La Biblia dice en Lucas 9:57
“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.”
Lucas no identifica al hombre que le dijo temerariamente a Jesús que lo seguiría a donde sea y digo temerariamente porque la respuesta que Jesús dio sobre la pretensión de seguirlo incondicionalmente nos muestra lo difícil y complejo que resulta seguir las pisadas del Maestro.
En primer término a quien le dijo que iría al lugar que fuera Jesús, le contestó de inmediato con una ilustración que nos permite comprender que nuestras expectativas de seguir a Jesús no siempre son las mismas de Dios. Le dijo que las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza.
Esa respuesta nos deja en claro que seguir a Jesús de ningún modo resultará comodo y debemos pensar muy bien nuestra decisión de seguirlo porque necesitamos despojarnos de todo lo que nos gusta y disfrutamos para dar a paso a una vida con contrariedades y en muchas ocasiones sin todo lo que nos resulta placentero.
Lucas nos dice en ese pasaje que a otra persona Jesús le dijo que lo siguiera, pero éste argumentó que le permitiera enterar a su padre, en otras palabras que lo seguiría una vez que su padre muriera. El hombre utilizó a su familia como pretexto para no seguir a Cristo por eso Jesús le dijo que dejara que los muerto enterrarán a los muertos.
Luego otro hombre le dijo que lo seguiría, pero que le diera oportunidad de despedirse de su familia, pero Jesús le contestó que ninguno que poniendo su mano en el ardo mira hacia atrás, es apto para la reino con lo que dejó en claro la gran responsabilidad que significa ir tras sus pasos.
Pasamos así de un hombre que sin pensar bien su decisión asegura que seguirá a Cristo adondequiera que fuera a otros que pusieron pretextos para no seguirlo de inmediato, sino que postergaron una decisión que requiere determinación, coraje, pero sobre todo que demanda confianza en quien es Jesús.
Seguir a Jesús no debe nacer de una emoción, sino de una determinación bien pensada para que cuando se interpongan nuestros afectos personales podamos superarlos y seguir sin detenernos o sin desviarnos, pasaremos incomodidades, de pronto entraremos en conflicto con las cosas que nos gustan a hacer, pero a cambio él siempre estará con nosotros.
Descubriremos que en medio de las adversidades y dificultades su presencia irá con cada uno de nosotros y eso representa el más grande bien que pueda haber en esta tierra.