La Biblia dice en el Salmo 63:

Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Juda. Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido. 9 Pero los que para destrucción buscaron mi alma caerán en los sitios bajos de la tierra. 10 Los destruirán a filo de espada; serán porción de los chacales. 11 Pero el rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que jura por él; porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.

Introducción

Este salmo fue escrito por el rey David cuando huía de su hijo Absalón. Algunos comentaristas consideran que los salmos 61, 62 y 63 forman parte de ese episodio en la vida del monarca porque las frases e ideas que contienen coinciden en temas como persecución, huida y enemigos y también el hecho de que ya era rey cuando escapaba.

De hecho la inscripción de este salmo señala con toda claridad que fue escrito cuando David estuvo en el desierto de Judá. La ocasión que el estuvo en ese lugar fue cuando su hijo lo perseguía y luego la mención del rey en el verso once hace suponer que ya era rey cuando lo escribió.

El 2º Libro de Samuel 15: 23 dice así: “Y todo el pueblo lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó el camino que va al desierto.”

David escribió este tehillim cuando pasó noches durmiendo fuera de Jerusalén. La noche, las madrugadas y los amaneceres lo sorprendieron en ese lugar y Dios lo inspiró para dejarnos estas plegarias que nos resultan muy útiles cuando enfrentamos males o dificultades que nos sacan de nuestra comodidad.

Una de las grandes enseñanzas que nos deja este salmo es que en medio de la confusión y la angustia, uno puede y debe acercarse a Dios con todo su corazón no solo para encontrar respuesta a su necesidad, sino sobre todo para encontrarse a Dios y refrendarle como la prioridad de su existencia.

Las noches en el desierto hicieron a David volver su corazón al recordar todas aquellas noches que vivió antes de alcanzar el reino de Israel y ahora con su hijo detrás suyo rememoró todo lo que Dios había hecho por él.

De principio a fin el salmo nos lleva a reflexionar sobre un hombre que experimenta uan profunda necesidad de Dios. David necesita a Dios como todos necesitamos a Dios cuando las dificultades se acrecentan en nuestra existencia, cuando el peligro acecha y cuando nuestros sueños se derrumban delante de nuestros ojos.

Para David los grandes problemas se convierten, en lugar de desanimo y desaliento, la oportunidad de encontrarse y reencontrase con su Creador. En las líneas de esta plegaria podemos admirar lo que más tarde Pablo escribió “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

Salmo 63: Señor, tengo sed de ti

A. Porque tú eres mi Dios
B. Porque solo tu puedes saciarme
C. Porque cerrarás la boca de mis enemigos

Lejos de su palacio, en medio de la incomodidad, pero con la tristeza profunda de ser perseguido por su propio hijo, David reconoce reflexiona para decirle a Dios que tiene sed de su presencia. Más que de las comodidades que como monarca tenía, David tiene necesidad de Dios.

A. Porque tú eres mi Dios

El verso uno de nuestro salmo dice así:

Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas,

David no ha perdido la fe que es lo primero que entra en crisis cuando una adversidad llega a la vide las personas. Las crisis en la existencia humana ponen siempre a prueba nuestra confianza en Dios. Cuando la maldad de los seres humanos afecta nuestra vida, siempre ponemos en tela de duda la bondad de Dios.

El rey David no hace eso. Al contrario el dulce cantor de Israel como lo llamó su pueblo, ahonda o profundiza en su relación con Dios y desde los más profundo de su ser exclama Dios, Dios mío eres tú. Esta apropiación de David del Señor como algo suyo o como una experiencia personal la expresa de varias formas.

La primera es buscándole. Decir que es nuestro Dios sin buscarle es una despropósito. La mejor manera de expresar nuestro convencimiento de que el Dios que tenemos es real en nuestra vida es acercándonos a él. David lo hace buscandole con compromiso serio.

Lo hace de madrugada y aquí la expresión no es metafórica, ni retórica. Tampoco es una expresión poética, sino literal. David necesitaba a Dios y lo buscaba de madrugada. Se anticipaba al alba. Se deshacía del sueño y se esforzaba para expresarle a Dios que en realidad era su primera gran necesidad en la vida.

Su alma experimentaba una profunda necesidad que ejemplifica con la sed que uno siente cuando han pasado días sin probar agua. La resequedad de la boca, el desafellecimiento por la falta del vital líquido y la desesperación que embarga a la persona que le hace falta ese elemento nos muestran lo que David estaba pasando.

Y eso lo motivaba a acercarse más al Señor. La necesidad de Dios no lo alejaba, al contrario lo vinculaba más con su Dios. Pero no solo era un lucha interna la que vivía, sino también conflictos externos que ejemplifica mediante una figura poética.

Se sentía también en esa tierra seca y árida donde la falta de agua se hace evidente porque es un yermo o páramo sin una sola planta verde. La desolación que vivía era grande porque era inconcebible lo que le estaba ocurriendo. El hijo que más quería lo estaba tratando de aniquilar.

Aún en medio de ello, David seguía pensado, creyendo y apropiándose de Dios. No lo hacía a un lado ni lo negaba, al contrario lo buscaba más.

B. Porque solo tu puedes saciarme

Del verso dos al verso ocho encontramos las siguientes verdades por las que David se sincera con Dios y le dice que tiene sed de él y quiere ser saciado.

2 Para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido.

David quiere ver a Dios en su poder y gloria. Experimentar así a Dios forma parte de una vida saciada por el Señor. La frase “así como te he mirado en el santuario” implica que David quiere ver a Dios en ese desierto de la misma forma que lo hacía cuando estaba en Jerusalén ya que de esa manera comprobaba que la misericordia es mejor que la vida.

David le dice a Dios que su amor vale más que la vida. Algunas versiones dicen: Tu bondad es mejor que la vida. David está poniendo en balance la existencia humana y la misericordia. En esa disyuntiva y en cualquier otra, siempre será mejor la compasión divina que la vida misma. En otras palabras la vida no tiene sentido si no se tiene el amor de Dios.

David bendice a Dios por ese hecho. Lo hace con sus labios, con su vida y alzando sus manos en señal de reconocimiento y rendición.

El verso cinco es particularmente importante para entender el significado de Dios para David. “De meollo y grosura será saciada mi alma”, le dice a Dios. En otras palabras le esta haciendo notar que él lo saciará con manjares exquisitos. Esa es la razón por la que David declara que tiene sed de Dios.

Solo Dios lo puede satisfacer y lo alabará en las noches. Las noches y madrugadas para David se convertirán en la oportunidad para acercarse a Dios porque siempre lo ha ayudado.

C. Porque cerrarás la boca de mis enemigos

El salmo termina de la siguiente forma:

9 Pero los que para destrucción buscaron mi alma caerán en los sitios bajos de la tierra. 10 Los destruirán a filo de espada; serán porción de los chacales. 11 Pero el rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que jura por él; porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.

Los enemigos de David terminarán destruidos. Mientras él disfruta de la alegría que solo puede dar Dios. Cuando David salió huyendo de Jerusalén perseguido por su hijo, muchos se alegraron de su situación y ellos serían porción de los chacales, serían devorados por su propia maldad.

En cambio quienes se compadecieron de su situación recibieron honor y reconocimiento cuando la monarquía fue restaurada a David.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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