La Biblia dice en la 1ª carta de Pedro 1: 1-2
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, 2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Introducción
La versión Reina Valera 1960 utiliza la palabra presciencia en solo dos ocasiones. En este verso de la primera carta de Pedro y en el libro de Hechos 2:23. En ese verso no la utiliza como “presciencia” sino como “anticipado conocimiento” de Dios por eso algunas versiones lo traducen como “propósito divino”, “proyecto”, “plan” y “previsión” de Dios.
Hechos 2:23 dice así:
A este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.
Los creyentes, entonces, son elegidos por el conocimiento anticipado de Dios, lo que nos lleva a un tema que, hemos de reconocerlo, va más allá de nuestra comprensión, fuera del alcance de nuestro entendimiento porque pertenece a la soberanía divina, un tema por demás complejo, pero que se tiene que abordar.
Lo complejo de este tema radica en saber que Dios sabe todas las cosas antes que ocurran. Un verdadero misterio para nosotros. Pero lo escribe un hombre no desde la teoría sino desde la experiencia que resultó de haber negado al Maestro y que Jesús le anticipó e intercedió por él para que retornara con sus compañeros apóstoles y no se desanimara.
De hecho los sufrimientos de Cristo entran en ese mismo esquema de conocmiento anticipado de las cosas. Según leemos en Hechos 2:23, los padecimientos del Señor no fueron accidentales ni sopresivos para Dios, los conoció desde antes de enviar a Cristo a la tierra.
Estamos, entonces, ante uno de las grandes misterios de Dios: conocer todas las cosas antes de que ocurran y en lugar de molestarnos o tratar a toda costa de preguntar por qué, humillemos nuestra cerviz y reconozcamos que Dios es soberano y siempre sabe lo que hace sin excepción alguna.
No se sorprendan: Los cristianos también sufren
I. Porque forma parte del plan de Dios
A. En muchas partes del mundo
B. Para obedecer el evangelio
A. En muchas partes del mundo
Cuando el sufrimiento llega a nuestras vidas tenemos la equivocada percepeción de que solo a nosotros nos están sacudiendo los padecimientos. Pero la realidad es que en estos mismos momentos muchos creyentes están padeciendo por el solo hecho de ejercer su fe en el mundo entero.
La mención de todas estas regiones no es ociosa ni tampoco presuntuosa, en realidad tiene la clara intención de hacerles ver a los creyentes de la época de Pedro que en diversos lugares del imperio romano la fe cristiana estaba siendo sometida a grandes pruebas que no se trataba de un lugar en específico.
La frase “a los expatriados de la dispersión” que algunas versiones traducen como “los que viven esparcidos fuera de su patria”, “extranjeros de la dispersión” o “los peregrinos en tierra extranjera” nos dice mucho. Habla de personas que fueron o eran perseguida en ese momento y que se habían visto en la necesidad de abandonar su tierra.
Por eso Pedro menciona regiones como el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, espacios geográficos del imperio romano localizados hoy entre Grecia y Turquía hasta donde habían ido a parar los creyentes perseguidos por su fe.
Cuando uno se acerca a la historia del cristianimo uno no puede dejar de admirar a esos discípulos de Jesús que padecieron toda clase de vejaciones, hostigamiento, persecución y muerte y ni así renegaron de su fe. Al contrario se mantuvieron firmes con una implacable fe en su Salvador.
Podemos afirmar con toda seguridad, entonces, que los creyentes de todos los tiempos han sufrido y Dios ha sabido de eso y lo ha permitido porque forma parte de un plan divino que escapa al entendimiento de los seguidores de Jesús. El sufrimiento es pedagógico para todos los que han abrazado la fe en Jesús porque el también sufrio y lo sabía desde antes.
Esa es quizá la lucha más grande que todos tenemos frente a los sufrimientos. Si el Señor ya sabe que voy a sufrir porque no los evita, pero la soberanía de Dios es así solo él sabe por qué. Nos estremece saber que fuimos elegidos con el anticipado conocimiento de Dios, pero podemos confiar en que el atravesó la misma experiencia.
B. Para obedecer el evangelio
Pedro dice que hay dos razones por las cuales fuimos elegidos: obedecer el evangelio y para ser rociados con la sangre de Jesucristo. No es una reiteración obvia decir que el Señor nos apartó para obedecer, en realidad es una manera de recordarnos algo que olvidamos cuando padecemos.
Obedecer a Dios cuando las dificultades se acrecientan, por eso la frase ser rociados con la sangre del Jesucristo nos lleva irremediablemente al sistema de sacrificios del libro de Levítico que nos dice que algunos tipos de ofrenda que se presentaban en el templo eran rociados por la sangre de los animales.
Se rociaba la sangre de toros, ovejas y machos cabríos en el altar en muchos sacrificios que se presentaban. El creyente fue elegido para ser rociado de la sangre de Cristo, una figura retórica que nos lleva pensar en el acompañamiento que los creyentes tienen con los padecimientos de Cristo.