvación. Es la fe que se desarrolla día con día. Aquella que usamos cuando tenemos problemas o dificultades. Aquella que desplegamos cuando a nuestra vida llega la enfermedad o se presenta la escasez y entonces depositamos toda nuestra seguridad en Dios.

Esa fe debe ser hallada en alabanza, gloria y honra, dice Pedro para referirse al reconocimiento que habrá de tener cuando Cristo vuelva por nosotros y pase por el fuego la calidad de nuestra seguridad en Cristo. Pedro le da tres características que debe reunir nuestra certeza en el Señor.

Para Pedro debe ser hallada en alabanza, gloria y honra. Estas tres palabras nos llevan a considerar que la fe recibirá un aplauso cuando nos presentemos ante Cristo.

D. Porque hay un propósito

Los versos ocho y nueve de nuestro texto dicen de la siguiente manera:

A quién amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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