La Biblia dice en Job 29:15
“Yo era ojos al ciego, y pies al cojo.”
Una de los argumentos sobre su inocencia que invocaba Job ante sus amigos era la empatía que siempre tuvo a favor de los necesitados y menesterosos. El patriarca nunca fue indiferente a las necesitados, particularmente aquellos que muy a pesar de su esfuerzo poco podían avanzar para resolver sus requerimientos de vida.
Y es que Job era un hombre rico y en el capítulo veintinueve nos ofrece un recuento de sus obras no para formular una serie de acciones para ensalzarse o presumir su bondad, sino como una prueba a su favor de que siempre actuó con solidaridad con quienes más sufrían en este mundo lleno de injusticias.
El texto que hoy meditamos nos lleva a una consideración sobre la necesidad de solidaridad y sororidad (la sororidad es un término empleado para referirse a la empatía que debe haber entre mujeres). Dios aprueba a los hombres y mujeres que ayudan a quienes la vida les ha llevado a una condición compleja y muy a pesar de su esfuerzo requieren apoyos.
Ponerse al lado de los necesitados, defender la causa de los pobres y pelear contra aquellos que quieren abusar de ellos es una de las maneras de agradar a Dios que es defensor de viudas y protector de huérfanos porque son los sectores sociales más desvalidos en las sociedades.
Job era justamente esa clase de personas. Sentía la necesidad de su prójimo y procuraba ayudarlo sin aspavientos, sin hacerle sentir mal, procurando de todas formas auxiliarlo en los momentos más difíciles que llegaban a la vida de aquellos que a falta de recursos viven al día.
En este mundo siempre habrá necesitados y también siempre habrá hombres con riquezas. La empatía hará que puedan convivir, sobre todo de parte de quienes poseen mucho porque podrán ayudar a quienes menos tienen. Abrazar la causa de los necesitados será la manera en la que los acaudalados muestren su compasión.
A las acusaciones de su maldad, Job contestó a sus amigos que un malvado jamás ayuda, él en cambio, como decimos en México, se puso en el calzado de quienes requerían ayuda.