La Biblia dice en Proverbios 1:5

“El que es sabio e inteligente, los escucha, y adquiere así más sabiduría y experiencia.”

Los proverbios necesitan escucharse. La palabra escuchar en el hebreo no necesariamente significa oírlos simplemente. El vocablo implica una acción que une el sentido del oído con una reacción o acción, es decir, escuchar implica conocer y entender para, de esa manera, hacer o dejar de hacer algo.

En ese sentido, los Proverbios escritos en su mayoría por Salomón y recopilados por los sabios de Israel señalan dos cosa respecto a escuchar y poner por obra las sentencias, dichos o refranes de la milenaria sabiduría hebrea: primero que los escucharán los sabios e inteligentes. Los proverbios le repelen a los necios, imprudentes e insensatos.

En segundo lugar que al oírlos y tomarlos como auxiliares diarios en la vida, las personas adquirirán más sabiduría y experiencia, es decir tendrán más y mayores recursos para enfrentar los dilemas de la vida, las paradojas de la existencia humana y ante una encrucijada personal o familiar tomarán la mejor decisión.

Luego entonces es fundamental acercarnos a los Proverbios, tomarlos como nuestros consejeros, asumirlos como nuestros mentores y dejar que nos indiquen las decisiones a tomar, haciendo a un lado nuestra personal sabiduría, si es que pensamos que tenemos, y entonces seremos hombres y mujeres sabios.

El verso que hoy meditamos se encuentra en la introducción o exordio al libro que lleva el nombre de Proverbios en español, pero que en hebreo se conoce como “Mishlei”. Esa palabra se deriva de la expresión hebrea “Mashal” que significa dicho, sentencia o lo que en Latinoamerica conocemos como refrán. Mishlei es el plural.

Aunque en la literatura hebrea los dichos son diferentes porque no solo consignan una idea, pensamiento o verdad corta, sino que retratan verdades con amplias explicaciones para que los postulados que presentan sean claros y los lectores no tengan la menor duda sobre el propósito que persiguen.

Los proverbios nos llevan a un círculo virtuso: los oímos porque somo sabios y nos hacen sabios. No hay alternativa en esta vida: o somos sabios o somos necios y la necedad se cura cuando nos detenemos a escuchar la experiencia de hombres y mujeres que acumulan miles de años y que pueden ayudarnos muchísimo a enfrentar nuestras propias contradicciones.

Salomón y todos los que se dieron a la tarea de compilar estas sentencias tuvieron el tino de rescatar, preservar y promover la sabiduría que requiere el ser humano en medio de una sociedad cada vez más disparatada y donde la razón parece haberse exiliado a la luna.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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