La Biblia dice en 1ª Pedro 5:13-14
La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan. Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén.
Introducción
Al final de su carta el apóstol Pedro se despide de sus hermanos que leerán su epístola y lo hace con dos palabras que tienen una intencionalidad muy marcada: Babilonia y Marcos, que nos servirán para nuestra última meditación sobre esta carta que nos ayudó para reflexionar durante diez meses sobre el sufrimiento.
Babilonia y Marcos son citados de forma premeditada por Pedro para enseñarle a la iglesia primitiva y enseñarnos a nosotros que los padecimientos están en cualquier lugar y en cualquier momento, pero sobre todo para recordarnos que Pedro sufría también y tenía a su lado a alguien que había huido de sufrimiento, pero luego rectificó y supo que debía padecer.
El autor de la carta sabe que sus lectores entenderán perfectamente sus expresiones y por eso no se extiende para explicar quien es Babilonia y quien es Marcos. Son dos asuntos que conocen perfectamente porque lo deja para el final de su epístola cuando ya ha concluido los temas que quiso abordar.
Eso nos ayuda a pensar y reflexionar que el sufrimiento en la vida de las personas es ineludible. Es decir que es lo que forma el cáracter de las personas y que una vida sin padecimientos es una vida que difícilmente puede apreciar el valor de la vida en Cristo porque a través del dolor nos redimimos.
Roma dominaba el mundo entonces conocido. Imponían sus leyes, y aunque sus creencias no era obligatorias, su influencia en los pueblos sojuzgados era inevitable. El políteismo romano encontró en el cristianismo su gran enemigo. El hecho de hablar de un Dios que no tenía forma ni imagen y que no habitaba en templos hechos de manos de hombre, significó el primer gran desafío real contra ese imperio, que finalmente lo derrotó.
La vida de Juan Marcos es también un referente a la hora de hablar del sufrimiento. Marcos fue compañero de Bernabé y Pablo en el primer viaje misionero, pero desertó cuando vio la gran problemática de predicar a los gentiles, tiempo después comprendió que esa era la única manera de hablarle a otros de la palabra de Dios.
No se sorprendan: Los cristianos también sufren
Los padecimientos son ineludibles
A. En cualquier lugar
B. En cualquier momento
Babilonia y Marcos nos hablan sobre el sufrimiento ineludible e inevitable, a pesar de que no nos guste o no nos agrade. El sufrimiento estará presente de manera directa o indirecta en nuestra vidas.
A. En cualquier momento
En los capítulos diecisiete y dieciocho del Apocalipsis Juan describe a la que llama BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA, para la iglesia que en su tiempo era perseguida por el poder político prevaleciente, es decir Roma. La gran ramera es Roma por varias razones que explicó antes de adentrarnos en estos dos capítulos de Apocalipsis.
En primer lugar quiero citar la Escritura. En la primera carta de Pedro 5: 13 encontramos el siguiente texto: “La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.” Pedro escribió su primer carta desde Roma, que en tiempos de la iglesia primitiva era llamada entre los cristianos como Babilonia.
Por qué le llamaban Babilonia porque la podredumbre moral del imperio era inversamente proporcional a su idolatría. Los romanos era religiosos y supersticiosos de tal manera que tenía una divinidad para toda clase de circunstancias, fechas, eventos y fenómenos que habían pervertido terriblemente la esencia del Dios verdadero.
En segundo lugar, la historia nos muestra que el imperio romano se fundó en medio de creencias religiosas y ese aspecto lo conservo siempre y fue la base junto con su militarismo de su expansión en todo el mundo.
En Roma la religión tenía era impulsada por el Estado o los gobernantes en una especie de religión pública y otra era en el hogar, una religión privada. El imperio tenía su religión estatal y también la que sus ciudadanos desplegaban en sus casas y en ella adoraban a diversos dioses para ganarse su favor y cuidado.
No era para ser buenas personas, sino para que no les fuera mal. Un comerciante podía vender pesos incompletos o productos fraudulentos, pero se encomendaba al dios del comercio y podía entonces esperar su favor, aún sin vender con ética y principios y así en muchos aspectos de la vida romana.
En Roma el gobierno tenía magistrados religiosos que fungían como sacerdotes integrados en colegios que tenían como cabeza al pontífice máximo. Habían también personajes llamados augures que cuidaban la celebración de los ritos en eventos. De su nombre se deriva la palabra augurio porque ellos eran los encargados de interpretar las señales sobrenaturales que indicaban la aprobación divina.
Otro tipo de sacerdotes que el imperio tenía eran los arúspices que interpretaban los hígados de los animales sacrificados para conocer si la voluntad de los dioses eran favorables y entonces emprender algún proyecto o empresa, a quienes acudían a consultar a los dioses romanos.
Solo por mencionar algunos de los rasgos estatales de la religión romana mencionamos a estos funcionarios imperiales con lo que podemos ver la clase de religión que se practicaba en los días de Juan y Pedro, quienes le llamaron al imperio Babilonia y por eso en Apocalipsis siempre está ligado el poder religioso con el político-económico.
B. En cualquier momento
En Hechos 15:39 leemos “…Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,”
Bernabé realmente se llamaba José, los discípulos al ver y conocer su actitud piadosa y compasiva con los creyentes le cambiaron el nombre que de acuerdo al mismo libro de los Hechos, significa hijo de consolación o el que trae consuelo. Esta característica era tan notoria en su vida que terminó por modificar su nombre.
Dice el libro de Hechos que después de una acalorada discusión con su amigo Pablo se separó al iniciar el segundo viaje misionero por una razón: Bernabé quería que llevaran a Marcos y Pablo simplemente se oponía a ser compañero de una persona que en el primer viaje literalmente había tirado su labor.
La palabra griega tomando es la palabra paralambano que se usa 49 veces en el Nuevo Testamento y en la versión Reina Valera 1960 se traduce, además de tomar como dice nuestro texto, también como recibir, aceptar. Lo que quiere decir que Bernabé tomó, recibió y aceptó a Marcos.
La actitud de Marcos no había sido la mejor. En pleno viaje misionero había faltado a su compromiso de acompañarlos y apenas en el segundo punto de la gira había regresado a Jerusalén. A Pablo le pareció injustificable que un colaborador suyo asumiera ésta actitud tan inmadura y tenía razón.
Es posible que Pablo supiera que Marcos había sido el joven que huyó desnudo de Jerusalén la noche que detuvieron a Jesús.
Pero Bernabé lo vio de otra manera. Con Marcos Bernabé hizo alarde de una actitud que necesitamos desarrollar todos: ante la equivocación, tropiezo, desliz, falta o falla evidente de las personas y su genuino arrepentimiento debemos ofrecerles otra oportunidad.
Bernabé, el que consuela, lo tomó como se toma a un niño. La palabra paralambano tiene ese sentido. Con delicadeza y con cuidado y hasta con ternura para traerle de nueva cuenta a cumplir el llamado que Dios tenía para su vida. La actitud de Bernabé hizo posible que hoy millones de cristianos descubramos a Jesús a través del evangelio de Marcos.
Todo porque hubo alguien que hizo a un lado la condenación inmediata a quienes se equivocan y recibió nuevamente al que cometió una pifia en su vida. Quizá Bernabé lo hizo recordando que a pesar de sus equivocaciones Cristo siempre tenía la mano dispuesta para recibirlo.