La Biblia dice en Proverbios 13: 18
Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; más el que guarda la corrección recibirá honra.
La Biblia de la iglesia en América –de reciente publicación– traduce este texto de la siguiente forma: “Miseria y pobreza vendrán sobre el que desprecia la corrección , pero el que acepta la exhortación recibirá honor.” El verso que hoy meditamos es un constrate entre quien aprende a recibir un consejo, una exhortación o llamado de atención y otro que no.
La Nueva traducción viviente expone este verso así: “Si desprecias la crítica constructiva, acabarás en pobreza y deshonra; si aceptas la corrección, recibirás honra.” Así comprendemos que las personas necesitan sujetarse a buenos consejos, disciplina, corrección y exhortaciones
El proverbista enfatiza en la necesidad que todos tenemos de aprender el difícil arte de escuchar atender aquellas personas que miran nuestra conducta y perciben errores y equivocaciones que de no subsanar nos llevarán a situaciones lamentables como la necesidad y la vergüenza.
Vivir pensando que todo lo que hacemos esta bien es un gran despropósito. Nadie es perfecto y en muchas ocasiones somos demasiados erráticos y allí es justamente donde necesitamos a alguien que nos diga donde estamos fallando en lo personal, laboral o profesional.
Sin embargo, el proverbista tiene claro que hay muchas personas que no están listas para escuchar un consejo o crítica constructiva y además de enojarse con quien le ha llamado la atención, se empecinan en su conducta errónea y por eso advierte claramente que quienes se conducen así tendrán grandes problemas.
Al contrario una persona que atiende los llamados de atención que le hacen los que lo rodean, tendrá honra. La palabra honra además de retribución, significa también respeto. Escuchar un consejo nos hace respetables porque demuestra que no nos creemos muy sabios o inteligentes.
Pensarse poseedor de la verdad absoluta y que nadie puede corregirnos es de una gran necedad que tarde o temprano producirá problemas mayúsculos en nuestra vida. Una persona se puede arruinar si ignora los llamados de atención, mientras que alguien que oye las reprensiones puede librar su alma.
Es una decisión personal aprender a recibir correcciones o dejarnos llevar exclusivamente por lo que pensamos que está bien. Los resultados evidentemente serán distintos en gran manera.