La Biblia dice en 1ª de Corintios 6:13-20
Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. 15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. 16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. 17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. 18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Introducción
Los Corintios vivían una vida libertad sexual absoluta. Su cultura los había llevado a considerar el sexo como una parte inevitable en la vida. Justificaban esa creencia con un dicho que el apóstol Pablo cita: las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas. Algunas versiones lo traducen como la comida es para el estómago y el estómago para las comidas.
En realidad estaba diciendo que el cuerpo tiene ciertas necesidades y hay que dárselas sin reparar si al proporcionárselas se estaba haciendo bien o se estaba incurriendo en una falta. Para ellos no había límites ni fronteras en cuanto a lo que hacían porque a su juicio al cuerpo había que complacerlo o más que eso había que darle lo que pidiera.
Y si el cuerpo quería sexo, entonces, había que complacerlo porque así como como el estómago es para la comida y la comida para el estómago de la misma manera el cuerpo es para el sexo y el sexo es para el cuerpo y según ellos no había porque alarmarse por la forma en la que esa necesidad física se suplía.
Para mejor comprender esta forma de concebir la vida debemos saber que la ciudad de Corinto era el asentamiento donde se ubicaba el famoso templo de Afrodita.
Afrodita era la diosa del amor y la deidad de la fertilidad. Su culto tenía como base las relaciones sexuales de sus cientos de sacerdotisas confinadas en el gran templo construido en Corinto.
Desde ese punto de vista, para los Corintios el sexo era inherente a su cultura. Nacían, vivían y morían teniendo a su vista a mujeres que “servían” a su diosa teniendo relaciones sexuales con los practicantes de ese culto y entonces vivir de esa manera de ningún modo les parecía obsceno ni mucho menos degradante.
Los historiadores que se han acercado a la religión o culto de Afrodita han descubierto que la prostitución en Corinto y en otras ciudades de Grecia y Roma la ejercían dos clases de mujeres: las porné y las hetairas. Las primeras eran las rameras ordinarias que pululaban entre los hombres del pueblo y las segundas era las cortesanas o rameras de alta clase.
El evangelio llegó a esa ciudad y el enfrentamiento entre la pureza y vida santa que demanda la Escritura con una vida licenciosa donde las relaciones sexuales de toda clase no eran vistas como algo malo o algo inmoral tuvo un feroz choque. Entre los Corintios no había ningún mal en tener sexo con quien sea y Pablo tuvo que poner orden en ese tema.
Solo les faltaba amor
Porque pensaban: “Al cuerpo lo que pida”
A. Pero el cuerpo no es para la fornicación
B. Pero el cuerpo es del Señor
C. Pero el cuerpo es miembro de Cristo
D. Pero la fornicación perjudica al cuerpo
A la falta de límites en su vida, los Corintios tenían que luchar contra su cultura, tenían que pelear contra los usos y costumbres sexualizados de su tiempo y Pablo les indica el camino a seguir en esa feroz batalla.
A. Pero el cuerpo no es para la fornicación
Pablo les dice en el verso trece de manera categórica que el cuerpo no es para la fornicación. La palabra fornicación la hemos estudiado en otras ocasiones y procede de la raíz griega “pornoia” de donde procede el término pornografía y que en esos tiempos se usaba para referirse a la mujeres que eran prostitutas.
El término bíblicos la expresión se refiere a una relación sexual fuera del matrimonio y la declaración de Pablo tiene como objetivo quitar de tajo la idea equivocada que los Corintios tenían sobre la libertad sexual en la que se vivía en esa ciudad. El cuerpo no fue diseñado para una vida sexual sin freno o sin límite.
Más adelante el propio Pablo nos llevará a Génesis, pero al hablar de la vida sexual inevitablemente debemos decir que Dios creó al hombre con el don de disfrutar su sexualidad. Así fue diseñado por el Creador, pero para ello creó a su esposa para que la vida sexual del ser humano se circunscribiera a la vida matrimonial.
En el caso del cuerpo con el sexo no aplicaba el dicho que ellos tenía, la viandas para el estómago y el estómago para las viandas, porque esa no fue la intención divina cuando creó al hombre y a la mujer.
B. Pero el cuerpo es del Señor
En el mismo verso trece, el apóstol aclara la razón y función del cuerpo, cuando les dice que el cuerpo es para el Señor, y el Señor para el cuerpo. En otras palabras, el creyente tiene que trascender su cultura y sus pensamientos e instalarse en la nueva realidad que tiene al haber recibido la salvación de Cristo.
La idea que tiene en mente Pablo es que al creer en Jesús como su Salvador, los hombres y mujeres han dejado de pertenecerse a sí mismos y su vida ha entrado en una nueva relación con Dios donde todo ya no es suyo, sino del Señor, incluyendo por supuesto el cuerpo que muchos piensan que es de ellos y de nadie más.
Los cristianos de Corinto debían de pasar de su dicho: la comida para el estómago y el estómago para la comidad a el cuerpo para el Señor y el Señor para el cuerpo, es decir debían dejar sus antiguas creencias sobre su físico e instalarse en la nueva realidad que trae consigo haber sido salvados.
El argumento que el apóstol les da es sencillo pero contundente en el verso catorce cuando les dice: Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. Es decir el cuerpo, de estar vivos cuando el Señor regrese, será con el que Dios los llevará al cielo, de igual manera como ocurrió con Cristo cuando fue resucitado con su cuerpo.
De allí la relevancia de saber que la importancia del cuerpo y no ponerlo al servicio de la inmoralidad sexual.
C. Pero el cuerpo es miembro de Cristo
Del verso quince al verso diecisiete el apóstol Pablo escribe lo siguiente:
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. 17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
El creyente está unido, vinculado y ligado de manera inseparable a su Señor. Hay una perfecta comunión entre los creyentes y el Señor porque son miembros de su iglesia, el cuerpo de Cristo y de ningún modo se pueden ligar a una ramera porque al hacerlo se vuelven uno solo con ella.
Pablo hace una analogía con lo que Dios le dijo a Adán y Eva cuando los creó que ya no serían más dos, sino uno. Esa misma verdad acontece cuando un hombre se une o se relaciona sexualmente con una prostituta se hace uno solo con ella y eso es incompatible con su nueva condición espiritual.
D. Pero la fornicación perjudica al cuerpo
Del verso dieciocho al verso veinte encontramos esta advertencia de parte del Señor:
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
La fornicación es perjudicial al cuerpo por dos razones que esgrime el apóstol.
La primera es que el cuerpo del creyente es el templo del Espíritu Santo. La presencia de Dios reside en cada creyente y es incompatible una vida sexual desordenada con la estancia del Santo Espíritu de Dios, una bendición que no existió en el pueblo judío que tenía la presencia del Señor en el templo, pero no en ellos.
La segunda razón que nos da Pablo es que cada creyente fue comprado por un precio inestimable, es decir, excesivamente elevado porque fue la sangre del Cordero de Dios que fue muerto en la cruenta cruz del calvario y gracias a ese sacrificio la humanidad se pudo reconciliar con el Creador.
Los pecados sexuales atentan contra el cuerpo como ningún otro, dice Pablo al recordar que robar, mentir, deshonrar a nuestros padres y otros pecados no están directamente relacionados con el cuerpo y por eso es tan delicado caer en esta clase de maldades.