La Biblia dice en el Salmo 116:
Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; 2 porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días. 3 Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado. 4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. 5 Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. 6 Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. 7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. 8 Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. 9 Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. 10 Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera. 11 Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. 12 ¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo? 13 Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová. 14 Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo. 15 Estimada es a los ojos de Jehová La muerte de sus santos. 16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú has roto mis prisiones. 17 Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.18 A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo, 19 En los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.
Introducción
Estar a punto de morir o pasar por una experiencia que ponga en peligro nuestra vida y librar ese difícil trance es una experiencia que nos marca a todos para bien o para mal. El autor de este salmo vivió una situación de esa naturaleza, estuvo a punto de perder la vida, pero tuvo la oportunidad de invocar a Dios y fue librado.
A partir de ese hecho, este salmo se costruye pensando en todo lo que vivió durante los días en los que la muerte rondó y rodeó su vida. La angustia, la tristeza y la desesperación colmó su existencia en días que no parecían tener fin y que lo postraron de tal manera que pensó que nunca saldría de allí o que había llegado su fin.
Esa esa la razón que da origen a este salmo y como consecuencia de ello se desprende gratitud en autor del salmo que una vez que ha triunfado se compromete con Dios para servirle incondicionalmente, para adorarlo en todo momento y en cualquier oportunidad como muestra de gratitud.
El salmista se siente agradecido por la forma en que Dios le permitió vencer una situación compleja que doblega sin duda al más fuerte porque la vida parece irse de nuestras manos como si fuera agua.
Salir de una experiencia de esta naturaleza es una gracia que procede Dios porque es una nueva oportunidad de vida para ponerla a su servicio, para cumplir los compromisos que se hicieron mientras se estaba postrado porque es un hecho que cuando estamos en esa clase de situaciones prometemos y comprometemos obligaciones personales.
Nos acercamos a un canto que celebra la vida, que festeja jubiloso la oportunidad de seguir en este mundo y que agradece profundamente a Dios por el privilegio de estar en este mundo con la única razón de servir al Señor y vivir haciendo su voluntad, haciendo a un lado nuestros vanos deseos.
Salmo 116: Señor, gracias por librarme de la muerte
A. Porque oíste mi clamor
B. Porque me sacaste del Seol
C. Porque ahora viviré para ti
D. Porque tu aprecias la vida de tus siervos
Este salmo se cantaba durante la fiesta de pascua hebrea. De hecho se sigue cantando en ese tiempo porque recuerda de dónde Dios sacó a su pueblo que languidecía aplastado por el imperio egipcio. Por eso los judíos lo cantan para recordar como Dios los levantó de Egipto y les dio nueva vida.
A. Porque oíste mi clamor
El salmista comienza su canto con un reconocimiento de la atención que Dios puso a sus palabras que le dirigió mientras estaba en difíciles condiciones y donde su vida peligraba gravemente. No se sabe si por una enfermedad o si por su enemigos. Algunos asocian este salmo al rey Ezequias quien le pidió a Dios no morir.
Otros más lo asocian al propio rey David cuando era perseguido inmisericordemente por el rey Saúl. Aunque no podemos precisar quien es el autor del salmo, lo que sí podemos afirmar es quien lo compuso estaba sumamente afligido.
Los dos primeros versos dicen de la siguiente manera: Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; 2 porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días.
Fuera de peligro el salmista supo perfectamente que logró esquivar la muerte porque Dios lo oyó. Ese hecho lo marcó porque declara su amor a Dios, quien es fuente de todo bien, y también origen y razón de la vida misma. Una obra de ese tamaño merece ser correspondida y una de las mejores formas es amando al Señor.
Un redimido de la muerte reacciona de dos maneras luego de ser escuchado su clamor: ama al Señor e invoca al Señor todos los días de su vida.
B. Porque me sacaste del Seol
Del verso tres al verso siete encontramos las siguientes afirmaciones del salmista:
Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado. 4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. 5 Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. 6 Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. 7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.
La situación que atraveso el salmista fue difícil. La frase ligaduras de muerte refleja el hecho de que la enfermedad o el peligro que vivió el autor del salmo fue sumamente compleja, vivió momentos de gran tensión y nunca perdió el sentido porque conoció bien lo que sucedía en su entorno.
La muerte rondó tan cerca que esas horas sufrió tanto que las llama poéticamente como “las angustias del Seol” que quiere decir que vivió atormentado al pensar que moriría y no es que el salmista tuviera miedo de la muerte, sino más bien las condiciones en las que ésta llegaba a su vida.
Su experiencia es muy parecida a lo que vivió Jonás en el vientre del pez, cuando no supo lo que le acontecería y por eso compone la oración que se encuentran en el capítulo dos, una parte de la cual dice así:
Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde dentro del pez, 2 (3) diciendo: En mi angustia clamé a ti, Señor, y tú me respondiste. Desde las profundidades de la muerte clamé a ti, y tú me oíste. 3 (4) Me arrojaste a lo más hondo del mar, y las corrientes me envolvieron. Las grandes olas que tú mandas pasaban sobre mí.4 (5) Llegué a sentirme echado de tu presencia; pensé que no volvería a ver tu santo templo. 5 (6) Las aguas me rodeaban por completo; me cubría el mar profundo; las algas se enredaban en mi cabeza. 6 (7) Me hundí hasta el fondo de la tierra; ¡ya me sentía su eterno prisionero! Pero tú, Señor, mi Dios, me salvaste de la muerte. Jonás 2:1-6 DHH.
C. Porque ahora viviré para ti
Del verso ocho al catorce nuestro salmo dice de la siguiente forma:
Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. 9 Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. 10 Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera. 11 Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. 12 ¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo? 13 Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová. 14 Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.
El salmista fue librado de la muerte y junto con ello fue librado de los ojos de lagrimas y sus pies de resbalar, dos expresiones que nos reiteran los momentos críticos que vivió estando a punto de morir y a consecuencia de esa situación ahora quiere vivir para Dios en la tierra de los vivientes.
Ahora pagaré mis votos al Señor delante de todo su pueblo, dice el salmista, una manera de ascribirse deudor del Señor teniendo como testigo al pueblo de Israel. No es una deuda común en la que hay solo un acreedor y un deudor, sino con un numeroso tanto de testigos que hacen imposible no pagar ese adeudo.
La manera en que cumplirá esas promesas es “tomar la copa de salvación, e invocar el nombre del Señor. La frase tomar la copa de la salvación, es una promesa de festejar, celebrar, alegrarse, disfrutar lo que Dios hizo por su vida al salvarlo. Es asumir una actitud agradecida por el rescate que Dios hizo de su vida.
D. Porque tu aprecias la vida de tus siervos
De los versos quince al diecinueve encontramos estas verdades:
Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. 16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú has roto mis prisiones. 17 Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová. 18 A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo, 19 En los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.
Dios salva a muchos, pero no a todos. Esa es una relidad innegable. Muchos piensan que el hecho de que Dios salve a algunos y a otros los deje partir de este mundo es un injusticia.
Pero no. En realidad cuando eso sucede, cuando alguien muere, a Dios también le pesa, como dice el verso quince.