La Biblia dice en Números 16:38

“Los incensarios de estos hombres, que han muerto por haber pecado, han quedado consagrados porque fueron usados para presentar incienso delante de mí. Conviertan, pues, ese metal en láminas para recubrir el altar, y para que sirva de advertencia a los israelitas.”

En la rebelión de Coré doscientos ciencuenta secuaces del malogrado levita, murieron junto con sus familia. Antes de morir llegaron al tabernáculo con igual número de incensarios que a su muerte Dios le ordenó a Moises que el material con el que fueron hechos se reciclara y sirviera para recubrir el altar del tabernáculo.

Era una manera de recordarle al pueblo de Israel ese ominioso pasaje de su peregrinar en el desierto, cuando un grupo de hebreos encabezados por Coré, quien arrastró a algunas familias de la tribu de Rubén se rebeló contra el liderazgo de Moisés y Aarón al considerarlos unos totalitarios por imponerse a la asamblea judía para dirigirlos.

Dios intervino de inmediato y esos hombres fueron duramente castigados porque la tierra donde estaban parados literalmente se los tragó, y de ellos solo quedaron los incensarios que al estar consagrados a la labor de la tienda de reunión fueron tomados para que todos los judíos aprendieran que la rebelión nunca trae nada bueno a la vida de nadie.

Cada que vieran el altar de sacrificios, que estaba colocado a la entrada del santuario en el desierto, ellos tendrían presente que Dios castiga severamente la oposición a sus determinaciones y decretos, que aunque muchas veces no se entiendan o se comprendan son sus designios y debemos respetarlos.

Los hechos suscitados por la maldad de Coré fueron graves porque socavaban los cimientos mismos del judaísmo, al poner en tela de juicio la determinación del Creador quien puso a Moisés como líder indiscutible de su pueblo y Aarón en la posición de sumo sacerdote, una elección que nació de su soberana voluntad.

Se trataba de una determinación que Dios sopesó mucho y la tomó. Con el castigó a Coré, Dios dejó en claro que sus decisiones no se cuestionan, se obedecen aunque no la entendamos o no sepamos porque ha decido de esa forma algunas circunstancias de nuestra vida.

Los incensarios reutilizados en el altar nos recuerdan que Dios quiere que aprendamos bien las lecciones que trae consigo la rebelión para no volver a cometerlas.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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