La Biblia dice en Salmos 13:3

Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos para que no duerma de muerte. 

Es un hecho indiscutible que la muerte rondó siempre sobre la vida de David. Estuvo en peligro en muchísimas ocasiones y de no haber sido por Dios, no hubiera pasado de los treinta años porque vivió momentos en los que su vida parecía extinguirse por las difíciles circunstancias que tuvo. 

Desde los riesgos por los osos y los leones que tenía que enfrentar mientras cuidaba las ovejas cuando apenas era un jovencito, pasando por su enfrentamiento con el gigante Goliat y luego la enemistad con los filisteos que lo odiaron a muerte y concluyendo con el rey Saúl que vio en él un enemigo que no era digno de vivir. 

Pero gracias a Dios vivió setenta años, cuarenta de los cuales gobernó sobre su amada nación, pero alcanzó esa bendición porque frente al peligro, ante sus sanguinarios enemigos y cuando la muerte rondaba por su vida se encomendaba a Dios y en él hallaba constantemente refugio. 

El salmo trece es una composición de esa naturaleza. En el verso que hoy meditamos David le pide a Dios que le responda ante una de las tantas crisis de seguridad que llegaron a su vida y lo hace con vehemencia suplicándole de manera poética que alumbre sus ojos para que no duerma de muerte. 

Así nos deja constancia este santo varón de Dios que la muerte lo acechó una y otra vez, el peligro lo rodeo para donde iba y sus enemigos los persiguieron para cortar su existencia, pero se protegió con Dios invocándolo a cada momento para que tuviera compasión de él y no permitiera que sus enemigos se alegraran en su desaparición física. 

David sabía que el autor de la vida es Dios y es el único que puede recogerla, pero también sabía que si se acercaba a su presencia no sería muerto por la voluntad de hombres, lo que nos muestra que claro que Dios nos cuida, pero debemos externarle nuestro deseo de vivir. 

David no quería morir porque su muerte daría motivos a sus adversarios para confirmar que Saúl tenía razón de que era un hombre orgulloso o que los dioses de los filisteos eran más poderosos que el Dios de Israel. En cambio su vida significaría que Dios era el Señor verdadero y que estaba con David. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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