La Biblia dice en el salmo 112:

Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. 2 Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita. 3 Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre. 4 Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo. 5 El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio, 6 Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo. 7 No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. 8 Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo. 9 Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será exaltado en gloria. 10 Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá. El deseo de los impíos perecerá.

Introducción

El hombre temeroso de Dios es llamado en este salmo de dos maneras: hombre de bien o justo. Lo que quiere decir que cuando hablamos de un hombre de bien desde la perspectiva bíblica nos estamos refiriendo a un hombre temeroso, apartado del mal y en síntesis de un varón o mujer justos.

Al igual que el salmo ciento once, el salmo ciento doce esta construido en su original de veintidós líneas, cada una de ellas comienzan con cada una de las letras del alfabeto hebreo que son exactamente también veintidós. Es una ingeniosa manera para memorizar estos salmos. También el treinta y cuatro y el treinta y siete están escritos de esa manera.

El verso nueve de este salmo es citado por el apóstol Pablo en 2ª de Corintios 9: 9 que dice como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre”, el verso es citado en el contexto de la colecta que el apóstol hizo para los santos de Jerusalén y apela a la generosidad de esa iglesia.

Pero definitivamente el tema predominante es el llamado a vivir una vida piadosa, a convertirse en una persona de bien, basado en comprender y entender que si bien es un reto y desafío porque implica vivir ajustado a los mandamientos de Dios, los beneficios son múltiples y de gran bendición.

Salmo 112: Señor, ayúdame a ser una persona de bien
A. Para tener una familia bendecida
B. Para vivir en la luz
C. Para no tener miedo de malas noticias
D. Para ser generoso

El salmo comienza con una declaración enfática muy parecida al del salmo uno: Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.

Nos queda claro que el temor al Señor tiene como consecuencia inmediata vivir de acuerdo a la palabra de Dios. De hecho un justo se distingue por su pasión por la Escritura, pero un deseo solo de conocer y acumular conocimiento, sino por su anhelo constante por vivir obedeciendo al Señor.

A esa clase de personas se les llama hombres y mujeres de bien o justos y en ocasiones como piadosos, para diferenciarlos claramente de los malvados, injustos e impíos que en sentido contrario ni tiene temor del Señor y mucho menos buscan su palabra para regir su conducta.

Hay grandes beneficios en someterse a la voluntad del Señor y este salmo los desglosa para valorar y buscar vivir permanentemente en esa condición.

A. Para tener una familia bendecida

La primera bendición que podemos encontrar la expresan los versos tres y cuatro que dicen de la siguiente forma:

Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita. 3 Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre.

La primera bendición de una persona de bien es que cuenta con una familia, un hogar, esposa e hijos que viven bendecidos y en consecuencia viven en paz y tranquilidad, dos bienes supremos que permiten a las personas desarrollar talentos y capacidades al cien por ciento.

Son dos ámbitos o en un par de condiciones en las que el justo se verá favorecido por tener temor del Señor. En primer lugar sus descendientes, estirpe o linaje serán influyentes o poderosos en la tierra y a la par serán bendecidos. Lo interesante de estas verdades es que un justo cuenta con una familia de bien y junto con ello tiene bienes y riquezas.

Los bienes y riquezas son resultado de vivir piadosamente, pero tienen una finalidad que más adelante veremos porque no se trata, como entre los impíos, de solo acumular para esta vida. La frase “su justicia permanece para siempre” que usa la Reina Valera 1960 es traducida por la versión Biblia de América así: “su rectitud permanece para siempre.”

La influencia de un hombre de bien se nota y se registra en primerísimo lugar en su casa, hogar o familia. Sus hijos son influenciados con su vida y en consecuencia asumen como parte de su vida la piedad paterna o materna, lo que se traduce en una de las más grandes alegrías que puede haber en la vida: ver a los hijos caminando la senda de justicia.

B. Para vivir en la luz

Los versos cuatro al seis señalan una de las grandes bendiciones que tiene el piadoso:

Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo.5 El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio, 6 Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo.

Los rabinos judíos señalan con toda claridad que desde el Génesis, el Creador reservó la luz para los justos y la oscuridad para los malvados. El justo goza de esa prerrogativa: tener la luz divina en su vida. Aquí no se habla de la luz natural del sol, sino de aquella que emana del Señor y que hace que las personas vivan cerca de Dios.

Esa luz es la que permite al hombre de bien, que también es llamado clemente y misericordioso gobernar sus asuntos con juicio. Eso quiere decir que lo que hace lo reflexiona, lo piensa y lo medita y procura después de ese proceso tomar decisiones justas, equitativas y maduras.

Y esa es la razón por la que no resbalará, ni tropezará y tampoco se caerá porque no hace las cosas a la ligera, al contrario las piensa bien y las razona, pero no en función de sus capacidades naturales, sino en relación con la luz divina que ha resplandecido sobre su existencia.

Y una persona que vive de esa manera deja recuerdos o memoria que la gente tarda en olvidar o que definitivamente nunca olvida.

C. Para no tener miedo de malas noticias

El hombre de bien no tiene temor de malas noticias, vive confiado en Dios. Así lo dice este salmo en los versos siete y ocho:

No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. 8 Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo.

Hay una seguridad en Dios que le permite vivir tranquilo. Es interesante notar que el salmo no dice que no tendrá malas noticias, sino que no tendrá temor de malas noticias porque su corazón vive afianzado en la soberanía de Dios que aunque nosotros no entendamos lo que ocurre, el Señor siempre sabe lo que hace.

El piadoso ha encargado su vida a Dios. El hombre de bien ha dejado su existencia en las manos de Dios y por esa determinación vive con tranquilidad, bonanza, paz, calma y quietud de que todos los acontecimientos son dirigidos por Dios de acuerdo a su infinita sabiduría y conforme a sus eternos propósitos.

Esta clase de hombres puede vivir sin intranquilidad a pesar de tener furibundos enemigos que tratan de dañarlos.

D. Para se generoso

El salmo termina con una promesa, pero antes de esa promesa nos dice que el hombre de bien es generoso:

Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será exaltado en gloria. 10 Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá. El deseo de los impíos perecerá.

El hombre de bien, justo, temeroso de Dios, apartado del mal, piadoso, misericordioso, como le llama este salmo a los hombre que hacen de la palabra de Dios su meditación y referente a la hora de tomar sus más importantes decisiones, tiene una característica que es la generosidad.

La generosidad consiste en dar, repartir dice nuestro texto que otras versiones traducen como repartir sus bienes o siempre ayuda a los pobres, como una actitud que nace de un corazón piadoso y compasivo y por esa razón recibirá el reconocimiento del Señor, quien galardona a los hombres y mujeres que comparten sus bendiciones materiales.

El salmo concluye con una advertencia, los justos tendrán siempre como antagonistas a los malvados que al ver la conducta del hombre de bien lo odiarán e intentarán dañarlo, pero al final de cuentas el deseo delos malvados perecerá.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario