La Biblia dice en el Salmo 64:

Al músico principal. Salmo de David. Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; guarda mi vida del temor del enemigo. 2 Escóndeme del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de los que hacen iniquidad, 3 que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra amarga, 4 Para asaetear a escondidas al íntegro; de repente lo asaetean, y no temen. 5 Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver? 6 Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo. 7 Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán sus plagas. 8 Sus propias lenguas los harán caer; se espantarán todos los que los vean. 9 Entonces temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán sus hechos. 10 Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.

Introducción

Los judíos sostienen que el salmo sesenta y cuatro es continuación del sesenta y tres. Al no tener inscripción de esta plegaria podemos aceptar esta proposición bajo los siguientes argumentos: 1. Los salmos de esta sección se refieren a la persecución que vivió David ante Saúl y ante su hijo Absalón.

También 2. El salmo habla de una conspiración. De hecho el tema es repetitivo a lo largo de los diez versos. Y 3. David vivió en carne propia una conspiración de parte de su hijo Absalón, lo que quiere decir que este salmo puede comprenderse mejor si tenemos como referente ese triste hecho que narra el 2º Libro de Samuel 15: 1-12.

La conspiración de Absalón es relatada por el profeta Samuel de la siguiente manera:

Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él. 2 Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. 3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey. 4 Y decía Absalón: !!Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia! 5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.
6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel. 7 Al cabo de cuatro años, aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová. 8 Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me hiciere volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová. 9 Y el rey le dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y fue a Hebrón. 10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón. 11 Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada. 12 Y mientras Absalón ofrecía los sacrificios, llamó a Ahitofel gilonita, consejero de David, de su ciudad de Gilo. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.

¿Qué es una conspiración? Una conspiración es un acuerdo secreto contra algo o alguien, especialmente contra el estado o el soberano. David sufrió una conspiración y como toda conspiración fue de la persona que menos pensaba el rey que podía traicionarlo o defraudarlo: su propio hijo Absalón.

Este hecho provocó que compusiera este salmo que nos lleva a pensar sobre la manera en que actúan esta clase de personas y que solo Dios puede desbaratar esta clase de complot, confabulación, maquinación o conjura porque ocurre en lo secreto y se planea en el más absoluto sigilo.

Ante esa clase de males, lo único que podemos hacer y lo mejor que podemos hacer es invocar a Dios, quien es único que puede desbaratar esos planes y de paso librarnos de la muerte y la desgracia.

Salmo 64: Señor, defiéndeme de la conspiración

I. Porque los traidores actúan en secreto
II. Porque los traidores hablan mal a escondidas
III. Porque los traidores solo los descubre Dios
IV. Porque los traidores servirán de escarmiento

David jamás imaginó que su propio hijo conspiraría contra él y se convertiría en un traidor de la casa real. Jamás. El retorno de Absalón de Gesur a donde se refugió luego de matar a su medio hermano Amnón fue interpretado por David como un hecho carente de peligro para su reino. Era su hijo, lo quería, lo había perdonado, que más podía pedir Absalón.

I. Porque los traidores actúan en secreto

David le hace tres peticiones a Dios en los primeros dos versos del salmo sesenta y cuatro, según leemos:

Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; guarda mi vida del temor del enemigo. 2 Escóndeme del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de los que hacen iniquidad.

Le pide que lo escuche, que lo guarde y que lo esconda. David pide al Señor que lo ayude, ese es el sentido de la palabra “escuche”, también que lo cuide o guarde del temor del enemigo. Tiene sentido esta segunda petición porque el temor de que un enemigo este conspirando contra él, puede volverlo un paranoico y eso tampoco está bien.

Pero la tercera petición es que lo esconda y es la que da sentido a nuestro salmo al hablar de la conspiración. David quiere que el Señor lo esconda de dos clases de personas o dos clases de actividades que van más allá de su conocimiento: 1. Del consejo secreto de los malignos y 2. De la conspiración de los que hacen iniquidad.

La conspiración se hace siempre en secreto. Los traidores se les conoce generalmente cuando ya han consumado su traición. No se les puede identificar ante porque generalmente son cuidadosos en lo que hacen. David nunca pensó que Absalón quería destronarlo cuando lo veía a fuera del palacio saludando a quienes lo visitaban.

Los traidores trabajan en lo oculto, no se dan a conocer, siempre son cuidadosos de no dar a conocer lo que andan planeando y por esa razón David le pide al Creador que lo esconda, para que no puedan hacer contra el todo el daño que tienen planeado hacer, generalmente asesinarlo.

II. Porque los traidores hablan mal a escondidas

Los versos tres al seis nos ofrecen lo que hacen los que conspiran contra una persona:

que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra amarga, 4 Para asaetear a escondidas al íntegro; de repente lo asaetean, y no temen. 5 Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver? 6 Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.

David nos ofrece una descripcion de la forma de actuar de esta clase de personas. En primer lugar hablan mal de quien dicen admirar. El problema es que lo hacen a escondidas. No se evidencian porque no hacen públicas sus verdaderas intenciones. Pero en realidad destilan mucho resentimiento y mucha amargura.

Aquí encontramos una característica de quienes no están de acuerdo con lo que hacemos o decimos. Tienen una gran amargura que expresan con todo su ser. El problema en la conspiración es que no lo hacen de frente, sino a espaldas.

Dice David que hablan mal en secreto o desde sus escondites para luego hacerlo de manera abierta tomando a su favor el factor sorpresa y lo hacen sin temor alguno o remordimiento de conciencia.

Los traidores son conspiradores y quienes arman complots hablan pesimamente de sus gobernantes o de quienes aborrecen. Así comienzan y no se detienen hasta que ha comenzado su maquinación o confabulación o más bien hasta que se he hecho pública y abiertamente comienzan a destilar su iniquidad.

III. Porque los traidores solo los descubre Dios

Los versos siete y ocho de nuestro salmo dicen de la siguiente manera:

7 Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán sus plagas. 8 Sus propias lenguas los harán caer; se espantarán todos los que los vean.

El único que puede descubrir y revelar una conspiración es Dios. Nadie más. Nada escapa de su conocimiento y sabe lo que ha de ocurrir siempre. Dios desbarata el consejo de los malvados y puede librar siempre de esa clase de peligros que no se revelan a lo sojos del os hombres.

Al descubrir sus malévolos planes, Dios disparó una flecha, dice el salmista y a consecuencia de ello fueron heridos por sorpresa. No se los esperaban y recibieron de parte de Dios una sopa de su propio chocolate, como decimos en México. Ellos que consultaban en secreto, fueron objeto de un castigo que no esperaban.

David esta consciente de lo frágil o endeble que todos estamos frente a quienes hablan a nuestras espaldas, en realidad somos nada ante quienes deponen en nuestra contra y nosotros lo ignoramos completamente. Y solo Dios puede auxililarnos frente a esa triste realidad.

Pero además, a los conspiradores los castigará el Señor porque actuaron traicioneramente. Porque abusaron de la confianza de su rey o quien depositó en ellos su certeza y seguridad y ellos fallaron.

IV. Porque los traidores servirán de escarmiento

Nuestro salmo termina de la siguiente manera:

9 Entonces temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán sus hechos. 10 Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.

Cuando los traidores sean descubiertos por Dios y cuando se sepa lo que en realidad son, servirán de escarmiento o de ejemplo de lo que no se debe hacer. Entonces ocurrirán cinco cosas: 1. Los hombres temerán. 2. Los hombres anunciarán la obra de Dios. 3. Los hombres entenderán los hechos de Dios. 4. El justo se alegrará. 5. El justo confiará y 6. Los rectos de corazón se gloriarán.

Todo esto sucederá porque Dios habrá exhibido a quienes confabulan o maquinan contra alguien que vive confiado.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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