La Biblia dice en Job 8:14

Porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña.

Bildad, suhita, también dirigió palabras ciertas, pero equivocadas a su amigo Job. Le dijo que lo sucedido a sus hijos fue en realidad el pago por haberse olvidado de Dios. Incluso le insinuó que el propio Job había dejado de tener presente al Creador en su vida, algo totalmente equivocado porque Job tenía en su corazón al Señor y pedía siempre por su vástagos por si ellos habían pecado contra el Señor.

Sin embargo, lo que le dice al patriarca es cierto: quien se olvida de Dios queda indefenso y sin protección y su ejemplo es devastador para enseñarnos cual es la triste condición de una persona que vive sin Dios: su confianza es tela de araña, una metáfora excesivamente ilustrativa.

Para entender un poco este texto resulta necesario acercarnos a la costumbre que desde hace miles de años ha existido para proteger una casa. Antes de contar con bardas de ladrillo o piedra, los hombres cercaban su casa con mallas rústicas de madera y material natural que pudiera resultar resistente para evitar el ingreso de intrusos.

Una casa o un hogar debía cuidarse y blindarse contra toda clase de enemigos. Los castillos son el mejor ejemplo del grado de atrincheramiento con el que se defendieron las personas en la antigüedad de los ataques de sus enemigos.

Una persona que se olvidaba de Dios estaba amurallando su vida con una tela de araña, es decir con una malla sin nada de resistencia a la hora de amparar, resguardar y defender no solo sus bienes, pero principalmente su existencia, lo que lo dejaba en completa indefensión a la hora de enfrentar a sus adversarios.

Dejar de considerar a Dios en nuestras decisiones, creer que nosotros podemos con nuestras propias y reducidas fuerzas hacer frente a las adversidades es tonto, en realidad lo que estamos haciendo es quedar desprotegidos, a merced de quienes desean dañarnos, maldecirnos o simplemente vernos fracasar.

Darle la espalda al Creador siempre tiene consecuencias negativas, por eso tengámoslo presente a cada momento, que en las horas difíciles él será para nosotros una muralla infranqueable y no una telaraña.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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