La Biblia dice en 1ª Corintios 13:4
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.
Introducción
Pablo quiere que los creyentes de Corinto y nostros también comprendamos la dimensión de amar a nuestro semejante. Pablo nos muestra el camino excelente del amor agape que como hemos dicho no es un sentimiento como tampoco es una emoción. Amar no es sentirse bien o disfrutar placenteramente de nuestros sentidos.
El apóstol está interesado en desentrañar esa palabra que usamos y a veces de tanto invocar perdemos el sentido que tiene y la gran repercusión que conlleva decir que amamos a nuestro semejante y lo hace porque la falta de amor convierte a un creyente en un metal que resuena, hace de la vida cristiana algo sin sentido y sin valor o importancia.
Los creyentes debemos tener claridad en lo que quiere decir que amamos, distinguiendo claramente a quienes por afecto natural debemos apreciar: padres, hijos, hermanos y personas cercanas a nosotros para enfocarse en aquellos seres que por cualquier razón parecen difíciles de aceptar, comprender y amar.
Los corintios como la sociedad actual vivían confundidos sobre la clase de relación que debía privar con sus semejantes. Tanto a ellos como a nosotros se nos olvida fácilmente que una actitud amorosa no depende tanto de las que personas tengan méritos, sino más bien que no lo merecen.
Irremediablemente el amor lo asociamos con nosotros sentirnos bien, amamos lo que nos llena de gratificación, lo que nos hace sentir bien y rechazamos categóricamente todo aquello que nos hace sentir mal o a las personas que por su forma de ser o de actuar nos hacen sentir incómodos o molestos.
Pablo nos presenta en este verso cinco características de lo que significa amar relacionadas estrechamente con la persona que dice amar, es decir el amor está enfocado más bien en la persona que dice amar no la que necesita amar.
Porque ignoraban el significado de amar
Solo les faltaba amor
Porque ignoraban el significado de amar
A. El que ama es paciente
B. El que ama es bondadoso
C. El que ama evita la envidia
D. El que ama evita creerse más
E. El que ama evita engreírse
Amar es el estilo de vida que Cristo espera de sus seguidores. Al pasar de muerte a vida el creyente comienza el camino del amor hacia su semejante y la muestra más palpable de su nuevo nacimiento es que ama porque se deshace de su egoísmo y empieza a mostrar ciertas actitudes hacia las personas que lo rodean.
En el verso cuatro del capítulo trece, el apóstol Pablo nos muestra cinco definiciones sencillas y pero profundas de lo que significa amar a nuestro prójimo.
A. El que ama es paciente
La versión Reina Valera 1960 dice que el amor es sufrido. Así parecería que amar es sufrir, sin embargo la expresión griega “makrothumeó” que se usa en el original para la palabra sufrir literalmente significa “temperamento largo”, lo que nos lleva a pensar que el vocablo se traduce mejor como paciencia que sufrir.
La expresión “makrothumeó” se puede traducir también como tolerante, como soportar y en ese sentido como alguien que sufre. La palabra nos hace pensar en una persona que se tarda en enojar, que evita al máximo responder de inmediato con ira o con enfado ante una situación que lo pone incomodo.
El amor, entonces, tiene como una de sus virtudes que quien lo práctica se tarda en enojar, se domina para evitar tener arranques de ira o soporta las ofensas en su contra sin responder de la misma forma a quien le lanza improperios o lo lastima con sus palabras o sus actitudes.
Quien ama a su prójimo tarda en enojarse con él. Sin importar lo que haga. El creyente que ama tiene bajo su control sus reacciones y no se deja arrastrar por el sentido de la venganza o revancha contra quien por alguna razón se muestra hostil o sumamente crítico con su persona.
B. El que ama es bondadoso
El amor es benigno dice nuestra versión Reina Valera 1960 y ese término se traduce de diferentes maneras en algunas versiones. Para uno se trata de alguien benigno, dulce y bienhechor, amable, bondadoso y servicial.
La palabra griega de donde procede la expresión “benigno” es “chrésteuomai”, que a su vez procede del vocablo “chréstos” que quiere decir literalmente alguien que proporciona lo que es útil y en esen sentido es bueno o benigno. El término se refiere a una clase de persona que es servicial de manera amable.
El que ama, de acuerdo a esta definición, es una persona que ha descubierto que su vida puede resultar útil a otra persona y se convierte en alguien que son sus acciones busca el bien de otro. Se trata de una clase de seres que se pone al servicio de otros su capacidades para ayudar.
Esta clase de amor al prójimo es la que hace o provoca que una persona en lugar de pensar en lo beneficios que puede obtener de otra persona. La persona que ama se convierte en alguien útil para otro y al saberlo lo hace con amabilidad. Amar de esta manera es hacer algo por otro con una actitud correcta.
Cuando decimos que amamos debemos estar conscientes de que estamos dispuestos a ser útiles a los demás con gusto y con alegría.
C. El que ama evita la envidia
El envidia es uno de los grandes males que han aquejado a esta humanidad desde el principio de la creación. Fue la envidia la que llevó a Caín a matar a su hermano Abel porque Dios vio con agrado la ofrenda de Abel y la suya no. Eso despertó la envidia en él, que lo llevó a la ira y finalmente a privar de la vida a su consanguíneo.
El envidioso mira lo que tienen otros y su molestia reside no en no tenerlo, sino en que esa persona sí lo tiene. Es una grave desviación del alma que hace de las personas seres infelices por el progreso, triunfos o bienes de otras personas. Le resulta imposible compartir con ellos la dicha o alegría de tener lo que poseen.
Pablo utiliza la palabra griega zelo en su sentido negativo. Esa palabra surge del sonido del agua hirviendo para señalar lo que le ocurr a una persona celosa. Literalmente hierve de ira y odio hacia quien vive de mejor manera que él. Se trata de una grave distorsión de la realidad porque da por hecho que a quien envidia vive inmejorablemente.
Cuando Pablo escribe que el amor no es envidioso, quiere decir que el que ama se guarda sus celos al tener ante sí a una persona que goza de más bienes, más dicha o mejores condiciones de vida y no se llena de molestia y enojo por ver que vive mejor o hace más bien las cosas.
La envidia no solo inhibe el amor, sino que aleja de la vida de las personas que en lugar de alegrarse con los que se alegran, quisiera verlos fracasados o que pierdan lo que tienen porque a él lo hace inmensamente infeliz.
D. El que ama evita creerse mas
El amor, dice Pablo, no es jactancioso. La mejor traducción para jactancioso es presumido. Así lo podemos entender cuando descubrimos que la palabra griega “perpereuomai” se traduce como “fanfarrón” o como quien quiere llamar la atención de todos haciendo alarde de lo que cree ser o lo que cree tener.
Los presumidos tiene como característica esencial hacer sentir menos a los demás. El presumido se llena la boca de logros, que tal vez no ha tenido, de posesiones que quizá solo existan en su mente y vive en medio de grandezas que muchas de las veces solo están en su imaginación.
Una persona que ama no es presumida.
E. El que ama evita engreírse
El amor no se envanece, dice Pablo, según nuestro texto de la Biblia versión Reina Valera 1960. La expresión es traducida en otras versiones como no se ensoberbece, no se hincha, no es orgulloso y no es engreído, lo que nos ayuda a entender que el amor simple y sencillamente es humildad.
Y no puede ser de otra manera porque el orgullo es la expresión más elevada del culto del ego. Es la manifestación exaltada del yo que hace de las personas seres apegadas a sí mismos. El orgullo hace que las personas solo piensen en ellos y no haya cabida para otros intereses que no sean los suyos.
La palabra envanecer procede del griego “phusioó” que literalmente quiere decir alguien o algo que se hincha. La palabra aparece en el Nuevo Testamento siete veces, seis de las cuales es precisamente en la primera Carta a los Corintios. Se traduce también como orgullo, soberbia o vanidad. De allí la expresón hinchar o inflar.