Al músico principal; sobre Mahalat. Masquil de David. Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. 2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido que buscara a Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. 4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Dios no invocan? 5 Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti; los avergonzaste, porque Dios los desechó. 6 !Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Introducción
El gran parecido de este salmo con el número catorce hace a muchos decir que es el mismo. En una primera observación o apreciación de ambos parecen idénticos, pero hay diferencias que son notables y por eso aparecen colocados en distintos libros. Una de las grandes diferencias la encontramos en la inscripción.
El salmo catorce dice solo así: “Al músico principal. Salmo de David.” En cambio el salmo 53 dice así: “ Al músico principal; sobre Mahalat. Masquil de David”. Es evidente que el segundo tiene más instrucciones que el primero. La expresión “mahalat” parece indicar un tono en que se debe cantar o el instrumento que debe utilizarse.
En cambio la frase “masquil” tiene varias interpretaciones. Algunos piensan que se refiere a una expresión para saber que este salmo esta hecho para la contemplación y convertir a quienes lo rezan desde lo profundo de su corazón en hombres y mujeres más piadosos. La palabra “masquil” se utiliza en los salmos 32, 42, 44-45, 52-55, 74, 88-89 y 142.
Además de esa diferencia hay otra al final del salmo. En el verso cinco encontramos la frase “porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti” que no encontramos en el catorce. Además el catorce tiene siete versos, mientras que el cincuenta y tres tiene seis. Estamos, entonces, ante dos salmos distintos en razón de su inspiración.
La frase final del salmo apelando a la espera de la salvación del Señor ha hecho que los judíos señalen que el salmo catorce sirve como recordatorio de la destrucción del templo de Jerusalén, mientras que el salmo cincuenta y tres fue escrito para recordar la destrucción del segundo templo de Jerusalén por el general romano Tito.
Algunos estudios de los salmos y el Antiguo Testamento piensan que el salmo que estamos meditando tiene como origen el pasaje del 2º Libro de las Crónicas en su capítulo veinte donde habla sobre la asedio que sufrió la ciudad de Jerusalén en el reinado de Josafat por parte de los hijos de Amón y de Moab y los del monte de Seir.
El desenlace de esa guerra contra Israel en sumamente poderoso. En lugar de pelear contra ellos, Josafat puso a ayunar a su pueblo y a la hora de la batalla puso a cantar a los levitas, el resultado de esas acciones fue que entre ellos mismos los enemigos del Señor se pelearon y se destruyeron de tal manera que Israel solo recogió sus despojos.
En cualquiera de los casos, este salmo nos hace pensar y reflexionar seriamente que detrás de cada conflicto que viven los hijos de Dios se encuentra la maldad, personificada en individuos muy señalados que atacan a su pueblo como si Dios no existiese y por eso el salmista le pide que se pueda alegrar en su salvación.
El salmo nos platea claramente la lucha entre los creyentes y los incrédulos. Entre los ateos y los que si creen profundamente en Dios. Es una lucha que parece que la ganan los injustos, pero eso solo es una apariencia porque Dios siempre vigila el rumbo que tiene este planeta y lo dirige a donde cumpla los eternos propósitos que Él tiene.
Por eso desde los profundo de su corazón, el autor le pide a Dios que lo alegre con su salvación. La derrota de la maldad y todas sus expresiones ocurrirá con toda certeza y por eso nos regocijamos.
Salmo 53: Señor alégranos con tu salvación
I. Ante tanta maldad
II. Ante tanta destrucción
III. Ante tanta cautividad
I. Ante tanta maldad
Los primeros tres versos de este salmo dicen de la siguiente manera: Dice el necio en su corazón:
No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. 2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido que buscara a Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.
La maldad tiene su origen en la negación de Dios. El necio o insensato afirma categórico que Dios no existe. El grave problema de esta afirmación es que tiene consecuencias morales en al vida de las personas. Si Dios no existe entonces la criatura no tiene que dar cuenta a su Creador porque en realidad no existe.
Y el resultado de esta actitud nos la plantea muy claramente David. Donde no hay Dios o donde Dios no tiene cabida lo primero que sucede es la corrupción moral que lleva al ser humano a cometer actos que lo presentan tan ruin y tan bajo como una animal porque el ateismo lo transforma en un ejecutor de obras abominables.
Una persona que vive sin referente morales es una persona que actuara conforme a su tabla de valores que él mismo cree, si es que los forma o establece. Los seres humanos generalmente cuando determinan darle la espalda a Dios se someten a sus propios deseos, pasiones e impulsos.
Los hombres viven atrapado en su naturaleza caída y tarde o temprano les hacen caer en el mal. La bondad si bien acompaña al hombre en sus primeros días de existencia, también es cierto que a la perdida de inocencia se incuba en su vida la maldad y entonces no hay nadie que haga el bien.
Esta verdad la plantea claramente el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 3: 9-12 que dice así:
9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
La maldad es latente. Nadie escapa de ella cuando niega la existencia de Dios. El ateismo es una puerta abierta a la perversidad y todas aquellas manifestaciones de la iniquidad que pueden llegar a la vida de las personas.
Pero David dice que Dios aún en medio de esta situación mira desde el cielo para buscar entre los hombres a alguien que ame el bien, pero no lo encuentra. Dios tiene la esperanza que el hombre cambie de parecer respecto a su persona y lo deje intervenir en su vida para que conozca que el único interés que Dios tiene para con el hombre es hacerle bien.
No hay otra razón por la que Dios se acerca a la humanidad. Su más grande acercamiento fue a través de la persona de Jesucristo, sin embargo muchos hombres y mujeres siguen viviendo como si nada hubiera ocurrido en la cruz del calvario.
II. Ante tanta destrucción
Los versos cuatro y cinco de nuestro salmo dicen así:
4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Dios no invocan? 5 Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti; los avergonzaste, porque Dios los desechó.
Ningún otro pueblo como el hebreo ha sufrido tanta violencia. La violencia es uno de los grandes resultados de la maldad. La negación de Dios en la vida de las personas vuelven agresivos a los hombres. De hecho esa fue una de las razones por las que la generación de Noé fue destruida.
Leemos lo siguiente en Génesis 6:5
Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
La consecuencia natural de una sociedad sin Dios es la violencia. De hecho esa fue una de las razones por las que Dios exterminó a la generación de Noé. Era tal la violencia que los hombres se mataban como respiraban. Por eso cuando salen del arca una de las primeras ordenes que Dios le da a Noé es que respete la vida.
Génesis 9: 6 dice al respecto:
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.
Retomo mi idea de que Israel ha sido la nación más violentada. Desde el tiempo de los egipcios hasta nuestros días, pasando por los Asirios, babilonios y romanos, los hebreos han padecido grandemente por una sola razón: son el testimonio de Dios sobre la tierra, con todas sus contradicciones.
Pero Dios siempre ha salido a defender a su pueblo porque de nos ser por la intervención divina, hace mucho tiempo que Israel no existiría, pero cada que se le ataca y se le trata de destruir, aparece la mano poderosa de Dios para salvarlos y por eso el salmista apela a esa intervención.
III. Ante tanta cautividad
El salmo cincuenta y tres concluye así:
6 !Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
La aspiración de los hebreos siempre fue estar en su patria. Por muchos siglos deambularon por todo el mundo hasta que en 1948 retornaron a su tierra a la espera de su Mesías. La maldad del mundo y su maldad también los condujo por el exilio y por esa razón encontramos siempre este rezo de confianza en regresar a su tierra.
Muchos dirán que hoy los judíos ya no están cautivos, pero no hay que olvidar que hay diez tribus que no han aparecido. Se encuentran “perdidas”.
Haciendo eco del mensaje del Salmo 14, este salmo proclama la insensatez del ateísmo. La gente puede decir que no hay Dios para cubrir su pecado, para tener una excusa para continuar en el pecado y / o para ignorar al Juez que ordeno para evitar el juicio. Un necio no necesita necesariamente de inteligencia; muchos ateos e incrédulos tienen un alto nivel de educación. Los necios son personas que rechazan a Dios, el único que puede salvarlos.
Un testimonio concerniente a la insensatez de los hombres malos, un duplicado algo revisado del salmo 14; La principal diferencia entre los dos salmos es que aquí se usa la palabra “Dios” en lugar de Señor. El salmo original puede haber sido revisado a la luz de un evento como el que se narra en 2 Crónicas 20. Aquí también sirve como un comentario adicional sobre la clase de tonto arrogante denunciado en el salmo 52.