La Biblia dice en Eclesiastés 7: 8-9
8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. 9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
Introducción
Salomón sostiene que el final de un negocio, proyecto, plan, objetivo o meta es mucho mejor que su inicio. El contraste que el rey sabio de Israel hace es entre el comienzo y el final de una obra humana para resaltar que muchos pueden iniciar una carrera, por ejemplo, pero pocos la pueden terminar.
En realidad, el monarca está apuntado claramente a uno de los problemas más comunes entre los seres humanos: comenzar con bombo y platillo una labor y luego dejarla por impaciencia de no ver inmediatamente los resultados o porque resulta largo el camino para alcanzar los objetivos.
Salomón toca una de las fibras más sensibles que tenemos cuando se trata de las cosas que comenzamos y no las terminamos porque queremos que fructífiquen velozmente cuando en realidad muchas cosas, las mejores, generalmente llevan su tiempo para concretarse y disfrutarse.
Estamos frente a un texto que nos lleva a pensar en la necedad que representa querer que todo se haga rapidamente. Vivimos una era de lo instantáneo, lo veloz, lo raudo. El mundo y la sociedad nos llevan cada vez más a la idea de que todo tiene que ser acelerado porque si no entonces se esta perdiendo el tiempo.
De por sí los seres humanos somos propensos a querer todo rápido y si a eso le añadimos que nuestro entorno nos mal educa pensando que todo tiene que ser veloz entonces estamos aprisionados en una realidad que tarde o temprano nos hará ver lo equivocados que estamos porque las cosas buenas se construyen con calma y paciencia.
Comenzar un proyecto es bueno, pero es mucho mejor terminarlo y entre ambos puntos se encuentra la paciencia y justamente de eso será lo que nos hable el rey de Israel. La paciencia para llevar a buen puerto lo que comenzamos, el dominio de nuestro carácter para alcanzar nuestras metas.
Salomón vio lo que nosotros seguimos viendo en nuestro entorno: personas que comienzan un negocio, una carrera o plan o proyecto, pero que al poco tiempo claudican por falta de resistencia.
El hombre se debate entre lo vano y lo eterno
Porque por impaciencia no concluye lo que inicia
A. Desconoce el valor de la paciencia
B. Se deja llevar por la arrogancia
C. Se enoja cuando las cosas no salen como quiere
D. Olvida que el enojo es propio de los necios
Si resulta triste ver edificio sin terminar, negocios cerrados con inversión económica perdida y planes truncados, es todavía más lamentable ver planes personales truncados, objetivos de vida sin alcanzarse solo porque faltó paciencia y sobró mucha, pero mucha, arrogancia en las personas.
Los expertos en planeación dicen que para lograr nuestros objetivos debemos considerar al menos tres elementos: 1. Un buen diagnóstico. 2. Objetivos bien definidos. 3. Una selección de estrategia y yo agregaría y paciencia, mucha paciencia para enfrentar los imponderables a la hora de alcanzar nuestros objetivos para terminar lo que iniciamos.
A. Desconoce el valor de la paciencia
Cuando Salomón dice que es mejor el sufrido de espíritu emplea una expresión hebrea cuya raíz es “arek” y que significa largo o larga. Esa palabra se utiliza en Éxodo 34: 6 como tardo o lento. Dice el texto que “Dios es tardo para la ira y grande en misericordia”. La idea de la palabra es alguien que tiene mucha paciencia.
Nos queda claro que los grandes proyectos requieren mucha, pero mucha paciencia. Los planes de largo alcance para la vida exigen someternos a prolongadas jornada de espera. Si queremos llegar a donde nos proponemos debemos perseverar que es uno de los sentidos en el español de la palabra paciencia.
La palabra “arak” comunica la idea de una persona que no se apresura a tomar determinaciones sin antes pensar y reflexionar sobre lo que va a hacer o decir. Lo contrario a “arak” es corto o rápido para molestarse.
B. Se deja llevar por la arrogancia
La palabra “altivo” que usa Eclesiastés en este verso procede de la raíz hebrea “gabah” que quiere decir ser alto o exaltado. Cuando el Predicador dice que no es bueno el altivo de espíritu, lo que esta diciendo es que exaltarse o molestarse no ayuda en nada cuando se tiene un proyecto y la falta de resultados produce exasperación.
La Escritura apunta aquí a la situación que viene cuando se comienza un plan o proyecto y de pronto las expectativas que se tenían tardan en llegar. Entonces algunas personas se fastidian y entonces con enojo abandonan lo que están haciendo y dejan de lado sus planes y proyectos.
Nunca los grandes proyectos en la historia de los hombres se han hecho rápidamente. Pienso en la gran muralla china que llevó no unos cuantos años construirla, sino siglos de trabajo. Recuerdo la ciudad de Petra en el desierto del medio oriente que fue literalmente construida sobre la piedra y que llevó también muchos años.
Cuando pienso en un labor que queda inconclusa recuerdo que aquí en Oaxaca tenemos un templo que nunca se concluyo. Me refiero al templo católico de Cuilapam de Guerrero que tiene a sus cimientos y hasta sus columnas, pero carece de su techo y así ha estado desde hace varias decenas de años.
C. Se enoja cuando las cosas no salen como quiere
Enojarnos y dejar de hacer algo solo porque no vemos los resultados de manera rápida es una gran equivocación. Una de las grandes virtudes que nacen de conocer a Dios es que una de las primeras lecciones que el Señor enseña a sus hijos es que deben ser pacientes a la hora de comenzar algo para ver su fin.
Uno de los muchos ejemplos sobre este tema es la labor agrícola. El campesino siembra y luego espera la lluvia para que coseche. No puede sembrar e inmediatamente cosechar, tiene que esperar. Pero hay personas que olvidan esta enseñanza y se enojan cuando las cosas no salen como ellos quieren.
Un negocio por ejemplo debe instalarse y se consolidará con el tiempo. En algunas ocasiones tal vez no pasen muchos meses para que tenga una amplia clientela, pero en otros casos tardará tal vez más. Se necesita paciencia y desechar el enojo cuando se tardan los primeros resultados.
Sin embargo, el enojo, la molestia y el fastidio porque no hay ganancias y por ello claudicar en nuestros planes definitivamente no es nada recomendable porque entonces el fracaso puede ser estrepitoso o grandemente desolador. Impacientarnos por ese hecho es sumamente absurdo.
D. Olvida que el enojo es propio de los necios
Salomón dice que es una verdadera necedad enojarnos y dejar un proyecto o plan solo porque no obtenemos resultados rápidamente. Los necios son catalogados como seres que se dejan llevar por su emociones más que por las razones. Son simples porque en lugar de razonar seriamente una situación o planteamiento que llega a su vida, lo toman a la ligera.
El verso nueve de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
Salomón se refiere aquí al enojo porque las cosas no han salido como uno las ha pensado y en cuanto vemos que nuestras expectativas no han salido bien queremos no solo dejarlas sino botarlas.
La Nueva Traducción Viviente de la Biblia traduce este el verso de la siguiente manera:
Controla tu carácter, porque el enojo es el distintivo de los necios.
Asumir una actitud de abandono de lo que comenzamos nos ubica en la categoría de los necios que son seres sin la menor prudencia.