La Biblia dice en salmo 119:105-112
Nun
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. 106 Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios. 107 Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. 108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, y me enseñes tus juicios. 109 Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley. 110 Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos. 111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. 112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin.
Introducción
La vida de los seres humanos está en permanente peligro. Desde que nacemos, nos persigue la muerte. Vivimos para protegernos de ella que nos acecha. Debemos de cuidarnos ya no solo de personas, sino de circunstancias como la intensas lluvias, un temblor, una huracán, una erupción volcánica, entre otras muchas.
El salmista nos presenta en la décima cuarta letra del alfabeto hebreo, la idea de los riesgos que implica el solo hecho de vivir. Indudablemente los riesgos son mayores para una clase de personas que para otras, pero todos en algún momento de nuestra vida existimos bajo la alarma de una situación complicada.
Y los riesgos son para quienes viven en una situación de guerra, por ejemplo, pero también para quien vive en condiciones de paz social. Las condiciones de inseguridad, amenazas o incierto no son privativas o exclusivas de quienes viven en medio de un conflicto sino de quienes existen en este mundo.
La letra nun tiene el valor de cincuenta dentro de la numerología o guematría hebrea y de acuerdo a los hebreos la primera vez que aparece esa letra en la Torá es justamente para referirse a la palabra nefehs, es decir, alma. La parte esencial del hombre que Dios le da y que recoge cuando él así lo dispone.
El alma es lo que hace que al hombre un ser viviente. La vida del hombre reside allí.
Salmo 119: Señor, enséñame a amar tu palabra
Porque me protege del peligro
A. Cuando dejo que ilumine mi vida
B. Cuando me comprometo
C. Cuando mi vida corre riesgos
D. Cuando mis enemigos quieren que tropiece
El instinto de vida lo tenemos todos los seres humanos. Por eso cuando estamos en peligro huimos. Por eso cuando los riesgos nos acechan procuramos evitarlos. Cuando en nuestro interior suena alguna alarma de inmediato nos ponemos atentos para evitar dañar nuestra integridad o morir.
La vida está repleta de peligros. De día y de noche, los siete días de la semana y los doce meses del año tienen su carga de riesgos. Esa es una realidad con la que debemos vivir y la palabra de Dios puede ayudarnos mucho para enfrentarlo.
A. Cuando dejo que ilumine mi vida
El verso ciento cinco es uno de los versos que más memorizamos los cristianos porque representa una gran promesa para quienes se acercan a la revelación divina y la convierten en su referente diario o permanente.
El salmista declara categórico lo siguiente:
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
La Escritura tiene la bendición de iluminar la vida del hombre. El salmista la compara con una lámpara y con una lumbrera. La palabra lampará fue por mucho tiempo un instrumento que se usaba en la noche en el tiempo de los hebreos mediante aceite que les permitía salir cuando no había sol.
La palabra lumbrera es la misma que se utiliza en Génesis para hablar del sol como lumbrera mayor y la luna cuando se menciona la lumbrera menor. Es interesante notar que los alcances de la palabra son insospechados a la hora de prestarnos su ayuda para iluminar nuestro camino.
El salmista utiliza ambos ejemplos para reflexionar seriamente sobre el poder que tiene la Biblia a la hora de luchar contra la oscuridad. Sean de cualquier tamaño las tinieblas que enfrentemos la revelación divina arroja sobre nosotros la luz de una lámpara para nuestros pies o la luz del sol para aclarar nuestro camino.
En una vida llena de riesgos contar con el beneficio de la Escritura es de gran bendición porque nos auxilia grandemente para poder mirar los peligros porque no hay nada más difícil que caminar por la vida sin ninguna clase de protección que nos ilumine la vida.
B. Cuando me comprometo
El verso ciento seis de nuestro pasaje dice de la siguiente manera:
Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios.
El salmista hace un interesante compromiso frente a la palabra de Dios. Dice que jura y ratifica que obedecerá lo que Dios a dicho en sus justos juicios. Es decir, no solo promete, sino que se compromete, es decir asume una responsabilidad plena y total ante lo que Dios pide y demanda.
Ante lo que Dios ha revelado nosotros no solo debemos prometer, sino necesariamente comprometer, es decir llevar más allá de nuestras palabras hacer lo que el Señor nos exige, sino aterrizarlo en nuestras acciones. Se trata de una decisión que nos ayudará grandemente en un mundo lleno de maldad.
Yo honro a los que me honran, dice el libro de Samuel para referirse al compromiso que tiene Dios para lo que se compromente con él. En el caso del salmista hace un compromiso profundo con Dios, no superficial, ni de palabras simplemente, sino serio y responsable para con su Creador.
C. Cuando mi vida corre riesgos
El verso ciento nueve de nuestro texto dice de la siguiente manera:
Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley.
En este mundo hay profesiones riesgosas. Un militar, un policía, un guardaespaldas o un rescatista. Son trabajos o funciones con mucho peligro. Hay otras actividades que suponen cero riesgo, pero la realidad es que todos vivimos en un mundo donde sin beber, un borracho puede cambiar nuestra vida.
Ni que decir en un país con violencia, estar en el lugar y momentos equivocados nos puede costar heridas, lesiones y hasta la vida.
Nos podemos identificar, entonces, con el salmista que asienta su lamentable condición: su vida está de continuo en peligro. Es decir, está en permanente riesgo. Sabe que nadie está a salvo. Que el solo hecho de existir en este mundo conlleva el riesgo de perder la vida y desea con todo su ser que su alma sea preservarda por Dios.
Una de las oraciones que los hebreos hacen por la mañana es la que dice y agradece al Señor por devolverles el alma al cuerpo. Ellos saben que un temblor nocturno les puede arrebatar la vida y en ese sentido no importa si es o no policía, no importa si no va a una guerra, su vida corre peligro siempre.
D. Cuando mis enemigos quieren que tropiece
El verso ciento diez de nuestro pasaje que estamos reflexionando dice de la siguiente forma:
Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos.
La palabra lazo se traduce en otras versiones como trampa. Es una palabra que se asocia a la cacería que practicaban los judíos. Lazo o trampa se usan indistintamente para referirse a un dispositivo que se diseñaba para que cayeran animales peligrosos como los felinos, pero también para cazar aves.
La figura retórica es muy útil para entender que en esta vida los más peligroso que puede haber son aquellas personas que maquinan en lo oculto contra nosotros. Solo Dios nos puede ayudar a enfrentarlos y desbaratar los planes inicuos contra nosotros.