La Biblia dice en 1º de Reyes 2: 7
“Más a los hijos de Barzilai, galaadita harás misericordia, que sean los convidado a tu mesa; porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.”
Poco antes de morir y una vez que su hijo Salomón quedó instalado formalmente como rey de Israel, David le hizo algunas recomendaciones al recién ungido monarca de Israel respecto a tres personas que le habían causado grande perjuicios durante su reinado: el general Joab, el benjamita Simei y el galaadita Barzilai.
Nos ocuparemos de éste último. David tenía muy presente lo ocurrido durante su conflicto con su hijo Absalón quien quiso derrocarlo y se autoproclamó rey de los hebreos. Esos días quedaron plasmados en el salmo tres en el que David establece que se habían multiplicado sus adversarios y eran muchos los que se levantaron contra él.
David le pidió a Salomón que con ellos tuviera cuidado, como Simei que lo había salido a maldecir cuando huía apresuradamente, pero en el caso de Barzilai el trato debía ser distinto. Si a Joab y Simei los debía tener muy lejos de su trono a este varón, debía tenerlo muy cerca porque cuando huía de Absalón se portó con compasión. Esto fue lo que hizo:
27 Luego que David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, Maquir hijo de Amiel, de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim, 28 trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados, 29 miel, manteca, ovejas, y quesos de vaca, para que comiesen; porque decían: El pueblo está hambriento y cansado y sediento en el desierto. (2º Samuel 17: 27-29)
El relato del 2º libro de los Reyes nos dice que tanto Joab como Simei murieron a manos de los soldados del rey y solo Barzilai preservó su vida y no solo eso, sino que se ganó la confianza de Salomón porque cuando su padre estuvo en urgencia supo ser solidario, agradecido y sobre todo leal al rey de Israel.
La historia de Barzilai es muy ilustrativa para nosotros porque nos enseña lo importante que es ayudar a los perseguidos por una causa injusta, lo valioso que es la generosidad con quienes escapan de la persecución y cuyas vidas están en peligro y también lo encomiable que representa salir en auxilio de quienes sufren.
Ese acto David nunca lo olvidó. La actitud de Barzilai le valió no solo salvar la vida, sino compartir con el nuevo rey en la soberbia casa real que se había construido. Convivió con David en el desierto y Dios lo premió para ser convidado a la mansión del rey más rico y sabio que ha tenido Israel.
Todo lo que se hace desinteresadamente siempre tiene su recompensa. Si David no olvidó lo que ese varón hizo por él, imagínse Dios: él no dejará de retribuir a un vaso de agua que se le de a una persona.