La Biblia dice en Levítico 19:3
Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.
Los hijos están llamado a temer a sus padres. Es interesante que este texto ante pone a la madre antes que al padre a diferencia de otros versos donde primero aparece el padre y luego la madre. En Éxodo 20: 12 dice, por ejemplo, “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
La razón por la que las palabras están invertidas obedece que los hijos e hijas generalmente le tienen más temor, miedo o respeto al padre que a la madre porque físicamente es débil y también porque tiene más dulzura a la hora de exhortar o llamar la atención de los vástagos y eso hace pensar que su condición es menor que la del papá.
Mamá y papá merecen todo nuestro respeto y consideraciones. Eso queda claro en este verso, pero la interrogante que muchos se hacen es por qué inmediatamente que se le pide a los hijos que tengan temor de ambos, incrusta el mandamiento de guardar el día de reposo. Qué relación tiene temer a los padres y guardar el día sábado entre los judíos.
Los sabios judíos enseñan que la razón de entrelazar ambos mandamientos radica en que el temor, respeto, honra y hasta miedo a los padres tiene un límite y el límite se encuentra cuando los padres impiden el cumplimiento de un mandamiento o una ordenanza del Creador en la vida de sus hijos.
Cuando se está en esa condición, los hijos no tienen porque someterse a los padres. Violar un mandamiento divino por obedecer a los padres es la única razón por la que uno no debe sujetarse a los padres. La obediencia ciega una prerrogativa exclusiva de Dios porque nunca nos pedirá algo indigno.
La relación padres-hijos es una relación afectiva. De amor y cuidado de parte de los padres y de respeto y honra por parte de los hijos, siempre anteponiendo a Dios en ambos casos como el motor de la relación. Cuando Dios es el centro de la vida de las personas en el hogar, generalmente el rol de cada uno de ellos se cumple a cabalidad.
Al contrario cuando la relación padre-hijos se pierde, se descuida o se desatiende sufren todos. Lo padres porque descubren que sus hijos no los respetan y los hijos padecen cuando forman una familia y descubren que sus hijos les recuerdan todas las faltas que ellos cometieron con sus papás.
Moisés escribió este mandamiento para recordarnos a todos que debemos ser muy responsables en nuestro hogar recordando siempre que lo hagamos con nuestros padres lo recibiremos con creces con nuestros hijos.